En China, la indignación se abre paso entre los sindicatos

Obreros que trabajan para Nike, Adidas o Converse, empleados del gigante de la distribución estadounidense Walmart: nunca las huelgas fueron tantas y tan espectaculares en China. Han Dongfan, fundador del primer sindicato independiente, preso después de los acontecimientos de la plaza Tienanmen en 1989, expulsado del país en 1993, extrae enseñanzas de las luchas en las que interviene su organización.

¿Quién puede dudar todavía de la capacidad de movilización de los trabajadores chinos cuando sus derechos se sienten amenazados? En abril último, en Dongguan, ciudad del sur de China, los cuarenta mil obreros de la fábrica gigante de zapatos Yue Yuen –que produce para marcas occidentales como Nike, Adidas, Converse, etc.– hicieron huelga durante dos semanas. Fue uno de los movimientos más importantes de estos últimos años. Demostró hasta qué punto, en el transcurso de las tres últimas décadas, los gobiernos locales han obviado el derecho del trabajo o ignorado su violación con el fin de atraer y después conservar las inversiones.

Todo comenzó cuando algunos empleados descubrieron que, desde hace diez años, esta compañía taiwanesa no pagaba la parte del empleador de las cargas sociales. Dado que estas cargas deben pagarse a un fondo controlado por el gobierno local, las autoridades de Dongguan necesariamente estaban al corriente, pero habían cerrado los ojos, esperando que nadie viera nada y pensando que, en caso contrario, nadie generaría problemas...