Una organización necesaria

La organización secundaria no nace de la nada; es una organización voluble, difícil, adrenalínica y adolescente. Día a día a los estudiantes no sólo nos toca lidiar con las injusticias dentro de las aulas y lo establecimientos educacionales, sino que durante el proceso de entrar a la secundaria nos vemos de manera indirecta o directamente a encontrar nuestro rumbo y nuestro objetivo de vida. Vemos cómo muchas compañeras y compañeros van quedando en el camino desde la vulnerabilidad, porque tienen que cuidar a sus hermanos, porque tienen que salir a trabajar para ayudar en sus casas, o simplemente no asisten porque su entorno lleno de narcotráfico no les permite llegar más lejos que a la esquina de su casa.

Ser secundario es difícil, te tienes que enfrentar a todo prácticamente solo y encontrar una oportunidad en un sistema que no te brinda ni la más mínima ayuda para poder estudiar y encontrar movilidad social.

La lucha del estudiante secundario es dura, tienes que evadir la micro porque te quedas sin plata para la colación si cargas el pase, tienes que estudiar solo porque en el aula apenas te dan una pincelada de conocimientos, tienes que llorar, sufrir y generas ansiedad porque los colegios no son un entorno seguro. La concepción del movimiento secundario es dura, muchas veces nos critican porque somos “chicos”, porque “somos adolescentes y no sabemos lo que hacemos”, “es que las hormonas”, “es que son flojos y no quieren estudiar”. Estas palabras son las que constantemente escuchamos, pero aun así no nos rendimos.

Los espacios hoy son diversos, así como hay odio hay amor, así como hay gays hay lesbianas, así como hay profesores bacanes hay inspectores que solo te hacen la vida imposible porque están ahí por plata y no por vocación.

La lucha del estudiante secundario es contra todas las injusticias, contra las AFP que les roban a nuestros abuelos, contra las grandes empresas que sobreexplotan a nuestros papás, contra la salud mercantil que nos hace (...)