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El Mercado, la Política y los Estudiantes por Marcelo Sánchez

El presente artículo de Marcelo Sánchez A.[1] describe y analiza de una forma general los procesos políticos desarrollados a lo largo del Siglo XX, con especial atención nuestros últimos 40 años, buscando develar la relación del Mercado con las políticas establecidas en Chile, aprovechando las condiciones generadas por la Junta Militar Golpista, el desmantelamiento del Estado y la mercantilización de lo que antes se entendía como derechos sociales, en un proceso de instalación y profundización del Modelo Neoliberal en aquel régimen de facto, y su eficiente administración en las décadas sucesivas por la Concertación, que se habían mostrado públicamente como críticos de aquel modelo.

Desde aquel marco, situaremos la desmovilización social como parte de una política gubernamental, buscando normar y construir al nuevo sujeto acorde al Mercado, el que debía definirse y entenderse como individual y consumista. Aquel sujeto “Tétrico y Consumido” será puesto en tela de juicio, fundamentalmente por los estudiantes y con ello todo el Modelo, por aquellos que nacieron dentro del Neoliberalismo pero que han decidido no seguir creciendo al interior de él.

I

Los últimos sucesos acaecidos estos meses, marcados de forma muy visible en un comienzo por el rechazo general a la central de HidroAysén, que devino en un movimiento social no institucional de características transversales, que lograron agrupar desde ecologistas militantes hasta a aquellos que tan solo se movilizaron por la conexión emotiva que les provoca aquel paisaje natural[2]. Aquellas movilizaciones multitudinarias fueron la antesala de la protesta estudiantil[3] (secundario - universitario) que ha adquirido connotaciones de movimiento social, los cuales sin temor han sido capaces de sindicar con dedo acusador, como causal de nuestra inequidad al actual Modelo Económico, el Neoliberalismo, en el que la desigualdad, las contradicciones y el lento crecimiento le son propios como características, no como fallas, en el cual el Estado actual es incapaz de resolver las contradicciones. Aquellos que de manera reiterada y cíclica, habían exigido reformas y mejoras en la Educación Chilena, con especial y principal interés en la transformación de la estructura del sostenedor municipal y en la gratuidad de acceso a las universidades estatales[4], habían solo recibido como respuestas medidas con forma de simple maquillaje o simplemente silencio. Ante eso sus movilizaciones para estas alturas habían adquirido casi un carácter ritualístico, transformándose en parte del paisaje social típico, dentro de una sociedad inerte y cosificada. Pero para sorpresa de los escépticos, no sólo conservadores y neoliberales a ultranza sino también socialistas renovados, han sido capaces de poner en la palestra temas de discusión que hasta hace muy poco aparecían como dogmas incuestionables, nos referimos esencialmente al lucro y sus efectos funestos, no solo en el ámbito Educacional[5], sino también en muchos otros más.

Aquellas acciones colectivas de rechazo han logrado poco a poco despertar de su letargo al cuerpo social chileno, en una exteriorización posible gracias a la fuerza, el desenfado y la valentía de muchos jóvenes que han sido capaces con sus críticas de desnudar la fragilidad social y la latente molestia que se ha ido incubando al alero de un Modelo, que se sostiene no a consideración de su preocupación por los otros, sino bajo la premisa de una individualidad recalcitrante, sostenida en torno al lucro y la explotación, amparados por un Estado que desde seudos consensos democráticos promovidos desde los fríos cálculos economistas y cobijados por una un junta Golpista ilegal e ilegitima, dio inicio a un proceso consciente y sistemático destinado a desarticular el antiguo Estado de Bienestar gestado en las décadas anteriores.

Frente a este panorama que se nos presenta tétrico, más no inamovible ni permanente, debemos ser capaces de profundizar nuestros análisis y develar las razones de esta contrarrevolución o revolución desde arriba[6], desde la cual se instaló el Modelo hoy en tela de juicio, como una herramienta que nos permita desde aquel conocimiento el inicio posterior de su desarticulación.

II

Este ejercicio analítico nos retrotrae al siglo XVIII, desde aquel momento ya se pregonaba la capacidad del mercado de autoregularse; se gritaba ya a los cuatro vientos la imposibilidad del Estado de pretender intervenir un derecho que se entendía por natural, entregándose la economía occidental cual mujer cortesana a la seducción de la mano invisible[7]. Pero debido a nuestra fragilidad funcional, sería bueno recordar por qué finalmente se entendió la necesidad de su regulación. Debemos recordar que la tan famosa mano invisible no era capaz de autoregularse, y finalmente se movía al compás de sus oligarcas titiriteros, entendiendo por estos a los monopolios, duopolios, oligopolios, trust, carteles, transnacionales etc., en un proceso de crecimiento y expansión sostenida como nunca antes gracias al proceso de industrialización y la acción del Imperialismo depredador, quienes con sus acciones individualistas al más puro estilo liberal clásico, profundizaron la explotación y la desigualdad, de tal forma que su famoso modelo terminó por hacer crisis allá por el año 1929. (Crisis de Wall Street)[8]

La crisis desatada llevará a un cuestionamiento y a la necesidad de un replanteamiento de aquellas políticas económicas, derivando a nivel internacional en un reposicionamiento del rol del Estado en la relación capital - trabajo, como fueron los casos del New Deal, New Fear o el Keynesianismo inglés, que en marcos generales se tradujo en una economía puertas adentro, o un punto medio entre el capitalismo de mercado y el capitalismo de Estado, que guardando ciertas proporciones fue más conocido como Estado de Bienestar[9].

