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LA FIEBRE O EL TERMÓMETRO El debate sobre la encuesta Casen y la pobreza. Por Ángel Saldomando

¿15% de pobreza o 14,4%? Que hay detrás de este debate en el que se ha cuestionado al gobierno por el uso de la encuesta Casen y por la eventual manipulación de los datos. El debate podría ser al fin d cuentas una tormenta en un vaso de agua. Porque si la variación a la baja de la pobreza que el gobierno pretende mostrar como un éxito, no excede el margen de error de la muestra, 0.7% según los críticos, la variación en realidad es nula estadísticamente hablando. Lo que hay detrás de la polémica en realidad es significativo si se toman en cuenta los problemas de fondo y es ahí donde el instrumento de medición hace agua.

El debate sobre la fiebre y el termómetro

La encuesta Casen fue diseñada en el marco de los enfoques de compensación social de la pobreza en boga durante la ola neoliberal de los 80. Ello permitía identificar los ingresos de los más pobres y transferir mediante ayudas y subsidios una amortiguación de su condición. El enfoque y el instrumento fueron continuados e intensificado por los gobiernos de la concertación. Ello permitió ampliar el monto, la variedad y la cobertura de los subsidios.

De esta manera en el tiempo se observó una disminución de la pobreza. Ello fue considerado un éxito nacional e internacionalmente. La sensibilidad política del tema era obvia y sin ello la Concertación habría quedado expuesta tempranamente con los aspectos más regresivos del modelo, la pobreza.

La encuesta Casen se convirtió así en el instrumento único e indiscutido para medir la reducción de la pobreza, era funcional a la política de subsidios con una muestra unilateral del éxito basado en los ingresos de los pobres apoyados por los subsidios.

¿Pero qué tan cierto y profundo era y es este éxito en la reducción de la pobreza?

Dos aspectos ocultos minaban el éxito y el instrumento. Y esto abre el debate sobre las cuestiones de fondo. Lo primero es que si bien la pobreza se había reducido y luego estabilizado en proporción de la población en alrededor de un 13% en 2008, ¡La masa de gente que salía pero volvía a entrar en la pobreza era la mismas que se decía haber reducido! 40% de la población ha sido pobre alguna vez en los últimos 10 años, es decir la vulnerabilidad y la rotación que tiene la pobreza en el país. Se sale de ella pero la puerta de entrada nunca quedaba lejos.

Esto mostraba que la solución nunca fue estructural como bien lo señalaron otros estudios y discusiones en privado pero que no se reconocieron en esa época.

Y esto nos lleva al segundo aspecto. Este es que si se le quitan las muletas a los ingresos de los pobres y vulnerables es decir casi la mitad de la población se iría a la pobreza en masa nuevamente.

La razón de fondo es que la pobreza no se puede reducir estructuralmente si no se reduce la desigualdad y ello no depende de medir la pobreza sino que la concentración de la riqueza, algo que la casen no permite medir porque los ingresos de los ricos no aparecen.

Las políticas de subsidios generaron así una realidad pero con una apariencia de solución más profunda que la casen avaló. Pero si se consideraban el ingreso real disponible en relación a los costos actualizados del consumo en las familias y la evolución de la distribución del ingreso era evidente que la pobreza seguía allí.

Varios aspectos “técnicos” sabidos pero no corregidos ocultaban esto, La línea de consumo de la casen data de mediado de los ochenta y por ello estaba desactualizada, tampoco aparecían aspectos como el endeudamiento de los hogares y los costos reales del consumo actual incluidos salud, educación y otros bienes. Sin duda que la situación creada por los subsidios se sostuvo apoyada con el crédito masivo que permitió a los hogares equiparse en bienes durables e inmuebles además de incrementar el consumo.

Pero ambos amortiguadores están dañados, la deuda familiar se ha incrementado es casi insostenible en muchos sectores y los subsidios han disminuido y no alcanzan. Chile es uno de los países que menos transferencias sociales hace por medio del gasto público en América latina, por debajo de Brasil, Argentina y Colombia por ejemplo. Esta es la realidad de fondo del problema.

La Casen es ahora un instrumento abollado y descartable porque hay que incluir otras variables y realidades sociales y económicas, a lo que se agrega la desconfianza que se produce cuando los ciudadanos abordan su realidad y la contrastan con los números exitosos que les presentan oficialmente.

A la luz del debate sobre la Casen y la política de subsidios aparecen también otros temas en perspectiva.

La discusión sobre la reforma tributaria que defiende el gobierno y que la Concertación comienza a perfilar como su gran reforma estructural puede ser la solución para relanzar la máquina de subsidios a mayor escala pero sin enfrentar el problema estructural. Es decir la evolución de los ingresos de los trabajadores y la concentración de la riqueza.

Una política tributaria progresiva y un gasto social redistributivo son ciertamente necesarios pero esta es una propuesta en rigor del pasado, es decir sigue siendo pertinente porque no se hizo antes. En términos de la situación actual y de la nueva agenda de cambios es insuficiente si no se toman aspectos más estructurales.

Hasta la OCDE lo dijo en su informe sobre Chile, señaló que las mejoras no eran sólidas y durables por la calidad de los empleos y las remuneraciones. En otras palabras no hay ascensor social es decir movilidad social horizontal y vertical como se le llama al movimiento de que mejorar sus condiciones de vida hacia arriba o dentro de la misma línea de posición social.

También de hilo en aguja esto nos lleva a la matriz productiva del país y del empleo. Chile es una economía que volvió a ser exclusivamente extractiva y rentista cuyos polos de acumulación altamente concentrados no generan condiciones estructurales de desarrollo equilibrado sostenible.

Por eso, la captura de la renta por medio del tributo es la “única solución” para repartir mas sin tocar el resto, algo a lo que oponen intereses creados no sólo en la derecha sino que también en una larga línea trasversal intereses creados en la concertación.

Al final la encuesta Casen es otra baja colateral de la nueva situación que se ha abierto en el país. En realidad la discusión sobre el instrumento es una discusión de fondo sobre la enfermedad y requiere un cambio de paradigma en el enfoque de la cuestión social en el país. Tal es así que incluso antiguas autoridades oficialistas reconocen ahora que el enfoque compensatorio era regresivo, que la cuestión de fondo no se tocó y que el modelo de desarrollo es un problema. Vaya descubrimiento.

La presión que ejerce una nueva conciencia crítica que reclama cambios hace efecto frente a la defensa y continuidad del modelo. La tensión crece en un triangulo entre quienes empujan por el cambio, quienes lo desean pero son escépticos y quienes quieren impedirlo.

El hecho que cada vez que se toque un aspecto crítico se abran otros, en una especie de articulación desnuda, muestra cuán difícil es ocultar que no hay males menores en este modelo y que requiere una agenda de transformación más estructural. Como se ve en la articulación que se produce entre con la educación y el modelo, los conflictos territoriales y el modelo y la ley electoral y la constituyente del modelo.

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