Furia obrera en Brest

Las barricadas cortan las calles pero abren perspectivas. Muchos pudieron pensarlo en 1935, año en que la ciudad de Brest fue escenario de violentos enfrentamientos y tumultos sangrientos, que opusieron la población obrera a las fuerzas del orden. La prensa de entonces dedicó grandes titulares a acontecimientos hoy mayormente olvidados.

El Frente Popular no fue sólo el resultado de una alianza electoral, sino también un poderoso movimiento social. Y los tumultos de Brest (6, 7 y 8 de agosto de 1935) cumplieron una función importante en la génesis de la "mejoría" que se registró en la primavera y el verano de 1936. En efecto, esas acciones obligaron a todas las organizaciones de izquierda incluidas en el movimiento unitario, a enfrentar las cuestiones planteadas por los manifestantes bretones. ¿Se trataba de un proceso revolucionario capaz de dinamizar el Frente Popular?, ¿o al contrario, había que frenar esas reivindicaciones obreras, para evitar debilitar una alianza electoral que incluía un partido moderado (los radicales)? ¿Qué sentido dar a ese brote de furia, irreductible a la acción "de agentes provocadores"?

Los partidos políticos -y en primer lugar el Partido Comunista Francés (PCF), principal actor del activismo político y social pocos meses antes- así como los sindicatos, pasaron diez días tratando de encontrar alguna respuesta a las expectativas de los obreros, castigados por la crisis económica y violentados por una represión que produjo tres muertos en sus filas.