En Chile esta transformación del rol del Estado, comenzará a gestarse desde la irrupción de la clase media y los sectores populares desde la década del 20, en el entendido del acercamiento de la política al espacio de lo público, la posterior configuración de una nueva Constitución (1925) y la promesa de la armonización social pero dentro de los cauces de la institucionalidad[10]; la cual se traducirá, siguiendo la coyuntura internacional, en la llegada al poder de las tendencias corporativistas de Ibáñez[11] en la victoria de los Frente Populares[12], en el proyecto tecnócrata de Alessandri y el proyecto social - cristiano de la Democracia Cristiana.

Pero a pesar de lo variopinto de las oscilaciones ideológicas experimentadas en Chile a lo largo del siglo XX, a excepción de Jorge Alessandri, la derecha supo mantenerse como un actor relevante sin necesariamente ejercer el poder formal desde las estructuras del gobierno, desde las distintas asociaciones económicas en las cuales estaban agrupados, desde la propia CORFO, desde los distintos directorios de las empresas estatales de las cuales eran parte tras su creación, desde alianzas políticas circunstanciales, su posterior relación con los altos mandos castrenses a partir de la década de 50 y fundamentalmente su representación parlamentaria sostenida desde sus redes clientelistas derivadas de la posesión de la tierra y la influencia patronal sobre inquilinos y campesinos[13]; todo lo cual les permitió actuar como una fuerza retardataria y a la usanza del gato-pardo reformar o simplemente bloquear, cambiándolo todo, para que todo siguiera igual.

III

Aquella posición de espectador distante en torno a la cúpulas gubernamentales, asumida de preferencia desde la década del 20, con sus intervalos tecnócratas en los 60, se transformará en una “cruzada” antimarxista desde los 70, pero con un objetivo construido y trazado en el tiempo: atomizar la estructura del Estado, mutilar los brazos sociales asistenciales y desintegrar la conciencia socio-política activa construida por el pueblo a lo largo del siglo XX.

Ante aquella lectura, el romanticismo de una revolución en libertad, chocará con el pragmatismo de las fuerzas reaccionarias, envalentonadas con el apoyo y los recursos provenientes de la CIA[14] y la distancia ante el proceso experimental chileno por parte de la URSS[15]. Dentro de aquel escenario, el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 aparecía como un inevitable, transformándose en un momento clave, el quiebre de un proceso de construcción de conciencia y protagonismo social, desarrollado al alero de un Estado que podemos catalogar de Bienestar, sostenido en el modelo desarrollista o industrialización sustitutiva de importaciones. Es dentro de aquella línea de fortalecimiento de la participación del mundo popular, es que se debe entender la llegada del Gobierno de la UP, la cual dentro de sus proyectos de transformación estructural venía a profundizar aquel compromiso del Estado con lo social, bajo el entendido que los derechos sociales debían ser comprendidos y asumidos como colectivos, por ende promovidos y resguardados por el Estado, por ello, la estatización de los recursos nacionales aparecía como sin lugar a dudas como un eje prioritario.

Aquellas acciones y determinaciones emanadas desde la UP, finalmente agudizarán los conflictos de clase existentes en Chile, los cuales habían experimentado una dosificación mediante los consensos políticos, o lo que podríamos llamar hoy en día “la política de los acuerdos”, mediante la cual la Derecha tradicional había logrado abortar las grandes transformaciones políticas, sociales y económicas. Sin embargo, este escenario se había modificado drásticamente, al quedar excluídos del Gobierno tras su derrota política en las parlamentarias del 65[16]. La Derecha realizó un análisis coyuntural descarnado, por lo que tras la sorpresa y preocupación inicial decidirá tomar la iniciativa y desde sus trincheras tradicionales y reaccionarias, entiéndase empresariado, terratenientes, congreso nacional, y usufructuando de la bipolaridad mundial, logrará atraer la atención de Estados Unidos, con el cual llegan a la conclusión de la necesidad de intervención, dictando sentencia de muerte para el régimen popular.

IV

Aquella sentencia tendrá por verdugo no a sus instigadores, éstos no tenían la fuerza ni la legitimidad para intentarlo, por lo que deberán recurrir a las Fuerzas Armadas, las que dentro de su proceso de profesionalización, su rol de garante de la seguridad y la permeabilidad de las doctrinas emanadas desde la Escuela de las Américas, aceptaron en pos de salvaguardar la democracia frente al avance del cáncer marxista[17] tomar su fusil, salir de sus cuarteles y usurpar por la fuerza, lo que el pueblo legítimamente había elegido.

