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Una institución potente debilitada por la tentativa de golpe de Estado

La puesta en vereda del ejército turco

El intento de golpe de Estado del 15 de julio de 2016 en Turquía recuerda hasta qué punto el ejército es un actor de peso, susceptible de alterar el equilibrio de las fuerzas políticas. Esta institución, fundada en 1923 y antigua heredera de la modernización de las fuerzas otomanas en 1826, constituye ante todo una potencia militar central. En términos de efectivos, 800.000 hombres (1,5 millones si se incluyen los reservistas y el personal asimilado), es la octava a nivel mundial y, detrás de la de Estados Unidos, la segunda en el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de la que continúa siendo un eje esencial tras haber sido durante mucho tiempo calificada como “primera línea de defensa” frente a la ex URSS y a sus aliados del Pacto de Varsovia. Sus tropas intervienen como fuerza de mantenimiento de la paz en varios países (Afganistán, Somalia, Kosovo…), pero se encuentran estacionadas también en la parte norte de Chipre. Y muchas de sus unidades están habituadas al combate debido a las operaciones que se llevan a cabo contra la guerrilla kurda desde 1984. Por último, y es un hecho menos conocido, el ejército turco, cuyo presupuesto alcanza los 25.000 millones de dólares (es decir, más del 3% del Producto Interno Bruto), representa también un actor económico de peso gracias a su industria de defensa y a sus diversas entidades financieras (fondos de pensión, bancos, fundaciones, etc.)...

Artículo completo: 251 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de octubre 2016
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Sümbül Kaya

Doctora en Ciencias Políticas, Universidad Paris 1 Panthéon-Sorbonne. Postdoctoranda del Centre d’Etudes et de Recherches Administratives, Politiques et Sociales (CERAPS), Universidad Lille-II.

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