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Entrevista de Franco Barbato a Manfred Max Neef

Manfred Max Neef a quemarropa

“¡Estados Unidos quebró viejo!”

El ex candidato presidencial acaba de publicar un libro en Inglaterra (“Economics Unmasked”) sobre lo que muchos llaman “el tema de nuestro tiempo”, esto es la economía sustentable y los trasfondos siniestros del neoliberalismo. Desapareció de la arena política tras lograr un histórico –para los independientes- 7,39% en 1993, pero intelectualmente está más vigente que nunca. En su estilo pausado y de voz grave afirma que el mundo cambió, que Estados Unidos va en picada y que la política es un mundo miserable.

Por Franco Barbato

¿Cómo ve el movimiento verde en Chile?

Yo lo veo más allá de lo verde. Tal como las marchas que van más allá de lo que parecen a primera vista. Regresé hace poco de Europa y en Madrid vi 14 marchas de distintas partes que convergieron en la “Puerta del Sol”. Había mucha policía pero no hubo ni un acto violento. Se veía solidaridad e incluso mucho humor. Aquí en Chile es parecido, sumado a lo de los países árabes, Italia, Grecia. En Estados Unidos la cosa se ha puesto dura en Wall Street y muchos otros lugares. Acá está surgiendo una reacción dirigida de la sociedad civil que ya no se siente representada por sus representantes. Y esto es transversal, o sea, no es centro ni izquierda ni derecha. Eso es interesante. Desde la dictadura no hubo movilizaciones de esta magnitud, desde el triunfo del “No”, o de los 60, donde también fue un movimiento a nivel mundial. La fuerza de esto radica justamente en lo caótico, ya que no está normado, ni dirigido, no es una pirámide de decisiones. Una cosa así es imposible de desarticular. Cuando yo fui candidato decía lo de la nube de mosquitos: tú no puedes descabezarla, pues no hay un mosquito jefe, pero los mosquitos permaneces juntos. Eso es lo que está ocurriendo.

¿Será un tema generacional?

Me encantaría que fuera generacional. He echado mucho de menos los 60, porque fue un movimiento de la juventud, una generación completa preocupada de cambiar el mundo. Espero que esto pueda ser así, veo con entusiasmo que se transforme en un nuevo 60…

¿El ecologismo podría ser un nuevo referente?

Una de las cosas que se está desafiando es a la izquierda, centro y derecha. La gente se está alineando según otros intereses y los antiguos ya cumplieron su función histórica. Están añejos, no son lo mismo. ¿Qué es una persona de izquierda? Antes era perfectamente reconocible, pero tras dos gobiernos socialistas que fueron neo liberales a fondo, no queda muy claro. El interés ambiental es una preocupación muy latente, el otro es mejorar las economías locales, lo regional, la descentralización de las tomas de decisiones, los derechos de los pueblos originarios. Antes estos temas eran relativamente superficiales, pero ahora son más fuertes…

¿Qué fue lo que lo llevó a meterse en el ecologismo?

Yo soy hijo de alemanes, tengo la cultura alemana y en ésta la naturaleza está al centro. Toda la mitología germana ocurre en los bosques. Si vuelas sobre España casi no ves árboles, pero si vuelas sobre Alemania sólo ves verde. La ciudad esta bajo los bosques. A los niños se les enseña a ser excursionistas y están metidos permanentemente en la naturaleza. Yo nací con esto. Mi padre solía decír “los chilenos odian los árboles”. Recién en la última década se cuidan los bosques nativos, pero caramba que costó. Si ves cómo se deforestó la Patagonia en Coyhaique fue porque la condición que se les ponía a los colonos era sacar todos los árboles. Era algo siniestro, increíble.

¿De quién es la responsabilidad de eso?

En varios sectores empresariales hay actualmente mucho más interés y conciencia de cuidar la naturaleza, y eso es importante. Pero la indiferencia es universal y eso es dominado por el modelo económico, tan absurdo que llega a presumir que la naturaleza es un subsistema de éste, lo cual es un disparate absoluto, pues no se dan cuenta que sin la naturaleza no podría existir la economía. Así de simple. Los servicios ecosistémicos son fundamentales, cosa que ni siquiera se toca en los manuales de economía.

A quién representa el movimiento verde…

A mi no me gusta reducir esto a lo “verde”. Cuando hablas de sustentabilidad la gente cree que solamente te refieres a lo ecológico, no. Lo que debe ser sustentable es la sociedad, porque si hemos pecado hasta la fecha de excluir el mundo natural, ahora no caigamos en el absurdo de excluir al mundo humano. Entonces, vamos a caer en la misma tontería. La cosa es integrar. La calidad de vida de las personas debe ir acompañada del respeto y la conciencia de los servicios que presta la naturaleza para que exista una relación armónica entre ambos.