Ante ese panorama siniestro, el proyecto popular de transformación llegará a su fin dando paso a una Dictadura que zanjará sus diferencias políticas internas optando por el Neoliberalismo promovido por los Chicago Boy, que habían construido su visión de mundo, a partir de la temprana compañía con economistas estadounidenses[18]. Aquella relación con las políticas económicas estadounidenses, puede ser trazada desde la llegada de la misión Klein & Sacks[19] en la década de los 50, senda continuada con las políticas de intercambio, que permitirá la posterior llegada de estudiantes chilenos provenientes de la Pontificia Universidad Católica de Chile a la Escuela de Chicago mediante acuerdos de intercambio[20], los que serán seducidos por las enseñanzas de Milton Fridhman en lo que podremos catalogar como la fase de despegue en la internacionalización de la ideas del Neoliberalismo, los que a su vuelta a Chile encontrarán el escenario y el momento para imponer su visión ideológica[21] por sobre el Corporativismo Facistoide de corte hispanista de gran atracción en ciertos círculos castrenses.

Aquel Estado bajo la atenta mirada de su nueva guardia pretoriana, iniciará una trasformación desde arriba en concomitancia con las elites nacionales, utilizando la ventaja que la Dictadura les entregaba: medidas de fuerza, violaciones sistemáticas de los derechos humanos, ausencia de legitimidad institucional y la fragilidad emocional del pueblo. Desde aquella plataforma gubernamental su política dictatorial levantó al Mercado como el nuevo Dios, y desde aquel altar irradió al sonido de la metralla, violaciones y desapariciones de tal magnitud de fuerza que mediante decretos y sangre logró debilitar, atomizar y someter al mundo social chileno, reduciéndolo y entregándolo al mercado, casi como una profecía auto- cumplida de consumo, bajo la utópica promesa de un progreso, sostenido, presentado y defendido a partir de las cifras macroeconómicas del país[22], las que a pesar de lo que digan y piensen los teóricos neoliberales, distan mucho de la realidad que percibe de forma concreta el chileno común[23].

V

Comenzará, a partir de ese momento tras la antesala del terror, una contrarrevolución desde arriba, desde la cual podrán desarrollar su política de desmantelamiento del Estado, al alero protector de las “FFAA” las que de haber juramentado la defensa de la nación, habían asumido la instalación y defensa de un Modelo que sostenía la privatización del Estado, la individualización de los derechos sociales y la entrega total de un pueblo al Mercado.

El disciplinamiento social destinado a allanar el camino del mercado desplegado durante la dictadura se caracterizó por un proceso de exterminio caracterizado por una política objetiva racional de desaparición y tortura. Este proceso fue acompañado de la fundación de un nuevo espacio social en el que fuera posible cristalizar institucionalmente la relación de poder de este nuevo proyecto ordenador. Este proyecto ordenador como premisa básica debía instalarse tras la erradicación del proyecto anterior (Unidad Popular), conformando un dominio codificado y gobernado muy distinto al orden social que había precedido a la dictadura, “operando como lógica de esta nueva estructura del poder la necesidad de extirpar cualquier forma de resistencia, y bajo aquella necesidad que alcazaba el carácter de imperativo, cualquier medio sería legítimo, moral y por ende legal para alcanzarlo”[24]

Con ello establecemos que el Capitalismo en Chile bajo la lectura del Mercado, vio como un imposible que su instalación pudiese articularse y sostenerse en las bases de un consenso social[25]. Por lo que a priori había establecido sus procedimientos - las armas y una violación sistemática de los derechos humanos- para poder así lograr sus objetivos económicos. “Desde aquel escenario golpista se comenzará a desarrollar una nueva verdad y por tanto nuevos disciplinamientos, debido a las resistencias a las prácticas aplicadas desde esa nueva institucionalidad”[26]

Estas prácticas nos dan a entender que la exterminación no fue solo física, sino que también lo público y lo entendido por política serán razón de eliminación; en su reemplazo emergerá como una nueva verdad, el mercado, el cual desde sus leyes naturales, individualidad, competencia, oferta y demanda regularía no sólo los espacios económicos sino que todos los espacios. Aquello quedaba explicitado en el rol Subsidiario del Estado fijado en la Constitución del 1980[27]. Ello será la demostración empírica de la “transformación de la democracia a una mera y simple libertad de consumo, desde la cual el ciudadano será subsumido, producto del desmantelamiento del aparato público de su rol social”[28].

La desarticulación de las formas institucionales y jurídicas que satisfacían las demandas sociales fue la moneda de cambio, para el ingreso triunfal al comercio internacional, derivando en la configuración de una nueva racionalidad. VI Aquella contrarrevolución neoliberal, se estructuró en Chile, siguiendo la periodificación de Rafael Agacino[29], en tres etapas:

-La primera etapa Fundacional entre 1973 - 1984 caracterizada la situación de shock económico (crisis de la deuda externa, quiebre generalizado de empresas, colapso financiero etc.) por contradicciones inter - burguesas (fascistas - neoliberales) y la crisis de la deuda externa.

