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De la superación de los bloques hegemónicos transicionales a la articulación de la plataforma política para el cambio social. Por Marco Silva

A Conne en sus 40.

El año 2016 se repliega agudizando los tres vectores que matizan el sentido que cultiva la clase política en el seno de nuestra realidad nacional: Descontento, Desesperanza y Desconcierto. Sin duda la impotencia gobernante de los bloques hegemónicos son el sabor característico de un paisaje cotidiano que abre posibilidades de ofensiva a las periferias agrupadas en las diferentes minorías aglutinadas bajo ese ente inorgánico que llamamos movimiento social.

La nueva mayoría, castrada e impotente parece avanzar sin capacidad de respuesta al término del gobierno de la presidenta Bachelet, sin lograr cristalizar ni capitalizar ninguna de las reformas que abrazaron el sueño de este proyecto de gobierno. La vocación autoflagelante y reformista del P.C. no solo consagro el sueño complaciente de la ex concertación sino que importo una tensión destructiva en el propio proceso digestivo de la coalición de gobierno, debilitando su vinculación con el mundo social y tensionando la “camarilla” de los acuerdos políticos acostumbrados por el eje gobernante.

Paralelamente la derecha económica y política, busca desesperadamente desmarcarse de su pasado golpista y de su presente de colusiones, para proyectar por décima vez la promesa oxidada de progreso abrazando la idea de crecimiento. El relato político de la transición no solo está en crisis, más bien se encuentra corrido y desgastado desde la atomización misma de su propio campo y estructura política. La gobernabilidad actual no es en ningún caso un acto de representatividad, sino más bien un acto de reproducción tautológica de una rutina que al final del día solo genera tedio y mal olor. La democracia que construyeron los padres de la transición, huele a pescadería en abandono, mientras el efectos de sus prácticas gobernantes avergüenza el relato del testimonio social que lucho contra la dictadura...

Las posibilidades reales de avanzar en dinámicas de transformación social en el campo político, económico, educacional y comunitario, presentan desafíos interesantes para quienes inscribimos nuestra militancia de acción social en el campo de la periferia y la desobediencia. El desafío del presente periodo es lograr que todo el Descontento, Desconcierto y Desesperanza, logren aportar a la matriz de desarrollo político de la nación una estructura que permita avanzar hacia el quiebre paradigmático sobre el instituido consagrado por Liberales y concertacionistas. El reformismo tutelado de la transición solo será superado por una fuerza social que logre articularse con sentido de poder y de estructura política.

El teatro operativo del 2017 nos interpela históricamente desde las incipientes experiencias como la de Sharp en Valparaiso o la de las Izquierdas Autónomas de Boric a avanzar en la construcción de una plataforma de organización política cuyo norte sea sumar el malestar social para abrazar con fuerza la idea de Desarrollo a partir de la transformación profunda de las bases de nuestra tutelada y complaciente transición. Es hora de volver a pensar con alegría desobediente y democrática la toma del poder para que vuelva, la justicia y la esperanza a los más.

Marco Silva Cornejo
Mg. Ciencias Sociales Aplicadas.

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