En kioscos: Abril 2024
Suscripción Comprar
es | fr | en | +
Accéder au menu

Funan en Krefeld, Alemania, a Hartmut Hopp en de la dirección de Colonia Dignidad.

Discurso de Dieter Maier en la Funa:

Queridas amigas y amigos,

Nos encontramos aquí, en las cercanías de la vivienda de Hartmut Hopp. Hartmut Hopp fue un importante miembro de la dirección del asentamiento alemán llamado Colonia Dignidad, en Chile, en el cual se cometieron graves crímenes contra los Derechos Humanos. Allí fueron asesinados más de cien personas, cientos fueron torturados y otros fueron abusados sexualmente o atormentados con sicofármacos. Hartmut Hopp fue el Director del Hospital de la Colonia Dignidad y su representante hacia el exterior. Él fue un estrecho colaborador de Paul Schäfer, jefe de la secta.

Lo que viven hoy, aquí, es una Funa. La palabra viene del castellano que se habla en Chile. En Chile la revisión histórica de los crímenes contra derechos humanos cometidos durante la dictadura de Pinochet es lenta, compleja y con vacíos. Muchos asesinos y torturadores no han sido nunca condenados o condenados a penas muy menores. Por esta razón, Familiares de los Presos Políticos Desaparecidos realizan Funas, para advertir de esto a vecinos de los hechores y a la opinión pública, mientras se exige justicia y revisión del pasado de parte del estado y de los tribunales.

Hartmut Hopp fue condenado de acuerdo a la ley el 25 de enero de 2013 por la Corte Suprema de Chile a 5 años de cárcel, como cómplice en abusos sexuales sistemáticos a niños. Él fue tambien condenado en Chile a causa de la violación de ley de armas. Él está acusado en procesos a causa de muertes de presos políticos y por participar en la organización de una asociación criminal. Antes de que se diera a conocer esta, y probablemente otras condenadas penales, Hartmut Hopp huyó de Chile, en mayo de 2011. Chile ha solicitado su extradicción, pero Alemania no extradita a ningun ciudadano suyo. El ministerio público de Krefeld sin embargo ha comenzado investigaciones en su contra, las que aún perduran.

A continuación de nuestra Funa en Krefeld, el 24.03, víctimas de las torturas y familiares de personas asesinadas en la Colonia Dignidad realizarán en Chile una guardia en recuerdo de la víctimas y exigirán la instalación de un pequeño memorial en esos terrenos. Nosotros exigimos del gobierno federal alemán que participe y apoye la construcción de ese memorial.

Para realizar reuniones como la que estamos realizando hay que satisfacer criterios muy exigentes. Mientras un acusado no haya sido condenado conforme a la ley, vale para él el principio de inocencia. No nos tomamos el derecho de poner a alguien en la picota sin más. Sabemos exactamente los riesgos políticos que eso trae consigo. Ese no es nuestro objetivo. Hopp, sin embargo no sólo es un acusado en varios procesos en Chile y Alemania, sino que el está condenado ya a cinco años de cárcel por la Corte Suprema de Chile. Esa condena está vigente. Los que fueron condenados juntos con Hopp .ya comenzaron a cumplir sus condenas, para lo cual las condiciones de las celdas en la cárcel son mejores que las que tienen los presos chilenos. Hopp ha eludido esa condenada por medio de una salida ilegal de Chile, pues la justicia chilena le había prohibido salir del país.

La asistencia judicial es un camino dificil, especialmente cuando los estados implicados no han firmado un pacto de asistencia judicial, como es el caso entre Alemania y Chile. Una ejecución de la pena de cárcel chilena en Alemania es posible, pero es tambien una cuestión de la voluntad política. No sólo la justicia es resposnable de esto, sino también una serie de otras instancias estatales en ambos países. Hopp es un fugitivo de la justicia y utiliza un vacío en el derecho alemán y entre ambos países.En Alemania los plazos de prescripción son mucho más cortos y la presentación de pruebas es más dificil que en Chile, donde fueron cometidos los hechos de que se le acusa.

Eso lo usa Hopp como una ventaja, y por ello el Caso Hopp es un caso político. Y por eso mismo la sociedad civil tiene aquí una función, una tarea. La inexistencia de un tratado de extradición y las diferencias entre los sistemas juridicos nacionales no pueden llevar a que hechos criminales queden impunes.