-La segunda etapa de Profundización entre 1985 - 1990, se expande el Modelo a nuevas ámbitos de la vida socioeconómica,: reducción de gasto público, reducción de salarios, negociación de la deuda externa, “transformando la deuda privada mediante la utilización como mecanismo la compra de los pagarés de deuda con activos productivos estatales (privatizaciones) dirigida a las transnacionales y la posterior consolidación objetiva”[30]del Modelo tanto a nivel institucional, social e institucional con la puesta en marcha de de una serie medidas como: LOCE, AFP, ISAPRES etc.

-La tercera etapa de Administración o Neoliberalismo Rosa presente desde 1990 hasta la fecha.

Esta última fase de la cual actualmente gozamos se inició con la recuperación de la Democracia, desde la cual de una forma más que eficiente, la Concertación como una digna heredera se transformó en su más eficiente administradora, bajo la rotulación o chapa en el mejor de los casos cercana a una Social - Democracia, sentando las bases de una legitimación de la cual el Neo Liberalismo no gozaba, mediante el usufructo de las demandas sociales sostenidas en la recuperación de la Democracia y mediante la extorsión de la memoria y el recuerdo de los muertos, mientras desde la institucionalidad articulaban, negociaban y repartían con los propios verdugos la administración binominal de la nación y la profundización de esa nueva racionalidad del mercado[31].

El proceso mencionado, utilizó la propia dinámica legal otorgada por el régimen, transformándose en el nudo gordiano para la propia superación de aquel escenario coercitivo e ilegitimo. Aunque resulte paradójico, la anulación de las distintas formas culturales – políticas de construcción de identidades desarrolladas en Dictadura serán continuados en la fase post- dictadura, la represión seguirá la ruta de aquel eufemismo conceptual - visual del arco iris trazado por los partidos políticos concertacionistas y sus posteriores gobiernos[32].

El nuevo disciplinamiento se hizo necesario debido a que los espacios liberados, entendidos estos como espacios de lucha, implicaban la modificación de la sociedad por fuera del espacio clásico de lo político, del Estado y los partidos[33]. Aquellas experiencias alternativas a lo político tradicional pudieron desarrollarse debido a la exigencia de una autonomía necesaria durante la década de los 80, producto del descabezamiento y las limitaciones de los partidos políticos, insertos dentro del Estado Policial imperante. Estas fueron vistas por tanto, como necesarias ante la ausencia de las estructuras política partidistas, pero aquellas no justificaban su existencia posterior dentro del juego democrático de los 90 (de acuerdo a las lecturas de los partidos políticos oficiales) ni tampoco se ameritaba su incorporación en las nuevas políticas de construcción Estatal, debido a que eran expresiones de una verdad heterogénea discordante con la nueva verdad que emanaría desde el consenso democrático. Aquella política de los acuerdos con los poderes fácticos que habían sido parte del propio proceso dictatorial, serán vistos ahora como los interlocutores válidos en esta nueva armonización social. Lo indisciplinado sería desde aquel momento lo que se considerará como exceso de sociabilidad, con la finalidad de poder adherirlo a un sistema político determinado y afín, pero no al proyecto primigenio articulador.

El proyecto no será desarrollado desde la línea ideológica programática particular a los grupos y partidos contrarios a la dictadura, simbolizados por la alegría y el arco iris, sino que buscarán la inserción en un modelo heredado, el modelo económico neoliberal, y como herencia no será objetada, pero esta no tenía un solo dueño, lo que justificará la política de los acuerdos, mediante la cual la Concertación terminará por legitimar lo que la dictadura no pudo con su juego de violencia, una continuación del discurso totalizante dictatorial. Es la instalación por la fuerza de un modelo y la posterior legitimación y profundización del Mercado como verdad, mediante la utilización de las mismas estructuras ideológicas a las cuales se habían mostrado, por lo menos públicamente como opositores, instalando de aquella manera la memoria del olvido, el nuevo discurso hegemonizante, disciplinador y totalizante.

VII

Estos últimos 30 años han sido parte de aquella transformación estructural, violenta y antidemocrática, que tiene como argumento base la negación de los derechos generales de los trabajadores y los movimientos populares, los cuales son reemplazados por derechos individuales, casi sin ningún tipo de regulación, asumiendo el Estado un nuevo Rol, el de tan solo estimular, el de subsidiar lo que antes había asumido como una obligatoriedad, y junto con ello profundizar la mercantilización de nuestra vida social con una alza progresiva del costo de la vida, la pérdida constante de nuestro poder adquisitivo y por tanto la precarización de la misma, en una depreciación profunda no solo material sino también moral. En una confirmación eficaz de la configuración de un sujeto proclive al mercado, un sujeto consumidor enajenado, he inserto en el proceso productivo, sin cuestionamiento al volumen de capital y riqueza que genera, por ende sin tomar conciencia de que aquella realidad aparente esconde la desigualdad en una profundización de su alienación y en la configuración de lo que podríamos denominar como sujeto consumido.

