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Es obra de Clotario Blest la creación de la Central Única de Trabajadores de Chile

Por CODEHS (Chile)

TEXTO DEL DISCURSO PRONUNCIADO POR NELSON PAZ EN EL ACTO DEL 20 DE NOVIEMBRE 2015:

Señor Director del Departamento de Derecho Económico y del Trabajo de la Facultad de Derecho de la Universidad Central, Leonardo Holgado, autoridades universitarias, compañeros de la convocatoria, queridas compañeras y compañeros:

Los quince convocantes a este acto hemos querido reunirnos a fin de celebrar un nuevo aniversario del nacimiento de uno de los hombres más extraordinarios que ha producido nuestra nación. Me refiero a Clotario Blest Riffo, cuya figura, unida inextricablemente a la de Luis Emilio Recabarren, ilumina la historia del movimiento sindical chileno; si bien éste fue el organizador de la clase obrera chilena, aquel fue su unificador. Porque es obra de Blest la creación de la Central Única de Trabajadores de Chile —entiéndase bien: ‘única’, no ‘unitaria, como la que hoy existe’— cuya vida jurídica se extinguiese el 11 de septiembre de 1973. A un aspecto de la vida de esta organización quisiéramos referirnos en esta oportunidad.

En 1970, había creado Blest el Comité de Defensa de los Derechos Humanos CODEH cuya labor sería defender a las personas perseguidas en las postrimerías del gobierno de Eduardo Frei Montalva. Luego del golpe militar de 1973, esa organización resultaba insuficiente para asumir las tareas de reorganización de los trabajadores chilenos; la CUT había sido disuelta por la Junta Militar y sus dirigentes eran perseguidos. Existían, sin embargo, a la fecha, algunos cuadros de la vieja CUT que, reconocidos como tales por esa organización en el carácter de ‘dirigentes honorarios vitalicios’, permanecían en el país y no eludirían sus respectivas responsabilidades sindicales; entre ellos, Clotario Blest, que ostentaba el título de ‘presidente honorario vitalicio’.

Así fue cómo, a poco de producido el golpe, tomó Clotario Blest sobre sus espaldas la misión de sostener la continuidad y vigencia de la más grande organización de la clase trabajadora, asumiendo en el hecho el cargo de ‘presidente’. Para ello, llamó a sus más cercanos amigos y colaboradores (Ernesto Miranda, Eduardo Long, Luis Vitale, Humberto Valenzuela, Santiago Pereira, entre otros) y les expuso el plan de crear un ‘Comité de Defensa de los Derechos Sindicales CODES’ a fin que ese organismo tomara a su cargo la reconstrucción del movimiento sindical chileno asumiendo el carácter de ‘CUT interior’ para conectarlo a la dirigencia en el exilio en el carácter de ‘CUT exterior’. No tuvo Clotario Blest —necesario es decirlo— apoyo de los sectores demócrata cristianos quienes, encabezados por José Monares y Ernesto Vogel, y confiados en que la presencia militar acabaría pronto, se esforzaban en crear una ‘Central Nacional de Trabajadores’, cuyo Comité Ejecutivo estaría conformado por Eduardo Ríos, Tucapel Jiménez y Victoriano Zenteno, entre muchos otros, como lo expresa nuestro compañero Oscar Ortíz en uno de sus trabajos. A pesar de ello, en noviembre de 1973, la CUT interior, con las firmas de Clotario Blest, Eduardo Long y Ernesto Miranda, sacó su primer comunicado en el que informa a la Comisión de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo OIT que la represión en Chile ha sido violenta “[…] existiendo a esta fecha en el mundo sindical 110 muertos y 230 encarcelados”.

Aunque Blest intentó convencer de la necesidad de la unión sindical a las altas autoridades demócratacristianas, incluidos los propios ex presidentes Frei Montalva y Aylwin, encontró siempre la misma negativa. La presencia en el CODES de Santiago Pereira fue decisiva pues el ex diputado demócratacristiano luchó incansablemente por terminar con los prejuicios de sus camaradas, logrando el apoyo de los demócrata cristianos que se encontraban fuera del país, con lo cual la ‘CUT exterior’ pudo ser posible. Y se hubiesen alcanzado mayores logros si un nuevo hecho no irrumpiera con fuerza en los años posteriores: el fértil campo que encontraría la ideología individualista dictatorial para reproducirse en las direcciones políticas y sindicales de la nación. Considerando a Blest no como un dirigente generado en las luchas sindicales en la época dictatorial sino, más bien, como un legado histórico, un ser anquilosado, un producto del pasado poco ágil para las luchas sociales que se avecinaban, los caciques sindicales y políticos se recogieron a sus propias madrigueras para, desde allí, dirigir sus huestes y olvidar a ese ser advenedizo y molesto que empezaba a ser Clotario Blest. Fue la hora de nuevas organizaciones, entre ellas, la Coordinadora Nacional Sindical CNS, el Grupo de los Diez, el Comando Nacional de Trabajadores CNT, en fin. La unidad sindical no iba a resultar tan fácil. Y la CUT, tanto interior como exterior, se fue debilitando al extremo que, en 1978, nada del esfuerzo anterior quedaba. Este fenómeno también se reprodujo en el campo de las organizaciones de derechos humanos. Aún cuando muchas de las mismas se habían generado bajo el amparo del CODEH, la generalidad de ellas buscaba alero en instituciones sólidas y ‘respetables’ como la Vicaría de la Solidaridad o la Comisión Chilena de Derechos Humanos. Y ese mismo año, mientras se fusionaban en un solo organismo las organizaciones que Blest había creado, dando origen al Comité de Defensa de Derechos Humanos y Sindicales CODEHS, poco tiempo después, emigraban de ese organismo Rafael Maroto y Fabiola Letelier para dar vida y continuidad a CODEPU, también en la búsqueda de un espacio propio donde realizar su propio proyecto político.

