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Stéphane Hessel, una vida de novela

¡Indignaos!

En su último libro Stéphane Hessel, este ejemplar personaje de 93 años, diplomático de profesión, escribe sobre la indignación como una motivación para la militancia. Frente a la actual crisis, expresa el malestar de muchos y llama, a modo de solución, a una “insurrección pacífica”. Habiendo participado en 1948 en la elaboración y redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Hessel es sensible a todas aquellas situaciones donde se los avasalla.

Tiene 93 años. Se llama Stéphane Hessel y la historia de su vida es una fabulosa novela. Lo era ya, en cierto modo, antes de que naciera. Quizás algunos recuerden aquella película de François Truffaut, Jules et Jim; la mujer anticonformista interpretada por Jeanne Moreau y uno de sus dos amantes, Jules –judío alemán traductor de Proust–, fueron sus padres. En la atmósfera artística del París de los años 1920 y 1930, Stéphane Hessel creció rodeado de los amigos de la casa, entre otros, el filósofo Walter Benjamin, el dadaísta Marcel Duchamp y el escultor Alexander Calder.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial se alistó en la Resistencia y se sumó, en Londres, al equipo del general De Gaulle, quien le confió una peligrosa misión en territorio francés. Detenido por los nazis, fue torturado y deportado al campo de exterminio de Buchenwald, de donde trató, una y otra vez, de escaparse. Finalmente lo capturaron y lo condenaron a la horca. A punto de ser ejecutado consiguió usurpar la identidad de un muerto y logró por fin escaparse. Se unió a la Lucha por la Liberación de Francia, inspirado en los principios del Consejo Nacional de la Resistencia que prometía una democracia social, la nacionalización de los sectores energéticos, de las compañías de seguros y de la banca, y la creación de la Seguridad Social.

Después de la victoria, De Gaulle lo envió –con apenas 28 años– a la ONU, en Nueva York, cuyos fundamentos teóricos se estaban madurando por ese entonces. Allí, Hessel participó, en 1948, en la elaboración y redacción de uno de los documentos más trascendentales de los últimos seis decenios: la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Regresó luego a París para integrarse en el gabinete socialista de Pierre Mendès-France, que inició la descolonización, puso fin a la guerra en Indochina y preparó la independencia de Túnez y Marruecos.

Este noble y persistente defensor de las causas justas, diplomático de profesión, ha (...)

Artículo completo: 1 263 palabras.

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Ignacio Ramonet

Director de Le Monde diplomatique, edición española.

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