Aquello nos permite entender que el poder del discurso y su efectividad ideológica no reside tan solo en ser un espacio de verdad y coherencia, sino en la capacidad que tenga de materializarse, naturalizarse positivamente, el de volverse verosímil, en cuanto logra posicionar un discurso de un grupo determinado que se proyecta e irradia al resto de las clases subalternas, que la asumen e internalizan como propias en un proceso cotidiano de asimilación, desarrollado desde la fuerza, la ley y el Mercado, entendiéndose el proceso de consumo y cosificación desde la mecánica de lo más adecuado para la satisfacción y resguardo de nuestras necesidades y derechos.

Esta operación hegemónica se desarrolló fuertemente en los ámbitos de lo cultural, educativo y laboral, en un proceso de intervencionismo que se resiente hasta hoy en día, en lo que podemos llamar la sociedad post dictadura, la cual se mueve en torno a los resabios disciplinantes y discursivos del régimen militar.

Pero aquel proceso de cosificación, que ha permeado a nuestra sociedad seudo -democrática ha comenzado a trizarse, a cuestionarse, enfrentarse, ha comenzado a perder su carácter de legitimación en las clases subalternas, y con ello la validez esencial de su carácter ideológico, el de irradiar su concepción de mundo y presentar una idea de igualdad, que simplemente esconde la mismísima desigualdad económica tras la idea de ciudadanía en el plano político y el poder del crédito en la esfera económica.

Aquello también nos presenta el quiebre del proceso de disciplinamiento tan efectivo en las generaciones inmediatas post- dictadura, que desde nuestras experiencias trágicas habíamos asumido la democracia en un pacto tácito para mantenerla, implicando que para mantener la ciudadanía obtenida esta debía quedar sujeta a las reglas impuestas desde los batallones y a la propia supervisión castrense. Cualquier acción que afectara aquella relación se transformaba en una catarsis de desesperación ante la posibilidad de la pérdida del paraíso. Por ello nos acostumbramos en libertad a mantener nuestros miedos, asumimos el espacio de lo privado como lo privativo del derecho de expresión, relegando nuestra politicidad a un ritual dominical, meramente simbólico, en torno a una mesa familiar cediendo la esfera de lo público a la clase política en aquel juego de alternancia cómplice sostenido en una ilegitima representavidad binominal.

VIII

Pero las actuales generaciones no cargan con aquellas frustraciones, a pesar de haber crecido en este paraíso neoliberal se han percatado de la desigualdad intrínseca del modelo, de la proyección de frustración y el encarecimiento de la vida. Pero a diferencia de muchos, no tienen miedos, nada que perder pero si todo por ganar; sienten y ven el espacio público como propio, no cargan con el temor hacia los cuarteles y han asumido la transformación de Chile ante la ausencia o falta de voluntad de aquellos que estában llamados a realizarla, entendiendo a estos actores desde un genérico básico, los adultos o en sus especificidades organizacionales a la clase política y las organizaciones sindicales fundamentalmente[34], las que han seguido con sus modus operandi , el cual fue muchas veces actuar como colchón social y así ser un obstáculo para la transformación o simplemente optar por la ausencia de participación del debate [35]. Mientras aquello ocurre los jóvenes seguirán asumiendo las luchas que los adultos como generación han decidido no enfrentar, buscando abrir los espacios públicos a la ciudadanía, en un proceso de participación política directa y transversal que busca quebrar la anquilosada política vertical representativa de nuestra Democracia, y superar las ya tradicionales y estáticas prácticas concertacionistas y aliancistas.

Son ellos los actores protagónicos y nosotros simplemente los secundarios, ya que con sus acciones son capaces de desnudar día a día lo perverso de este Modelo, en una demostración empírica que la individualidad construida desde el Mercado, no ha logrado socavar del todo el cuerpo social, ya que el sueño de una educación gratuita y de calidad enarbolada hoy por hoy por nuestra juventud, no es un sueño individual, ni un bien de consumo, ¡sino el sueño colectivo de toda un pueblo!

NOTAS

[1] Marcelo Sánchez A. Profesor de Historia y Geografía, Licenciado en Historia UPLA, Magíster en Historia PUCV mención Historia Económica y Social, miembro de la Mancomunal del Pensamiento Crítico Quinta Región.

[2]De acuerdo a la encuesta desarrollada por la tercera el nivel de rechazo del proyecto se acercaba hace unos meses atrás al 78%. Véase Mendoza Marcel “El No a Hidroaysén: ¡Es la gente estúpido! En El Mostrador disponible en: http://www.elciudadano.cl/2011/06/04/el-no-a-hidroaysen-%C2%A1es-la-gente-estupido/;Vargas Rojas Vanesa “Protestas Masivas contra Hidroaysén” El Ciudadano disponible en: http://www.movimientoampliodeizquierda.cl/noticias.php?idnota=101

[3] Las movilizaciones estudiantiles han sido una constante a lo largo del siglo XX, especialmente estos últimos 30 años, enarbolando distintas banderas de luchas, como el fin de la Dictadura y posteriormente en “democracia” el crédito universitario, la derogación de la LOCE y últimamente por la gratuidad y la calidad educativa. Una mirada en torno a los jóvenes como actores sociales y su comportamiento generacional a lo largo del siglo XX, lo podemos encontrar en Salazar Gabriel - Pinto Julio Capitulo II cabros chicos y jóvenes rebeldes en el siglo XX en Historia Contemporánea Tomo IV. LOM Ediciones. Santiago 1999.

