Suman las periferias alegrías, suman los ningunos esperanzas, así convergen, así proliferan, así se materializa el anhelo de la reconstrucción de una izquierda zurda con vocación de autonomía y pinceladas libertarias. Entre Autonomistas, democráticos, verdes y humanistas se congregan los descontentos y se fortalece la experiencia institucional de la nación en la calle, al fragor del descontento ciudadano y con la resistencia de los pueblos originarios como testimonio de dignidad inagotable.
Las recientes elecciones parlamentarias y presidenciales vividas en Chile, son la máxima del testimonio que expresa consistentemente la crisis de la clase política tradicional y el agotamiento del tiempo de los transicionales y los tutelares, aquellos que transaron justicia social y jurídica por gobernabilidad desde la década de los noventa. Los socialistas y concertacionistas que institucionalizaron y profundizaron el modelo económico heredado por la tropa golpista. Los que en un acto de falacia histórica pretendieron desmovilizar el campo de lo social instalando un aliente culto por la competencia y el consumo en la dinámica cultural del país, deconstruyendo el campo de lo popular y las organizaciones de base.
El Frente Amplio es la estocada que los hijos de las viejas resistencias organizan para iniciar el nuevo tiempo. La claridad ideológica y la ausencia de entreguismo suicidarío como máxima de la práctica política. Es por esta razón y no por otro que desde el Frente Amplio cuesta tanto llamar a votar por Guiller. Debido a que él representa la institucionalidad que prefirió la gobernabilidad a la transformación real, siempre apostando al calculo que señalaba la brújula de la medida de lo posible para garantizar de esta manera la permanencia en los cómodos sillones de un poder que anestesio por décadas a nuestro pueblo y lo condujo a una democracia de los acuerdos que solo garantizo el lucro y el abuso como máxima de la clase dominante sobre el conjunto de la nación.
Las próximas semanas serán un tiempo de negociaciones sin embargo lo demostrado hasta ahora por los compañeros y compañeras del Frente Amplio nos permiten tener la tranquilidad que el tiempo de los entreguismos y acuerdos entre cuatro paredes han cedido espacio a la organización asambleísta y participante que desde la movilización social y la calle han llegado al congreso para quedarse. Construyendo siempre desde el margen y teniendo domicilio ideológico claro. Sabemos que no estamos con Guiller pero que por sobre todo tenemos la claridad de que estamos contra Piñera y todo lo que representa.
Marco Silva Cornejo
Mg Ciencias Sociales Aplicadas UFRO
