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La crisis del Sentido Común Político (Parte I): Entre la descomposición/recomposición de la cultura política en el Bloque Dominante. Por José Ponce

“La crisis consiste precisamente en que muere lo viejo sin que pueda nacer los nuevo, y en ese interregno ocurren los fenómenos más morbosos”
Antonio Gramsci (1)

Este 2011 ha reafirmado algo que se venía gestando desde hace al menos un par de años, la descomposición de la capacidad representativa del sistema político vigente, lo cual lleva a un reordenamiento de la correlación de fuerzas políticas y sociales del país. En efecto, hoy día, mientras una gran cantidad de estudiantes y actores sociales salen a la calle para poner en el tapete temas esenciales de la agenda pública, los partidos políticos tradicionales (vale decir, las organizaciones hasta ahora estructuradas tanto en la institucionalidad como afuera de ellas) demuestran estar en otra sintonía. Esto lo entendemos como consecuencia de que los partidos políticos y su ordenamiento son expresión orgánica de determinados intereses sociales, por lo cual durante los últimos 20 años, gran colectividades terminaron transformándose en 2 caras de la misma moneda, con lo cual devinieron en la formación de lo que denominados el “bloque dominante” (2). No obstante, se de cómo mayor notoriedad pública los cambios que se den en ésa esfera, producto de ser quienes ocupan los espacios de poder del país, hoy se manifiesta una turbulenta marea de rearticulación orgánica de lo que denominamos “campo popular” (3). En los vaivenes del bloque dominante enfocaremos en este artículo nuestro análisis, el campo popular lo dejaremos para otro momento.

El 2009: el año de los cambios.

El triunfo de Piñera es la expresión de la tendencia de un claro movimiento de la política de los acuerdos en Chile. Es más, el slogan de ése año, pareció ser el cambio. Tanto desde la Derecha –que sostuvo dicha palabra desde 1999-, como desde el descolgado candidato “progresista” ex-Concertación levantó la misma bandera. Hasta el ex-Presidente Eduardo Frei, en la segunda vuelta tuvo que plantear una perspectiva más renovadora del quehacer concertacionista para mantener a esta coalición en el Poder. Finalmente, el candidato Sebastián Piñera terminó llevando a la Derecha luego de 50 años al poder Ejecutivo por vía electoral.

Esto se puede ver como la comprensión de las organizaciones políticos del malestar ciudadano de la cultura política (4) de los Gobiernos concertacionistas. En efecto, se puede verificar claramente que, desde hace un tiempo atrás, la ciudadanía tenía un fuerte rechazo hacia la política, vinculándola a la corrupción y como un espacio donde finalmente priman los intereses de los más poderosos del país. Es más, esa es la dura realidad. Dicho fenómeno lo vemos como la descomposición del “sentido común” de gran parte de los chilenos, aunque en su dimensión político y no en lo global de la concepción de la sociedad (5) . Es decir, todo lo que se inició como un malestar generalizado sobre la forma en que había terminado la Concertación de Partidos por la Democracia, mezclado con una descarada corrupción política, empezó a alejar cada vez más a la mayoría de los ciudadanos de las instituciones de representación política. Cada vez fue más abismante la brecha entre el potencial universo electoral con el padrón de votantes. De estas maneras se demostró el hostigamiento con una forma de hacer política basada en el pacto, la negociación y la defensa del statu quo, que sólo beneficia a los más poderosos y los que se decían representar a los más débiles terminaron corrompiéndose por el sistema (6).

No obstante este fenómeno proveniente del plano subjetivo de la sociedad, las cuales dan pie espacio para que se fermente, el descontento con la política chilena, que se autocalifica como institucionalmente estable, ejemplar y democrática, no se condice con los enormes grados de desigualdad del país. Ya para nadie es desconocida la gigantesca separación entre una minoría extremadamente rica y una mayoría muy pobre, aunque gran parte de la ciudadanía piensa en las lógicas neoliberales del “emprendimiento individualista” para superar sus precarias condiciones de vida, viven condiciones de un país más digno de ser llamado del inframundo. En base a lo mismo, los golpes imperceptible –mejor dicho subterráneos, pero profundos- de la crisis económica mundial en nuestro país y su actual fluctuante desarrollo, colaboran en un proceso de precarización de la vida que no se deja ver tan fácilmente producto del sistema crediticio existe actualmente en Chile. No obstante, con la punta del Iceberg que muestra el caso la Polar y el endeudamiento de los estudiantes, dejan en claro que el sistema financiero es lo que permite que los condenados de la tierra llamada Chile puedan reproducirse económicamente (7).

