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El Estado Chileno promueve una cultura de buen trato y protección a la población infanto juvenil, mientras las fuerzas policiales acribillan niños, niñas y adolescentes mapuche en la Araucanía. Por Marco Silva Cornejo

Las imágenes de los últimos días son elocuentes y las señales perturbadoras, mientras organismos internacionales y de derechos humanos denuncian y exigen explicaciones al gobierno de Chile respecto de la acción policial contra niños, niñas y adolescentes mapuche. En el país, no hay declaración oficial del SENAME (servicio nacional de menores) que condene de manera brutal el maltrato grave y el intento de homicidio de carabineros hacia los niños del territorio de Ercilla.

El SENAME de la Araucanía tampoco ha levantado una voz de condena frente a este atentado contra la vida de niños, niñas y adolescentes, expresando una inconsistencia y una negligencia inexcusable frente a un evento que desde la perspectiva de derecho no amerita cálculo político, sino que una condena unánime de toda la institucionalidad política y de la sociedad civil en su conjunto.

La Convención de derechos del Niño, está siendo vulnerada a escopetazos por el Estado de Chile en el territorio de la Araucanía, bajo el mandato cómplice de la moneda y los tecnócratas herederos de una paz social que funda sus pilares en el miedo, la militarización y la incapacidad para atender de manera pertinente a las necesidades del otro.

Las imágenes de los noticieros muestran a niños, niñas y adolescentes mapuche acribillados a mansalva por las fuerzas especiales enviadas al territorio bajo el mandato de Hinzpetter. Expresando una evidencia más de cómo el estado Chileno discrimina y actúa con aquellos que se ubican en el lugar del excluido y las periferias sociales. Imaginemos que hubiese pasado si carabineros disparase contra un grupo de niños, niñas y adolescentes del colegio alemán a la bajada de una tarde de juegos de invierno en el volcán Villarrica. Seguro las destituciones no se hubiesen hecho esperar, es más probable aun que este fuese un escenario inimaginable, lo que nos señala que pese a la convención de derechos asumida y ratificada por el Estado Chileno, para el actual gobierno: hay niños, niñas y adolescentes cuya vulneración grave de derecho puede quedar impune.

Desde hace ya antiguas lunas observamos como jóvenes estudiantes y comuneros hueichafe mapuche, son asesinados por las balas que responden a la lógica de pacificación que el Estado Chileno pretende imponer en el territorio de la Araucanía. También hemos observado como los tribunales de justicia han dejado en la más vergonzosa impunidad a los asesinos de estos luchadores territoriales Mapuche, pese a que se ha comprobado la alteración de evidencia y el asesinato por la espalda como en el caso del asesino de Matías Catrileo: Walter Ramírez Hinostroza.

Durante la última semana, la llamada “cumbre de seguridad” convocada por Piñera, ha resuelto reforzar el discurso de la paz social, bajo la paradójica señal de enviar más helicópteros, medios tecnológicos para refinar la represión y mayor poder de fuego a los territorios movilizados. Con las señales y acciones descritas el Estado Chileno solo expresa su opción de aniquilar desde la militarización del territorio las justas demandas ancestrales de los Mapuche, reeditando las prácticas del estado desde la época de la pacificación.

Entretanto, los niños, niñas y adolescentes, que han observado como sus padres, abuelos y hermanos han sido maltratados y aprehendidos, que han tenido que asistir al colegio bajo el sobrevuelo de helicópteros y que han debido soportar allanamientos y que han quedado bajo el fuego cobarde de carabineros. A esos niños, niñas y adolescentes mapuche, de la Araucanía el gobierno les dice que duerman tranquilos por que hay una institucionalidad y una convención de derechos que garantiza su protección.

Marco Silva Cornejo Psicólogo, Mg. En Ciencias Sociales Aplicadas UFRO Territorio de la Araucanía

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