Junto con la ejecución de la condena chilena pedimos, naturalmente, una rápida investigación por parte del ministerio público de Krefeld, la que esperamos conducirá pronto a una o varias acusaciones en contra de Hopp. Cómo decide entonces la justicia alemana, dependerá de ella misma. Y depende de Hartmut Hopp declarar ante el ministerio público. El perteneció a la dirección de la Colonia y sabe mucho. Si él es inocente, debe explicar las acusaciones que le hacen, si no, el no puede quedar sin castigo. Lo mismo vale para su mujer, la que trabajaba en el hospital, en el que se ejecutaron muchas torturas.

Con esta funa queremos respaldar las esperanzas en la justicia de las víctimas y exigirle a los niveles encargados de la decisión política, darle la mayor prioridad al caso Colonia Dignidad. Lo que allí sucedió en torturas y muerte, en degradación y chantaje, va más allá de lo que tribunales e instituciones estatales pueden sancionar o reparar, aunque tan necesarias sean sus condenas. Los sistemas de justicia y los sistema políticos de Chile y Alemania son diferentes y no pueden expresarse con UNA sola voz; pero nosotros, los que hoy manifestamos aquí y aquellos, que mañana demostrarán frente a la entrada de la Colonia Dignidad, exigimos con UNA voz: ¡NO al olvido y SI juicios rápidos y justos!.

Trabajar por los derechos humanos es una necesidad internacional. En una dictadura la sociedad civil está demasiado debilitada para poder oponerse de modo efectivo a la represión. Ella necesita el apoyo de países democráticos. Cuando Alemania se convierte en un puerto seguro para personas que están comprometidas en crímenes contra los derechos humanos, entonces, una vez más, es necesaria la Solidaridad Internacional. Las relaciones bilateriales entre estados son tan lentas y complejas, e influídas por tanto miramiento y consideraciones diplomáticas, que la sociedad civil de los países implicados debe inmiscuirse como actores libres. Nuestra acción de hoy debe ser un pequeño aporte para la protección internacional de los derechos humanos.

El gobierno federal supo ya tempranamente de los acciones criminales de la Colonia Dignidad. Ya en los años 60 miembros de la secta huyeron y se refugiaron en la embajada alemana en Santiago e informaron de los crímenes que se cometían en la Colonia. El servicio secreto de Pinochet, la DINA, torturó y asesinó presos políticos en la Colonia. Durante la dictadura hubos relaciones amistosas entre algunos miembros de la embajada alemana y de la Colonia Dignidad. Recién a fines de los años 80 se distanciaron. Gerhard Mertins, uno de los más importantes traficantes de armamentos alemanes, que vendía armas por encargo del ejército alemán, entraba y salía de la Colonia Dignidad. El ministerio público en Bonn investigó a Schäfer, Hopp y otros desde 1985 al 2010. Todos los procesos terminaron sin resultados y fueron, en parte, cerrados con argumentos pocos convincentes.

Durante la peor represión bajo Pinochet el estado federal alemán se negó a tomar posición contra la Colonia Dignidad, con el argumento que estaba en desarrollo un proceso judicial y él no se quería inmiscuir. Sin esa „extremada cautela“ (así lo dice un documento del Ministerio de Exteriores alemán) se podría haber evitado mucho dolor. Nosotros decimos NO a esa cautela.

Hopp no es el primer miembro de la dirección de la Colonia Dignidad, buscado con orden de detención por Interpol, que huyendo de la justicia chilena se instala en Krefeld. Antes vinieron hasta aquí Albert Schreiber (ya fallecido) con familia y otros miembros implicados en crímenes en la Colonia Dignidad. La razón de porque eligieron Krefeld como su domicilio debiera buscarse en la existencia de la organización religiosa „Freie Volksmission Krefeld“, cuyo director, Ewald Frank, ha visitado varias veces la ahora renombrada Colonia Dignidad y que entre tanto tiene prohibición de ingreso a Chile.

Esta es la Segunda Funa fuera de Chile y la Segunda en Krefeld. La primera se realizó el año 2006, frente a la Freien Volksmission Krefeld, que se había convertido en el punto de encuentro de antiguos habitantes de la Colonia Dignidad, entre ellos, Albert Schreiber, el que durante largo tiempo fue el segundo hombre en la cúspide la secta. Hopp y el director de Freien Volksmission, Ewald Frank, se conocían ya en Chile y mantenían una estrecha relación. Su advertencia a los miembros de la Villa Baviera de no acusarse mutuamente , habla por si sola.

