Homenajeada por las Naciones Unidas, invitada por el papa Francisco, celebrada por los medios del mundo entero, la gurú india Amma atrae a multitudes, inspira a los artistas y se codea con los más altos dirigentes del planeta, gracias a los abrazos que prodiga en cadena en encuentros masivos.
El incienso se propaga en la atmósfera. Unos músicos entonan cantos espirituales indios, hipnóticos. Y por encima de las cabezas, como una consigna, se impone una enorme leyenda en letras mayúsculas: “Abrazar al mundo”. Es la traducción del nombre de la organización internacional Embracing the World (ETW), personificada por su jefa religiosa Mata Amritanandamayi, más conocida por el nombre de Amma (“mamá” en hindi). Bajo la vigilante mirada de sus guardaespaldas patibularios equipados con radios, Amma, vestida con un sari inmaculado, está sentada en loto sobre un pequeño trono en torno al cual se apiñan, extasiados, sus devotos. Dentro de la sala Zénith de Tolón, varios miles de personas esperan para llegar, en los últimos metros de rodillas, a estrecharse contra el pecho de esta gurú india oriunda del estado de Kerala. Todos vinieron a recibir el darshan, el abrazo de Amma, convertida en símbolo de su organización. Ella declara haber abrazado a más de 36 millones de personas en todo el mundo.
La escena ocurre en noviembre de 2015, en Francia, adonde la “madre divina” va cada año desde 1987, en el marco de su gira mundial para abrazar a miles de personas. Pero las multitudes son igualmente copiosas en España, Alemania, Suiza, Holanda, Finlandia, Italia, Reino Unido, Israel o América del Norte. De junio a julio de 2016, el “Amma Tour” hizo escalas en Seattle, San Ramon, Los Angeles, Santa Fe, Dallas, Chicago, Nueva York, Boston y Washington, luego en Toronto y Tokyo...
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