[4] Véase Petitorio de la Confech disponible en: http://infoderechouchile.blogspot.com/2011/06/petitorio-confech-final.html; Petitorio CONES en http://infoderechouchile.blogspot.com/2011/06/petitorio-cones-coordinadora-nacional.html.

[5] Véase declaraciones de estudiantes disponible en: http://www.soychile.cl/Santiago/Sociedad/2011/08/16/32732/Estudiantes-asisten-a-la-comision-de-Educacion-del-Senado.aspx

[6] Véase Corvalan Márquez Luis “La derecha como Conservadora Revolucionaria” en Encuentro XXI. Año 6 N°18 P. 56-79

[7] En el entendido liberal cásico de que la propiedad privada es un derecho natural anterior al contrato social, por ende no queda sujeta a la intervención posterior del Estado y los hombres, ya que ella desnaturaliza las leyes naturales del mercado que poseen su propia dinámica y existen por sí misma, las cuales permitirán a través del interés egoísta, la competencia y la oferta y la demanda el precio justo entre productor y consumidor.

[8] Por mencionar algunas crisis económicas a lo largo del siglo XX e inicios del siglo XXI que han tendido a aumentar la importancia de entidades como el FMI y el Banco Mundial, que frente a la situaciones de Shock económico asumen la inyección de recursos pero con la obligatoriedad de flexibilizar y liberalizar sus mercados nacionales para la inversión de de privados: Crisis de Wall Street de 1929 y la posterior Gran depresión; a devaluación del patrón oro en 1971 iniciándose el periodo de los cambios flotantes sostenidos en la variabilidad y evolución del mercado de capital; la crisis del petróleo de 1973 y el incremento del valor del petróleo al año siguiente; el lunes negro de la bolsa de New York en 1987 que provoco el desplome ante la duda de la utilización de información confidencial; La crisis del peso mexicano en 1994 ante la incapacidad de mantener el cambio fijo frente al dólar y la posterior devaluación de su moneda provocando en el resto de Latinoamérica consecuencias económicas negativas en el llamado “efecto tequila”;en 1997 se produce la Crisis Asiática producto de la devaluación de la moneda tailandesa que arrastro al resto de de Asia para posteriormente transformarse en una crisis global; en 1998 La Crisis del Rublo debido a la crisis de sistema bancario ruso con devaluación de a moneda, el pago de la deuda externa y la congelación de de divisas; la Crisis de los .Com; el quiebre de una serie de bolsas de valores tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 que obligo a muchos inversores a buscar estabilidad en el patrón oro y el bonos del Tesoro de EEUU; La crisis argentina del 2001 y e 2002 debido a la incapacidad de mantener la paridad fija del peso con el dólar, lo que provoca la aplicación por parte del Gobierno Argentino del Corralito, para evitar la fuga de depósitos bancarios y provocando al suspensión de la deuda externa de casi 100 mil millones de dólares; entre el 2007 y el 2010 se produce la Crisis Hipotecaria debido a la relación en la evaluación de riesgo, detonado desde el sector inmobiliario debido a la burbuja generad por los prestamos suprime a personas que no tenían la capacidad de poder responsabilizarse en el tiempo por los prestamos suscritos; el 2009 y el 2010 se genera la Crisis de Europa debido a la inestabilidad económica Griega que reconoce que su déficit es mayor que el asumido oficialmente extendiéndose la preocupación a otros países de la región y finalmente la expectante crisis por el probable default financiero estadounidense.

[9] Para profundizar léase Salazar Gabriel “Historia de la acumulación capitalista en Chile.(apuntes de clase)” LOM Ediciones. Santiago 2003. - Salazar Gabriel- Pinto Julio “Historia Contemporánea de Chile Tomo I. Estado, legitimidad, ciudadanía” .LOM Ediciones Santiago 1999; Moulian, Tomas “Contradicciones del desarrollo político chileno 1920 -1990” LOM Ediciones 2009 Santiago.

[10] Bajo aquel entendido el proyecto alessandrista habría sido capaz de cooptar, y disciplinar a un sector importante del mundo obrero, bajo las promesas del encauzamiento legal de sus demandas, asumiendo tales, como parte de su programa político, pregonada desde las tarimas rodeado por su propia “chusma”, en detrimento de otros candidatos genuinamente obreros, en una muestra del éxito en del reformismo a la hora de votar ( hacemos hincapié en la escaza representatividad del mismo proceso eleccionario) Para profundizar léase Pinto Julio, Valdivia Verónica “ ¿Revolución Proletaria o querida chusma? Socialismo y Alessandrismo en la pugna por la politización pampina (1911-1932) LOM Ediciones Santiago 2001;Grez Toso Sergio “¿Autonomía o escudo protector? El movimiento obrero y popular y los mecanismo de conciliación y arbitraje (Chile 1900 -1924)

[11] En el cual encontraremos las bases legales e institucionales para la posterior implantación del Modelo de industrialización Sustitutivo de importaciones (Modelo ISI).

[12] Decisión adoptada por el VII Congreso de la Internacional Comunista en el año 1935, como forma de evitar el avance del fascismo, mediante la articulación de alianzas políticas estratégicas con otros partidos de centro- izquierda, derivando en los Frentes Populares he identificando su programa con intereses pluriclasistas, como fue el caso de Italia, Chile, entre otros.

[13]Para profundizar en torno a las redes clientelistas de la Derecha léase Correa Sutil Sofía “Con las riendas del poder. La derecha chilena en el siglo XX” Editorial Random House Mondadori. Santiago 2011.

[14]Aquello venía siendo una constante desde el campaña de Eduardo Frei Montalva en 1964, con el financiamiento de gran parte de su campaña política. Para profundizar las acciones de la CIA durante el Gobierno de Salvador Allende léase Anexo Capitulo I Del Informe del senado de los EEUU “Acciones encubiertas en Chile” La intervención Norteamericana entre el 4 de septiembre y el 24 de octubre de 1970 - Apéndice al capitulo VI. Acerca de inteligencia de la CIA sobre las FFAA Chilenas entre 1970 - 1973” en Corvalan Marquez Luis “Contribución al estudio del contexto histórico” Editorial Universidad Bolivariana. Santiago 2004.

[15] Para profundizar véase Uliannova Olga - Fediakova Eugenia “Algunos aspectos de la ayuda financiera del partido comunista de la URSS al comunismo chileno durante la guerra fría”. Disponible en http://www.archivochile.com/Izquierda_chilena/pc/sobre/ICHpcsobre0009.pdf

[16] En las elecciones parlamentarias de marzo de 1965 se observo un descenso sustantivo de la votación histórica de los partidos de derecha y el inicio de un proceso de replanteamiento de sus estrategias y contenidos ideológicos ante la pérdida de su influencia en el Congreso. Los resultados fueron los siguientes PDC 42,3%, el Partido Radical con el 13,3%, el Partido Conservador un 5,2%, el Partido Liberal con un 7,3%, el Partido Socialista un 10,3% y el Partido Comunista un 12,4%. Estos resultados le permitieron a la Democracia Cristiana obtener 82 diputados de un total de 147 y 13 senadores de un total de 45.

[17] Se desprende de la frase “Hay que erradicar el cáncer marxista” pronunciada días después del golpe por el General de la FACH Gustavo Leigh, que aquella buscaba no solo ser un elemento de presión discursiva o una mera retorica, sino que se plasmo de forma concreta como una política de exterminación en la cual todo atisbo o con olor a marxismo debía ser extirpado, debía ser invisivilizado tanto desde la esfera política como desde la esfera social.

[18] Siguiendo la Tesis de Sofía Correa este primer acercamiento se habría dado con la llegada de la Misión Klein Sack, la que puede ser considerada como un intento fallido de instalar en Chile un proyecto económico de liberalización ortodoxo semejante al proyecto neoliberal de los 70, siendo una pieza importante en lo que vendría siendo la “historia del Neoliberalismo criollo”. También en la misma línea se desarrolla el análisis de Naomi Klein el cual consigna aquella misión como la base para la llegada de economistas estadounidenses de la Escuela de Chicago con el objetivo de dictar cátedras en la Universidad Católica de Chile. Para mayor profundidad léase y confróntese Correa Sofía “Algunos antecedentes históricos del proyecto neoliberal en Chile (1955-1958) en http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/scorrea.pdf-;Klein Naomi “ La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre” Editorial Paidos 2007; Moulian Tomas “Democracia y Socialismo en Chile” Flacso. Santiago 1983

[19] La misión Klein & Sacks es contratada en 1955 (hasta 1958) bajo el Gobierno de Ibañez para que desarrollaran un diagnostico de la situación económica chilena y propusieran medidas para enfrentar la creciente inflación, recomendando una política de precios libres llegando a transformarse en un programa global de reorganización de la economía.

[20] El acuerdo es suscrito el 28 de abril de 1955 entre la Universidad Católica y la Foreing Operation Administration entidad que coordinaba los programas de cooperación técnica del Gobierno de los EEUU, que permitiría que en 1956 se firmara el convenio entre la Universidad Católica y la Chicago School of Economics, partiendo el primer grupo de becarias a Chicago en el mismo año del convenio junto con los profesores norteamericanos que harían clases en la Universidad Católica.