Sin embargo, el proceso de movilizaciones desarrollado fundamentalmente por los estudiantes, demuestran el aburrimiento de un grupo de la sociedad con esta forma de mantenerse el sistema, lo que empieza a tensionar la imagen que nos marketea el sistema económico capitalista sobre si mismo. Es esa vida que viven la clase trabajadora y los sectores medios del país, en franco proceso de “proletarización”, que ha generado un rencor hacia la clase empresarial y a la burocracia política cada vez más abrazada a ella.

Todo esto ha sido el caldo de cultivo donde se ha larvado el descontento generalizado hacia quienes gobiernan en las instituciones del Estado y en quienes están presentes políticamente en dichos espacios. Ahora bien, este extraño y contradictorio proceso que no tiene una dirección clara, pone en jaque a las fuerzas políticas tradicionales que buscan re-acomodarse al nuevo panorama iniciado con la Derecha en el poder el año 2010. Veamos un poco que ha sucedido en este marco.

El re-acomodo de las fuerzas políticas del bloque dominante.

El primer movimiento dice relación con la ocupación de la Derecha de la tribuna institucional del poder ejecutivo, el cual era dejado forzadamente por la Concertación. Por ello ambas sufrieron fuertes cambios. Por un lado, quienes se iban, veían agudizar una extensa crisis que se desarrollaba en su seno desde hace un tiempo atrás, que partió al interior de cada partido –en el PPD (la salida de Flores-Schaulsson), en el PDC (la salida de los colorines) y en el PS (la salida de Navarro y MEO, que se ha extendido hasta hoy con la salida de Aguiló)-, devino en un enorme desconcierto que impidió posicionarse para mantener el poder. Ni siquiera el pacto electoral con quienes se habían transformado en su reserva de votos desde la elección de Lagos, como terminó siendo el PC, pudo revertir esto. Con ello, salieron de su principal espacio de posicionamiento y resguardo político, así como material.

Dada esta situación, vinieron las críticas, las más profundas dieron en el clavo cuando plantearon la carencia de un proyecto propio de la Concertación al de la Derecha y que, más aún, se había dedicado en darle a solo un “sello” social al sistema económico neoliberal propio de esta última. La cabeza de los dirigentes partidarios rodó a vista de todo el mundo. Desde esta derrota, esta coalición partidaria no ha podido enarbolar un rumbo lógico, manteniendo una frágil unidad táctica entre ellos preocupada de cuestiones electorales, donde poco a poco el PC comienza a consolidarse como un “necesario” alíado, pero donde se tensionan las relaciones por el cuoteo de los cupos en las elecciones.

Mientras el PDC busca salir del hoyo electoral en el cual se hunde al menos de hace 10 años, con un tímido coqueteo con la Derecha, el PS sigue con sus avatares interno, donde cada caudillo o tendencia trata de imponer su estrategia, se esfuerza por mantener al PDC dentro de la alianza, lo cual genera tensiones con el PPD, como con el pequeño Partido Radical, los cuales empiezan a plantear claras presiones para tener una mejor posición en la negociación de cupos. El privilegio de resolver estos temas, ha traído que la Concertación genere una estrategia que ponga en jaque a Piñera, salvo escaramuzas poco efectivas como acusaciones contraministros, obstáculos a la legislación de éste o movilizaciones levantadas principalmente desde el PC. Esto simplemente ha reflejado la desconexión entre la concertación y la ciudadanía casi totalmente (8). Parece ser que la Concertación se acerca a su tumba pero como un Hombre muerto caminando.

Por otro lado, la derecha no ha podido adecuarse a la posición de Gobierno. Es más pasó desde la “Nueva Forma de Gobernar” basada en la tecnocracia al retorno de los hábiles políticos a su gabinete (Allamand y Matthei) y a los espacios de decisión (como la llegada de Longueira al Comité Político). Del mismo modo, se ha expresado la fuerte pugna entre UDI y RN por conducir el Gobierno (9). Todo ello, ha sufrido una enorme vorágine interna, en peleas hegemónicas puertas adentro de la UDI (10) . Ahora bien, podemos ver en ellas, más peleas de conducción por ahora, que peleas orgánicas que vayan a desembocar en sangrías de militantes. Es más la incotrarrestables fuerza que han tomado los históricos coroneles en la UDI, hace ver que los que estuvieron en Chacarillas y, que no tuvieron escrúpulos para legitimar la Dictadura ha sus cortos años de edad, vuelven en gloria y majestad a tomarse los espacios de poder.

