Discusiones en torno al sector eólico de Francia

En septiembre de 2006 se alcanzó la cifra simbólica de 1.000 megavatios (Mw) de energía eólica instalada en Francia. Para poner en perspectiva la dimensión de esta producción, hay que dar otras cifras: 1.000 Mw equivalen a un reactor de una central nuclear; Alemania tiene una capacidad eólica de 18.500 Mw y España, con 20.200 Mw, es el campeón europeo. Con estas cifras a la vista puede verse que en Francia, después de haber estado estancado durante mucho tiempo, el desarrollo eólico fue considerable durante los últimos cinco años. Prácticamente se duplicó entre 2004 y 2006, y se prevé otra duplicación de aquí al 2008. Esta súbita aparición de los generadores eólicos en nuestro paisaje suscitó interrogantes entre los vecinos de esas máquinas. Lo que es más grave aún, dos generadores eólicos explotaron en noviembre de 2006 en Aude (departamento del sur de Francia cuya capital es Carcassonne), víctimas de una guerrilla que reclama la supresión lisa y llana de estas máquinas.

Este cuestionamiento es una de las consecuencias del retraso de Francia en este tipo de energía. En efecto, en Alemania, Dinamarca y España, líderes históricos, la energía eólica está instalada en las costumbres y se ha dicho prácticamente todo sobre sus ventajas e inconvenientes. En España, particularmente, se organizaron consultas populares desde 1996 y cada región tomó una decisión. Algunas rechazaron la energía eólica, prefiriendo la solar. Andalucía, por ejemplo, eligió la energía del viento, que creó en total 30.000 empleos en el país.