[21] Véase la serie de medidas que fueron parte del texto político económico conocido como “El Ladrillo” redactado por Sergio de Castro, miembro de la primera generación de chilenos doctorados en Economía de la Escuela de Chicago disponible en http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0032306.pdf

[22] El periodo dorado del proyecto Neoliberal en Chile se observa entre 1990 y 1997, durante el proceso de administrativo de la Concertación con una tasa media de crecimiento de 7,6% , un 13% promedio de inflación, se triplican las inversiones y las exportaciones con una tasa de desempleo anual de 7,1%, acercándose a lo que los teóricos denominan tasa natural de desempleo. Este crecimiento económico sostenido y atípico para la región sudamericana, hacia aparecer al Modelo como la única vía posible, seduciendo a muchos economistas críticos ante los indicadores irrefutables del mercado. Pero aquel crecimiento continuo chocara con la realidad de las falencias especulativas a partir de la Crisis Asiática de 1997.

[23] Para un análisis comparativo entre las cifras macroeconómicas de crecimiento y los indicadores de desigualdad social véase Ainzua Sebastián “Crisis económica en Chile. La evidencia de problemas profundos” disponible en http://www.boelllatinoamerica.org/downloads/Crisis_economica__internacional__y_sus_efectos_en_Chile.pdf

[24] Sánchez Marcelo Control y Disciplinamiento. Practicas de coerción, dominación y tortura en el Chile Republicano. En “Revista Mirada Critica” año 1, Numero 1, Noviembre de 2010.P.52

[25] Asumimos por tanto que el Modelo neoliberal, para poder establecerse de manera pura, necesitaba erradicar cualquier forma de resistencia, particularmente en Chile, luego de un fuerte proceso de concientización de los sectores populares caracterizados en el triunfo de la UP. Tras el golpe y la política racional de tortura y exterminio, genero las condiciones para la irrupción del Mercado, sin espacio alguno para evitar su implantación, debido a que los actores llamados a ello, habían sido estratégicamente eliminados. En la actualidad observamos como el Mercado busca a partir de situaciones de shock económicos, como lo que ocurre en algunos países de Europa como Grecia, Inglaterra, Francia, entre otros, presionar para la permitir el ingreso de inversionistas privados, desmantelando a partir de la crisis del aparato estatal, iniciando el asalto de privatización de los derechos sociales. Para profundizar léase Corvalán Márquez, Luis, Del Anticapitalismo al Neoliberalismo en Chile, Editorial Sudamericana, Santiago, 2002;Klein Naomi “ La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre” Editorial Paidos 2007.

[26] Sánchez Marcelo Op Cit, P. 52.

[27] Léase Salazar Gabriel La Constitución (mecánica) de 1980 versus la ciudadanía de carne y hueso en Historia Contemporánea de Chile Tomo I. Estado, Legitimidad, Ciudadanía” LOM Ediciones. Santiago 1999.

[28] Sánchez Marcelo Op Cit P. 53

[29] Véase Agacino Rafael “Hegemonía y Contra hegemonía en una contrarrevolución neoliberal madura. La izquierda desconfiada en el Chile Post - Pinochet” disponible en www.archivochile.com

[30] Agacino Rafael “Hegemonía y Contra hegemonía en una contrarrevolución neoliberal madura. La izquierda desconfiada en el Chile Post - Pinochet” disponible en www.archivochile.com

[31] Para profundizar véase Fazio Hugo - Parada Magaly “Veinte años de política económica de la Concertación” LOM Ediciones. Santiago 2010.

[32] El torno a los movimientos sociales la tesis sostenida es que la transición de la Dictadura al régimen democrático significo un cambio radical en relación a los movimientos sociales en torno a si incorporación vía institucionalización o desaparición vía marginación, mediante un doble movimiento de “disciplinamiento transicional”: el control vía digestión y el control vía exclusión. Para profundizar léase Guerrero Antequera Manuel “El conjuro de los movimientos sociales” en “Izquierda y Emancipación” Revista Investigación y Critica. N°6-2OO1.Centro de investigaciones Sociales. Universidad Arcis. - Guerrero Antequera Manuel “Tras el exceso de la sociedad: emancipación y disciplinamiento en el Chile actual” en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/grupos/cecen/14ante.pdf

[33] Guerrero Antequera Manuel “Tras el exceso de la sociedad: emancipación y disciplinamiento en el Chile actual” en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/grupos/cecen/14ante.pdf

[34] el paro nacional de dos días convocado por la CUT este miércoles 24 y jueves 25 de Agosto, el que fue adelantado en virtud de la coyuntura nacional, nos demuestra lo expresado, ya que a pesar de que a paralización no fue del todo como se esperaba, y para muchos aparece como oportunista, puede interpretarse como suficiente para que el presidente Piñera hiciera extensivo la intensión de dialogo por parte del ejecutivo a los representantes de la CONFECH, Colegio de Profesores y Secundarios. Por supuesto que la invitación no puede entenderse como garantía de solución del conflicto. [35] Véase Giménez Daniel “CUT, concertación y crisis de un ciclo sindical” disponible en http://www.elciudadano.cl/2010/05/06/cut-concertacion-y-crisis-de-un-ciclo-sindical/

Artículo publicado el 9 de septembre de 2011 en http://www.lemondediplomatique.cl

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