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Atentado al Tirano: El derecho a la rebelión. Por Enrique Villanueva

A pocas horas de la fecha del intento de ajusticiar a Pinochet, el siete de Septiembre de 1986, me viene el recuerdo y la imagen del ideólogo de esa operación, el Comandante José Miguel (Raúl Pellegrin F.) el Jefe del FPMR y de quien dirigió la emboscada al dictador, el Comandante José Valenzuela Levi. No podía entonces dejar de reivindicar ese hecho histórico, recordando que, como otras acciones de combate que realizamos, fue nuestro reclamo digno del justo derecho a la rebelión en contra del tirano.

Lo hago sin ningún complejo porque esa es la herencia que el FPMR legó al pueblo de Chile y principalmente a la juventud, el haberle disputado la hegemonía de las armas a la dictadura y a los generales, que arrastraron a sus instituciones en la cobarde represión en contra de su propio pueblo. Durante años las armas y las FFAA fueron usadas para atormentar a los chilenos y como ya todos sabemos, fueron empleadas para refundar el capitalismo en Chile por ende el Estado y la nación.

Ese fue el objetivo central del golpe de Estado cívico-militar de 1973, razón por la cual, mientras la represión militar recorría Chile de manera impune, los ideólogos civiles inventaban una nueva Constitución y un nuevo orden económico, entregando a quienes habían financiado el derrocamiento de Salvador Allende, nuestras riquezas. Durante la dictadura nunca imperó el estado de derecho, en ese período de gobierno, todos los poderes del estado se subordinaron al dominio omnipotente impuesto por las armas. En su reemplazo Pinochet, los Generales y los Oficiales superiores al mando de las FFAA crearon la imagen de una guerra. Pero no lo hicieron solos, sino que con el apoyo de jueces, de los partidos políticos de la derecha, de empresarios, de la cúpula de la iglesia y en particular de Jaime Guzmán, todos ellos legalizaron la guerra sucia como una política de estado y para encubrir sus horrendos crímenes.

En medio de este contexto la emboscada a Pinochet, encierra el reclamo valiente de una juventud que nunca acepto el abuso de poder, que levanto la dignidad de su pueblo hasta un lugar mas alto que la Cordillera de los Andes. Fue una acción militar notable, que demostró además otra cosa, que aquellos soldados de elite, altamente especializados para la guerra en contra de un pueblo desarmado, en ese combate de verdad, con opositores armados en igualdad de condiciones, no dieron el ancho.

Es cierto que la acción militar falló, a eso contribuyeron ciertos imponderables y errores de planificación operativa, los que permitieron que el tirano saliera ileso. Pero quedo escrito el mensaje en la conciencia de cada chileno y chilena a perpetuidad, que el pueblo tiene el derecho a organizarse para luchar y defenderse de sus opresores.

Hasta hoy se han entregado unas cuantas versiones del atentado a Pinochet, intentando tergiversar la historia y la mayoría en boca de quienes nunca participaron de ella. Se le denominó Operación siglo XX, en el marco de la política de rebelión, no como una acción aislada, sino que como consecuencia del ascenso de todo el gran movimiento social y de protesta anti dictatorial, por eso fue la expresión máxima de su avance.

Cuando se estudiaron los posibles objetivos y se planificó la acción, la idea operativa fue darle un golpe, el más duro de todos a la dictadura, por ello se eligió al numero uno, al líder del acto mas cobarde realizado en Chile, me refiero al golpe de Estado cívico-militar de 1973. Por eso había que golpearles en el corazón y demostrarles que no eran intocables, dejando como legado, que si se podía luchar en contra del tirano, movilizándose, saliendo a la calle, perdiendo el miedo, organizándose, también lo haríamos en su terreno y lenguaje, en el plano militar.

En el FPMR nadie sabia que el objetivo era Pinochet, se ordenó mantener el secreto hasta el último momento, para así garantizar el éxito de los planes elaborados para ese fin. Como en alguna oportunidad lo precisó Vasilli Carrillo, “me correspondió entregar las armas a los combatientes pero nunca supe para que eran y donde iban a ser utilizadas” con ese rigor se trabajaba en ese momento.

El otro paso importante era reivindicar este hecho, de manera simultánea en Chile y en el extranjero, a esa altura ya teníamos organizado todo un trabajo en el exterior en mas de 15 países y con relaciones políticas en los mas altos niveles en Europa y Latinoamérica. Cada uno cumplió su papel, el mío fue reivindicar la acción en contra de Pinochet en el exterior y escogimos México para eso.

Nosotros reivindicamos desde el primer momento el intento de ajusticiar al tirano, porque eso era una inyección de moral grande para la lucha antidictatorial. También sabíamos que si el resultado era exitoso o fallaba, de igual manera se harían escuchar voces en contra, desde la dictadura y también desde las filas de la dirigencia de la izquierda pesimista, la que nunca creyó en el derecho a rebelarse, pero que no tardó en “hacer correr la voz” de que la operación siglo XX había sido hecha “por los propios milicos”.

Pero el golpe fue tan significativo, que hoy nadie podría desconocer su aporte, como un paso grande que permitió avanzar hacia el fin de la dictadura. De hecho el gobierno norteamericano se puso en alerta, sintió que la permanencia del tirano alentaría la lucha revolucionaria, a esas alturas ya los chilenos habían perdido el miedo y el FPMR actuaba dando golpes certeros que alentaban la rebelión popular.

Desde ese momento la presión y la plata gringa reordenó a la oposición, ya no se habló mas de la izquierda, sino que de la Centro Izquierda, iniciándose una política de acuerdos con la derecha menos radical, la cual paso a llamarse Centro Derecha, creándose los puentes para una negociación con la dictadura, lo que al final permitió el plebiscito de 1988. De ante mano previmos esta situación y sabíamos que mientras mas se avanzara en este proceso iríamos siendo marginados del mismo, porque nos transformamos en un obstáculo para ese proceso político y de alianzas, sabíamos también que debíamos esperar una respuesta de la represión. Cuando se planificó la operación siglo XX esta se consideró como una variable real, alertándonos que podría ser violenta en nuestra contra.

Recuerdo que Raúl (Pellegrin) lo comparó con la respuesta fascista de las SS después del atentado que militares alemanes patriotas hicieron en contra de Hitler, lo que significaba una ofensiva represiva y el intento de descabezar al FPMR. Pero nunca nos imaginamos que la CNI, al mando del oficial de ejercito, el psicópata Alvaro Corbalán Castilla, actuara de manera tan cobarde, en contra de personas inocentes, secuestrándolos, asesinándoles y luego abandonándolos en distintos puntos de Santiago acribillados a balazos: José Carrasco, Felipe Rivera, Gastón Vidaurrazaga y Abraham Muskalbit.

Durante 17 años sufrimos en carne propia los atropellos y violencias del régimen, fuimos testigos de innumerables asesinatos como las de estos compatriotas. Y fue por eso justamente que nos organizamos en el FPMR, convencidos de que era, como lo fue, una forma decisiva para terminar con el origen de la violencia misma, la dictadura.

Son tantos los chilenos y chilenas asesinados, torturados, que hace falta, en medio de esta vapuleada reconciliación y en medio de perdones formales, un homenaje sincero a nuestros héroes. Jóvenes chilenos, que junto con poner lo mejor de su intelecto y capacidad, ideas y esfuerzos, también ofrendaron sus vidas por salvaguardar para nuestro pueblo, el bienestar, la justicia social, la libertad y la democracia.

Hoy a 27 años del 7 de Septiembre de 1986 es un deber moral y político rendir un homenaje, personificando en Raúl Pellegrin y José Valenzuela Levi, a todos esos combatientes, jóvenes chilenos, hombres y mujeres, quienes ofrendaron su vida por la libertad de Chile y para que hoy podamos vivir en democracia.

El legado de la Operación Siglo XX trasciende lo militar, su éxito es el legado de la justeza de la rebelión ante la tiranía, en esos días lo hicimos con las armas en la mano, hoy será con las ideas. Pero el principio es el mismo, rebelarse ante la injusticia, el abuso y ante gobiernos incompetentes que empobrecen a nuestro pueblo.

El recuerdo de estos héroes es también para renovar el compromiso con la valentía y consecuencia de los familiares de detenidos desaparecidos, quienes nunca han dejado de luchar en contra de la impunidad y para revocar el manto legal y político que protege a los criminales civiles y militares.

Con la moral que nos asiste por haber luchado en contra de la dictadura militar, proponemos al próximo gobierno democrático; Que levante la cortina de impunidad que impide que la verdad se junte con la justicia: Que elimine el concepto de guerra, el cual oculta y justifica los crímenes cometidos. Que termine con los pactos de silencio para que las FFAA y los poderes del estado reconozcan su complicidad y obsecuencia con los años de represión. Que las FFAA como instituciones se desliguen de los generales y oficiales responsables de crímenes de lesa humanidad y que entreguen toda la información sobre los detenidos desaparecidos.

Honor a los héroes. Ni perdón ni olvido. Si a la Justicia.

En la rebeldía de la juventud y los estudiantes vuelve a sonar con fuerza el legado de Manuel Rodríguez,

“La patria está tan mal,
Manuel la pondrá en pie
doblegando la noche sin gloria,
elevando al hombre hasta su historia,
ayudando al pueblo en la victoria
con la urgencia de su dignidad”.

Enrique Villanueva M Ex Dirigente Rodriguista

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