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Felipe González y el Apocalipsis bolivariano.

El ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, CAP para sus amigos, fue el único presidente de Venezuela destituido por la Fiscalía General de la República en marzo de 1993 y no por un quítame estas pajas. Entre otros cargos de malversación probados, destacó el de "peculado doloso", apropiación de 250 millones de bolívares, 17 millones de dólares de la época, de una partida secreta o "fondos reservados", dinero del que era único responsable y no debía rendir cuentas ante ninguna institución de control. ¿Nos suena esto de algo? ¿No nos recuerda a ciertos Barrionuevo, Damborenea, Vera y otros paladines de la lucha anti terrorista?

Durante el proceso CAP reconoció que parte de ese dinero, sin especificar la cantidad, fue destinado por órdenes del gobierno de los Estados Unidos a financiar la candidatura de Violeta Chamorro en Nicaragua. Tras el fracaso de la "Contra" financiada por Reagan vendiendo armas a Irán (escándalo Oliver North) había que derrotar al gobierno sandinista como fuera. Uno tiene los amigos que escoge, es parte de nuestra libertad, licencias morales más o licencias morales menos. Que Felipe González haya sido amigo de CAP es su problema, como también es su virtud, la fidelidad demostrada ante el amigo en desgracia y demostrada en los párrafos primero y último del homenaje que hizo FG a CAP en el diario EL PAÍS del 28 de diciembre de 2010: "Ha muerto como un trasterrado sin dejar de mirar a su tierra, Venezuela, a la que dedicó su vida, sus esfuerzos, su pasión. Por ninguna razón merecía ese destino, incluyendo el procesamiento que lo sacó de su segunda presidencia de la República. Cuando se sosieguen las cosas y se vea la perspectiva histórica con cierta objetividad, esto quedará claro"..."Carlos Andrés, incansable en su lucha por la libertad y la justicia, con sus aciertos y sus errores como todos los líderes importantes, reposa ya de su larga vida, pero no lo hará definitivamente hasta que lo que queda de él llegue a su Venezuela".

En el país de los ciegos el tuerto es rey, mas por fortuna aún quedamos unos pocos fieles a la objetividad de los hechos. La revolución bolivariana, que es un asunto venezolano y que compete solamente a los venezolanos no tuvo nada que ver con los motivos de la destitución de CAP. Y sembrar el pánico anunciando un hipotético apocalipsis bolivariano en España es, grotesco, absurdo, cobarde, y además hace un flaco favor a la memoria de alguien que, por muy amigo que fuera, dejó el poder por la puerta trasera, como un probado corrupto y no como "un líder importante".

Luis Sepúlveda

Gijón, 29 de mayo de 2014

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