El accidente aéreo del pasado viernes 2, que le costó la vida a 21 chilenas y chilenos, entre ellos destacados profesionales de TVN, del Consejo de la Cultura, de la FACH y de la Fundación Desafío Levantemos Chile, ha dejado de manifiesto una gravísima negligencia del mando de la Fuerza Aérea.
Todo Chile ha escuchado al propio Presidente de la República describir en reiteradas oportunidades los inconvenientes que presentaba el avión siniestrado para operar en esa zona. ¿Por qué entonces se uso ese tipo de nave? El país no puede entender tampoco que se volase sin combustible para retornar al continente en caso de dificultades para el aterrizaje. La Teniente Fernández, una joven de 26 años, estaba obligada a aterrizar en la isla, fueran cuales fueran las condiciones climáticas. No tenía alternativa. El único otro camino era estrellarse en el mar junto a todos los ocupantes de su avión, como trágicamente ocurrió.
El golpe para la sociedad chilena ha sido tremendo. Nuestro pueblo ha llorado a los comunicadores que estaban todos los días en sus hogares alegrándolos. Ha llorado al equipo de esforzados voluntarios dedicados a una tarea de reconstrucción que el Estado no ha sabido asumir adecuadamente. Ha llorado a sus esforzados funcionarios públicos y a sus jóvenes militares. Pero tras el llanto surge la certeza de que la causa no fue el acaso, no fue la simple mala fortuna, no fue el destino. Hubo negligencia, hubo increíble descuido con la vida humana.
Por lo anterior es que exigimos que el alto mando de la FACH asuma su responsabilidad. Exigimos que en Chile rija de una vez y a plenitud el principio de la responsabilidad del mando en todas las instituciones. Esta es la responsabilidad que corresponde al jefe superior de una institución por los hechos de sus subordinados, cuando queda en evidencia que no se adoptaron las medidas adecuadas para prevenirlos y evitar los resultados dañosos. La Fuerza Aérea de Chile demostró no contar con procedimientos que permitieran evitar que un vuelo en condiciones tan peligrosas tuviese lugar. El velar porque esos procedimientos existieran es responsabilidad fundamental de su alto mando.
El hacer efectiva la responsabilidad del mando superior de la FACH no debe ser entendido sólo como una sanción, sino también como ejemplo para sus futuros oficiales superiores y para grabar indeleblemente en la doctrina institucional algo que nunca debió olvidarse: Que cuanto más alto es el cargo, mayor es la responsabilidad, y que esa responsabilidad es máxima cuando está en juego la vida humana. La Fuerza Aérea, su alto mando y, en particular su Comandante en Jefe, General del Aire Jorge Rojas, deben responder por esta negligencia.
DEMOCRACIA PARA CHILE
Santiago, 7 de septiembre de 2011
