Democratizar la pantalla

El anuncio sobre la destinación de casi 100 millones de dólares a Televisión Nacional de Chile (TVN) ha generado una oleada de críticas, particularmente de las cúpulas partidarias y de grupos parlamentarios de distintos signos políticos. La mayoría de los detractores de la medida han centrado sus dardos en el momento en que se hace el anuncio, marcado por la pérdida de ritmo de la economía, el alza del desempleo y los ajustes que prevén al presupuesto fiscal; así como el contexto de crisis que vive TVN, con millonarias pérdidas, su desconexión con las audiencias y con remezones en su gobierno corporativo.

Pero la crisis de TVN era algo más que previsible. En general la televisión abierta está perdiendo terreno en la lucha por capturar y retener audiencias. Éstas se han hecho más volátiles, se han roto los lazos de fidelidad, la distribución del avisaje se ha desconcentrado y los hábitos de las personas han cambiado. Los jóvenes de hoy no ven TV, prefieren el uso de sus computadores, tabletas o el celular. A esos drásticos cambios en los hábitos de las audiencias, la televisión abierta chilena está llegando tarde, y sobre todo TVN que, desde hace varios años, ha bajado el ritmo de sus inversiones tecnológicas...