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La última frontera

Exploración a la Fosa de Atacama

El verano del 2018 fue muy significativo para la ciencia oceanográfica chilena, al coincidir dos exploraciones científicas en la entonces prácticamente inexplorada Fosa de Atacama. En ambas participó el Dr. Osvaldo Ulloa Quijada, director del Instituto Milenio -IMO- con sede en la Universidad de Concepción.

Más allá de todas las cosas está el océano. Seneca

En enero de 2018 le correspondió al equipo del IMO en el barco científico chileno AGS-61 “Cabo de Hornos” la exploración de la Fosa de Atacama con un Lander bautizado “Audacia” hasta los 8.081 metros. El dispositivo obtuvo diversas imágenes, muestras de agua y organismos, a la vez de hacer múltiples mediciones de oxígeno y temperatura. Se calcula que el costo ascendió a medio millón de dólares incluyendo la logística y lo operacional, o sea, expresado en buen chileno todo fue “con las patas y el buche”.

Después, en marzo del mismo año, científicos de quince países incluido chilenos, conformaron una nueva expedición: la ERC-Hades a bordo del buque alemán RV SONNE. Una gigantesca red Mocness adquirida con fondos de CONYCIT y activada por mecanismos electroacústicos les permitió recolectar muchos organismos, entre ellos peces y crustáceos hasta los 5.157 metros. Para la ciencia de Chile y mundial se inauguraba una nueva frontera del conocimiento. Esta es la crónica del cómo se hizo y de la situación en que ha quedado la oceanográfica nacional luego de ese notable verano del 2018.

Preguntas adecuadas
En ciencias, algo central es que las preguntas sean las pertinentes a los diversos momentos de una investigación. Relata Osvaldo Ulloa: “A fines de los 90 se abrió una oportunidad en CONICYT de armar un centro de Ciencias del Mar, hicimos un taller y nos preguntamos: ¿Qué tenemos en Chile en términos marinos, donde podamos con poca inversión hacer una contribución importante?”. Así fue como siguieron dando pasos. “En el norte de Chile y frente a Perú, hay una capa que está entre los 100 y los 400 metros, que cuando empecé a estudiar se decía que ahí la concentración de oxígeno era muy baja. Después, asociados con los daneses demostramos que no había nada de oxígeno, cero oxígeno. Eso tiene que ver con la circulación de las aguas que se ventilan muy poco y lo otro es que al haber mucha productividad en la superficie, esa materia orgánica al caer consume el oxígeno restante” rememora el investigador.

En el 2013 había que plantearse nuevos desafíos científicos para la creación del IMO y era el momento de estudiar el océano profundo. Ulloa siguió investigando hasta dar con el científico danés Ronnie Gludt a quien había conocido cuando eran jóvenes y quien estaba estudiando las grandes fosas océanicas. Este el 2013 había publicado un artículo que cambiaba un poco el paradigma de cómo se entendían estas regiones. Eso le siguió confirmando que estaba en (...)

Artículo completo: 1 524 palabras.

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Ignacio Vidaurrázaga

Periodista.

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