Mientras que RN trata de golpear mientras puede al gremialismo, tomándose de las críticas de estos hacia el Gobierno o pidiendo la remoción de personeros designados por Piñera pertenecientes a dicha colectividad, pretendiendo ampliar los espacios de poder que ha logrado en la conducción del ejecutivo. Esto ha tensionado la relación interna de la Derecha. Ahora bien, pensamos que con la vuelta de los históricos a la UDI y su influencia creciente hacia el Gobierno, con el mejoramiento de los lazos internos, buscarán tener una estrategia mucha más política de cooptación hacia las irrupciones sociales y/o obstáculos de la oposición –así a tratado de hacerlo Lavín-, aunque si es necesario no dudarán en ocupar la represión en su más resuelta expresión para acallar las críticas del gobierno si estas logran una perspectiva política anti-sistémica –como es al parecer la estrategia que se vislumbra para enfrentar el conflicto educacional-. No obstante, la transición de la hegemonía de unos a otros no será sin mediar conflictos.

Como vemos, de una u otra manera si bien las fuerzas políticas siguen agrupándose en dos grandes bloques, ahora ambas pasan simultáneamente por conflictos internos. Lo cual es convulsionado desde afuera de la institucionalidad política y del sistema de partidos por las enormes movilizaciones sociales de los últimos meses. Esto los obliga a tomar decisiones apremiantes para enfrentar la contingencia. Sin perjuicio de ello, la carencia de una estrategia anti-sistémica o anti-neoliberal, al menos que conduzca dichos movimientos, deja aún la posibilidad de que se de un reacomodo de las fuerzas políticas sin que se abra una crisis más profunda de la dominación social del empresariado, el imperialismo y las organizaciones políticas orgánicamente ligados a estos intereses. Por lo cual, como tantas otras veces, este reacomodo no pase a ser más que una fisura en la hegemonía del bloque dominante que pudo ser resuelto al interior del sistema. Sin embargo, las potencialidades del descontento que se viene dando ponen en un mejor pie, que en otras ocasiones, la posibilidad que inicie un proceso importante de acumulación de fuerzas de una izquierda que entre a disputar los espacios de poder y como se ejerce el poder ahí, abriendo paso a una cultura política democrática y popular, para consolidar un proyecto social anticapitalista y con perspectiva revolucionaria. Todo dependerá de las perspectivas que se desarrollan al interior del campo popular, lo cual hablaremos en una próxima ocasión.

NOTAS:

1) Gramsci, Antonio. “Oleada de materialismo y crisis de autoridad” en Manuel Sacristán (comp.) Antología Antonio Gramsci. Siglo XXI Editores, Bs. Aires. pp. 313.

2) Entendemos por este concepto al conjunto de fracciones sociales ligadas bajo la cooptación hegemónica (material como ideológicamente) de la clase capitalista, conformando el bloque histórico de la dominación vigente hacia el campo popular.

3) Nos referimos al conjunto de los sujetos sociales explotados, que están bajo la dominación material e ideológica, de la clase capitalista y del bloque dominante. Ahora bien, concebimos que el sujeto social central de este campo es la clase trabajadora, producto de su rol en la producción del sistema. Aplicamos el concepto de campo, puesto que es a las conciencias de este sector mayoritario de la sociedad, es al cual se disputan las distintas concepciones de mundo ligadas a diferentes intereses de clase.

4) Veáse la definición en Giménez, Gilberto “Cultra e identidad política” y también a Norbert Lechner “Cultura política y democraciatización”. El primero la define como ”al conjunto de conocimientos, creencias, valores y actitudes que permiten a los individuos dar sentido a la experiencia rutinaria de sus relaciones con el poder que los gobierna, así como también con los grupos que le sirven como referencias identitarias”, a lo cual Lechner suma, por “la estrecha relación que se establece entre una concepción política y la acción organizada, el estilo opera como un factor decisivo en el funcionamiento concreto de las instituciones políticas y, además, como uno de los mecanismos más eficaces de socialización e innovación cultural”. De este modo la cultura política estaría compuesta por el sentido, estilo y la práctica política. