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Camilo Catrillanca: otra víctima de la militarización colonialista del Estado sobre el territorio mapuche. Por Marco Silva Cornejo

Ha dejado el cielo de empapar el territorio en la Araucanía para que la sangre de Camilo Catrillanca no se borre de la retina de nuestra nación entera. Destapado el cráneo por dos proyectiles criminales dirigidos a su cabeza mientras resuenan en la memoria de los pichikeche el ruido de las ráfagas y el zumbido metálico de los helicópteros que vuelan insensatos sobre la Ñuke que arrulla a nuestro nuevo weichafe masacrado por la policía militarizada de un gobierno patronal y al servicio de las empresas y el colono.

Ni todo el riego del cielo puede borrar la sangre de otro peñi masacrado por el plomo policial, ese que se percuta para garantizar la empresarial promesa del gobierno de transformar en mercancía el territorio entero. Suman las tanquetas, las armas de guerra, los artefactos que vuelan, las tecnologías espías, para cercar como lo han hecho desde siempre al mapuche en su propia tierra.

Somos una mayoría extranjera en un territorio que no nos pertenece y aun así el gobierno tiene el descaro de respaldar la cobarde gesta de los masacradores de uniforme. Mientras un Niño de 15 años se debate entre la vida y la muerte por el plomo que la Jungla de gorilas desato en sus comunidades. Cuando será el tiempo en que todos desatemos la indignación por tanta injusticia y criminal atropello.

La defensa y la solidaridad con el Mapuche es parte de la recuperación de la dignidad de todos los postergados y de todas las minorías abusadas por el capital transnacionalizado y defendida a plomo por las FFAA y las policías en todo el continente. Seremos los más los que sin duda lloraremos junto al cielo la partida de nuestro joven comunero, la revuelta es legítima y necesaria frente al silencio complaciente del mal gobierno.

Desde la Araucanía sumamos dolores y solidaridades con las comunidades asediadas por la bota criminal que se disfraza en la democrática promesa del desarrollo y el progreso, sumamos energía en el grito de justicia y el abandono de las fuerzas militarizadas del territorio a la brevedad. Es hora de activar en una lucha todos nuestros descontentos y malestares, utilizando esta energía al servicio de hostigamiento y la transformación de nuestra realidad vigilada.

Marco Silva Cornejo
Mg. Ciencias Sociales Aplicadas

15 de noviembre de 2018

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