Los criminales quieren que lo ocurrido se convierta en pasado, las víctimas no pueden aceptarlo. El recuerdo de las abusos, que tuvieron que soportar, no desaparece. Hace pocas semanas la Villa Baviera quizo deshacerse de su pasado y lo remató. Si, entendieron bien, lo remató, en un remate público y con la argumentación de que era necesario separarse del pasado y hacer algo de dinero. La máquina de afeitar de Paul Schäfers, la ambulancia en la cual presos políticos fueron llevado a la tortura, el Mercedes de Hopp, todo cayó bajo el martillo del remate.

Nosotros estamos en deuda con las víctimas sobrevivientes y con los familiares de los „desaparecidos“ en la Colonia, y protestamos contra ese intento de „autolavado“. Por ello nosotros hacemos esto, aquí y hoy. Un hermano de Hernán Sarmiento, asesinado en la Colonia, y que hoy vive en Alemania, estaría con nosotros sino hubiera tenido que viajar a Chile. El me pidió saludar a Uds. Algunos exhabitantes de la Colonia Dignidad hubieran querido también estar aquí, pero fueron tan maltratados fisica y espitirualmente que no les es posible venir. Hoy viven aproximadamente 160 personas en el ex Colonia Dignidad. A ella pertenecen un hotel, un restaurant, la producción de alimentos, actividad foretal y una cantera de áridos. La Sociedad para la Cooperación Internacional (GIZ, por su sigla en alemán) dependiente del Ministerior para Cooperación Económica, apoya técnica y administrativamente estas empresas. La colonia celebró todovía el 2012 una Oktobertfest.

Ni una palabra para mencionar los crímenes allí cometidos. Víctimas de torturas y familiares de los „Desaparecidos“ en Chile, exigen que se ponga fin al apoyo financiero de parte del gobierno federal alemán y en lugar de eso se apoye la construcción de un memorial afuera o dentro de los terrenos de la colonia.

En las calles de Krefeld se cruzan víctimas y victimarios de la Colonia Dignidad. Esa relación involuntaria de Krefeld con un crimen, que permanece sin cerrarse totalmente hasta hoy, es, desde nuestro punto de vista, un motivo claro, para tomar posición. Alemania no se puede convertir en un escondrijo para personas que estuvieron involucradas con la represión de dictaduras militares en otros países y Krefeld no puede mirar esto sin decir ni una palabra.

Elegimos este lugar porque él esta a la vista del matrimonio Hopp. Ellos tiene que saber que la normalidad no se alcanza simplemente por medio de la fuga y ni a través de lamentos de inocencia, ni tampoco porque un autodenominado Predicador , el que oculta que a un perdón debe anteceder la ejecución de una pena, los declarad libres de sus culpas. Nosotros no podemos exigirle explicaciones a Hopp, porque el calle y se esconde como un Caín despues de asesinar a su hermano. Hopp tiene que hablar, contar la verdad, declarar, para que luego tenga lugar un proceso regular. Solo entonces no habrán más Funas.

Pero el quiere, al igual que sus cómplices, neutralizar los delitos cometidos por medio de un retiro a la vida privada. Las víctimas sin embargo, no pueden arrastar sus padecimientos como una cuestión de vida privada, pues el recuerdo les persigue cada día. Si el estado no reconoce sus sufrimientos -hasta ahora no lo ha hecho ni el estado chileno ni el estado alemán- entonces lo hacemos nosotros, los ciudadanos de ambos países. Y debido a que sólo hay víctimas cuando hay victimarios, hacemos esto en Krefeld, la ciudad que se está haciendo un nombre como la ciudad en la cual viven víctimas y victimarios sin decirse nada, aunque nosotros lo hacemos hoy.

La injusticia se cometió con ayuda del estado chileno y bajo los ojos del estado alemán. Por eso exigimos un procesamiento público. No sabemos si Hopp quiere mirar a los ojos a sus víctimas, pues el se esconde. Por eso, el contacto visual con su casa es tan importante. Nosotros le vemos! Y como acción simbólica, uno de nosotros va a poner un volante en cada buzón de esta casa (uno no tiene nombre).

EXIGIMOS:

• Una acción penal rápida y consecuente a los ejecutores de delitos en la Colonia Dignidad en Chile y en Alemania!

• ¡Ejecución de la pena de cárcel chilena de Hartmut Hopp en Alemania!

• ¡Construcción de un lugar Conmemorativo afuera o dentro de los terrenos de la ex Colonia Dignidad! Redestinando a ese objetivo los dineros provenientes de los impuestos de los ciudadanos alemanes federales, los cuales se han utilizado hasta hoy para apoyar económicamente a la Villa Baviera

Dieter Maier, marzo de 2013

Traducción: piensachile

http://www.piensachile.com

Compartir este artículo