El sueño de los franceses de origen chino

En su oficina del octavo piso de un rascacieos de La Défense, cerca de París, You Feiran, ingeniero de unos treinta años, participa activamente en las discusiones en WeChat, red social muy popular entre los chinos. Su grupo, de alrededor de quinientos miembros, reúne a estudiantes, ingenieros, comerciantes, investigadores, jefes de empresa que, en su gran mayoría, viven o vivieron en Francia. Charlan cotidianamente.

Esta mañana del 2 de agosto de 2016, una joven música echa pestes contra “un grupo de tibetanos que cruzó a Conflans-Sainte-Honorine [Yvelines], arrastrándose por esquinas antes ocupadas por personas sin techo. ¿Por qué esos idiotas [los franceses] los mantienen?”. En este ambiente acalorado, el mismo You Feiran, que llegó a Francia a los 10 años, intenta poner paños fríos: “Esos tibetanos son como el resto de los que piden asilo. Las asociaciones se ocupan de ellos”. Es perder el tiempo: claro, dice otro miembro, “Francia no es un tacho de basura, pero recibió muchos desperdicios”. Al encontrarme con él un mes más tarde, You Feiran relativiza esa andanada verbal. Él asegura que ese tipo de reflexiones a menudo emana de personas que “padecieron injusticias u oyeron comentarios racistas que son bastante extendidos en nuestra sociedad”...