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Gisella Rubilar: Para qué vivir si no es para amar y luchar por la libertad. Por Virginia Vidal

La chilena Gisella Rubilar Figueroa, muerta de un disparo en la cabeza el sábado en la noche, mientras intentaba despejar una barricada antichavista en la ciudad venezolana de Mérida, falleció luego de permanecer en estado de extrema gravedad durante toda la jornada. Recibió el sábado el impacto de un proyectil mientras intentaba resguardar su edificio, pues manifestantes levantaron una barricada frente a éste.

Su padre, el escritor Luis Rubilar, profesor del Núcleo Rafael Rangel de Trujillo, en la misma universidad, al igual que su madre, María Figueroa,psicólogo y Doctor en Estudios Americanos por la Universidad de Santiago de Chile y profesor de pedagogía, publicó la "Psicobiografía de Pablo Neruda", editada por la Universidad de Santiago de Chile, Facultad de Humanidades/Instituto de Estudios Avanzados, 2003; fue colaborador de la revista “Araucaria”. Los esposos, partidarios de la Unidad Popular, después del golpe de Estado de 1973, se vieron obligados al exilio, primero en Argentina y luego en Venezuela. Giselle vivió gran parte de su infancia en el país bolivariano; regresó a Chile por doce años pero retornó a Venezuela. Madre de cuatro hijos, tres mujeres y un hombre, apoyó la revolución impulsada por Hugo Chávez.

Giselle Rubilar, de 47 años, era estudiante de la Universidad de Los Andes de Mérida, donde cursaba una maestría en educación. Vivía en esa ciudad desde el año 2006, junto a sus hijos. Pasadas las nueve de la noche del sábado último, en la intersección de las calles Los Próceres con Lomas de los Vientos, junto a un grupo de vecinos limpió los escombros dejados por las barricadas que algunos manifestantes habían encendido durante el día. Luego de despejar la calle, se quedaron vigilando para evitar que rebrotara la protesta cuando fueron emboscados por un grupo de encapuchados que arremetieron disparando con armas de fuego y lanzando objetos contundentes en el intento de asaltar las residencias.

Antes de morir, Giselle ya había denunciado en la red social: “En el hospital del seguro social (a dos cuadras de mi casa) los guarimberos (los que levantan las barricadas) se han dedicado a asediar a los médicos, personal del hospital, familiares de los pacientes, a cualquier persona que entre o salga de ahí, así como la entrada de medicamentos y alimentos, a tal punto que han tenido que trasladar gran parte de los pacientes hospitalizados a otro lugar. Estas son algunas de las acciones que nos muestran el grado de locura y violencia de estos grupos fascistas, que se hacen llamar estudiantes, de lo cual ya está confirmado que de todos los detenidos hasta ahora solo un treinta por ciento son estudiantes”.

Gisella convocaba y participaba de las marchas que exigen paz en Venezuela, y era una activa usuaria de las redes sociales. Numerosos posteos en su cuenta de Facebook revelan su apoyo a Marcel Claude en la última elección presidencial chilena, y sus críticas tanto al presidente Sebastián Piñera como a la presidente electa. Partidaria del movimiento estudiantil, la lucha del pueblo mapuche y la causa feminista, demostraba su compromiso de izquierda. Pero no todos sus comentarios se referían a la circunstancia venezolana. Admiradora del escritor argentino Julio Cortázar y del uruguayo Mario Benedetti, se daba tiempo para compartir poesía y literatura. En diciembre pasado, dos meses y medio antes de ser asesinada por una bala fantasma en las calles venezolanas, escribió “Para qué vivir si no es para amar y luchar por la libertad”. En su último mensaje, sobre el día de la mujer, en un escrito con spray blanco sobre el cemento se lee “Mujer bonita es la que lucha”.

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