Así, pues, el CODEHS que había nacido precisamente para promover la unidad se fue quedando solo en tanto una multitud de organizaciones sociales, sindicales y de derechos humanos hacía su aparición para reclamar su derecho a conducir hegemónicamente al resto de la nación.

Queridos compañeros y compañeras:

Esta es parte de nuestra historia y la de nuestro fundador. No nos parece que la tarea emprendida en 1973 por reconstruir la unidad haya finalizado. Por eso no quisiéramos terminar esta intervención sin decir algunas palabras acerca de algunas circunstancias que ocurren a diario.

Es un hecho cierto que los actos de corrupción y los escándalos financieros parecieran ser parte inherente de este modelo de acumulación impuesto, primero en Chile (sin restricción alguna) y, luego, en otras partes del mundo (con ciertas limitaciones). Lo que sí nos resulta evidente es que —al menos en nuestro país—, pareciera existir cierta voluntad manifiesta en torno a imponer una nueva forma de moral, una forma nueva de relacionarnos, armónica a los intereses de ese modelo depredador, donde la exacción de los bienes públicos, la apropiación de lo ajeno, el desprecio por los demás, la agresividad en contra de nosotros mismos y la búsqueda de la ganancia fácil parecen ser las bases de esa nueva convivencia humana. No nos extrañemos, así, de los ‘portonazos’ y del clima de violencia que vive gran parte de nuestra sociedad; no nos extrañemos del crecimiento exponencial de la delincuencia, hecho criticado cuando dice relación con los delitos cometidos por personas provenientes de los sectores populares, pero que escasamente se considera cuando los cometen quienes se pasean por las altas esferas del poder

Nosotros, compañeros, pensamos que es tiempo de revertir la situación y que todavía no es tarde para hacerlo porque, como lo dicen nuestros amigos de ‘Le Monde Diplomatique’, ‘aún creemos en los sueños’. Uds. han visto, con seguridad, el afiche que da cuenta de este acto. Allí hay una frase relativa a la unidad que nos identifica porque nuestro primer llamado es realizar aquella. A realizar la unidad de los trabajadores, de las agrupaciones sociales y de toda la población, en general. No solamente unirnos por unirnos, sino hacerlo para actuar. Y no para actuar solos, sino para hacerlo en conjunto e influir todos decisivamente en la marcha de esta sociedad.

Nunca la unidad ha sido una tarea fácil; lo repetimos. Pero también sabemos que ella es posible en la medida que podamos superar ciertos vicios que se arrastran dentro de las organizaciones sociales y la impiden, entre otros, el caudillismo, el narcisismo social, las ansias de situarse por encima los demás, de aparecer como ‘personalidad’, como sujetos importantes a quienes hay obligadamente que rendir pleitesía, sujetos dotados de poder, capaces de decidir la suerte de los demás.

Se nos ha ocurrido, pues, compañeros, que una forma de ir construyendo una nueva forma de actuar es a través de crear lo que hemos denominado ‘convocante colectivo’. No por algo hemos pedido a algunas personas y organizaciones hacer un llamado en conjunto para asistir a esta actividad, unidos solamente por el deseo que la misma pueda llevarse a cabo. Pensamos que, en poco tiempo más, podemos juntarnos y discutir a quién o a quiénes más podemos invitar para algo similar, y seguir creciendo, con más y más convocantes. Porque estamos ciertos que un convocante colectivo puede conducir, en un día no muy lejano, a vislumbrar una nueva forma de conducción social que es el ‘liderazgo colectivo’. Multiplicando esas convocatorias colectivas, construyendo en virtud de ellas encuentros de conversaciones permanentes, generando espacios de debate convocados colectivamente por contingentes cada vez más numerosos de trabajadores y movimientos sociales, podemos construir ese liderazgo colectivo. Tales encuentros no serán fáciles, sin embargo. La diversidad dificulta los acuerdos y hace vehementes las discusiones. Pero las diferencias nos enseñan que en virtud de esos debates se minimiza la posibilidad de cometer errores, maximizándose la posibilidad de corregirlos, cuando se han cometido. Más, aún: en la diversidad encontramos la solución a nuestros problemas porque lo que uno no está apto para realizarlo puede hacerlo otro. La diversidad es el elemento que impulsa la cooperación.

Este es el mensaje que quisiéramos entregar en esta oportunidad y que, estamos seguros, compañeros y compañeras, le hubiere gustado entregar a esta sala y a toda la comunidad nacional nuestro fundador Clotario Blest. No por otra cosa hemos querido hacerlo en esta oportunidad y en esta sala, cuando se celebra un nuevo aniversario del nacimiento de ese gran luchador sindical.

Muchas gracias.

Santiago, 20 de noviembre de 2015

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