¿El cambio debe venir de la clase política?

No lo creo. La clase política siempre termina plegándose después que la cosa ya está. Es difícil que ellos tomen la iniciativa.

¿Cómo recuerda su experiencia de candidato presidencial?

En primer lugar, la política era distinta a lo que es ahora. Hoy es un mundo totalmente despreciable, que de político no tiene nada. No se discuten los grandes temas, sino que nada más quien pelea con quien y quien descalifica a quien. Los llamados a la unidad en los discursos de sobremesa me tienen aburrido. Es grotesco. Yo perdí absolutamente la confianza. En cambio me consta que se puede lograr mucho más a nivel empresarial. Hay cada vez más empresarios profundamente conscientes y preocupados de la situación. Muchas grandes corporaciones han hecho unos virajes notables. Si una empresa modifica sus comportamientos tienes un impacto inmediato. Si un político cambia su idea pasa poco o nada.

¿Qué crítica hace a los movimientos ecologistas?

Voy a confesar el error que no hay que seguir cometiendo: cual es construir un mundo de los buenos y los malos. Y los buenos, según nosotros, somos nosotros y para ellos los buenos son ellos. Así declaramos la guerra, pero ninguna guerra te resuelve nada, porque del momento en que atacas al otro, el otro se va a defender inmediatamente y no podrás entenderte nunca. Lo que hay que intensificar es la información y el diálogo. Muchas veces defendimos cosas sin tener los fundamentos científicos suficientes y por eso muchas veces nos liquidaron por tener argumentos débiles. Discutimos más pasionalmente que reflexivamente y eso ha sido un error. En países como los escandinavos se han logrado avances notables: consensos entre científicos, empresarios, sociedad civil y políticos. Y eso se ha informado a cada familia sueca… ¡a cada familia! Es espectacular. Han descubierto que respetar el medioambiente es buen negocio.

¿Cómo ve a Chile hoy?

La sociedad civil ha cambiado, pero la política no, pues sigue con la idea de más crecimiento y más crecimiento y que hay que crecer al 7%, pero ¿por qué hay que llegar a ese ritmo? A estas alturas Chile más que crecimiento necesita más equidad. Porque seguir creciendo con la inequidad que hay aumentará más la desigualdad, pues ese crecimiento se concentra en el decil más rico y no llega a los demás. Lo que necesita el país, urgentemente, es que la política se ocupe de la inequidad que hay. Es vergonzoso, ¡estamos entre los 15 países con la peor distribución del ingreso del mundo! Pero eso no es visible, porque este país es de ciudades notablemente hipócritas: puedes vivir 20 años en Santiago y no ver nunca pobreza, en ninguna parte por donde pasas verás a los pobres, pues todas las ciudades chilenas los tienen escondidos. ¿Cuándo vas a pasar por la Pintana, para ir para dónde? Incluso pasa eso en Valdivia. En cambio vas a una ciudad como Río y tienes la favela sobre tu casa.

¿Cómo ve los liderazgos ciudadanos, como el de Luis Mariano Rendón?

En general no me gusta el tema de líder. Incluso me criticaron por no serlo más. Y por esto me quedo con el concepto de los mosquitos. Desde el momento en que uno se declara “líder”, eso inmediatamente esta indicando jerarquía: él está aquí y da instrucciones. Lo que se necesita es gente que inspire, no gente que quiera asumir poder. Respeto a Rendón, pero él está en el mundo que acabo de describir: el de los buenos y los malos. Entonces está en guerra, y este tipo de guerra no se gana; más bien todos pierden.

A mí me pidieron que formara un partido político, pero me opuse, pues surgirían intereses personales en torno al poder, habría peleas internas, ya no por principios, sino por quién tiene que ocupar qué lugar.

¿Que rol podría tener un partido ecologista?

Los partidos no me gustan. En los 60’ un movimiento que no fue partido político hizo caer a nada menos que de Gaulle. Los islandeses botaron a todo el gobierno y nadie les da prensa. No sabemos cuánto puede crecer este movimiento, pero tengo la esperanza que así sea. Más adelante esto puede llevar a un cambio en la estructura política.

¿El mundo está cambiando?

En estos casos, a veces en el momento menos pensado, suceden los cambios. Todos los sistemas vivos son impredecibles, porque son caóticos, pero hay momentos en los que se puede producir una aceleración extraordinaria y pueden suceder cosas tremendas: ¡Estados Unidos quebró viejo, a pesar de todo lo que quieran ocultar! Imagínate el modelo económico imbécil que fueron capaces de crear que todos los países llegan a un punto de endeudamiento que ya no pueden pagar más. En Norteamérica ya no hay ni una industria de zapatos, lo único que tienen es especulación financiera y que está en crisis.

27 de octubre de 2011

www.lemondediplomatique.cl

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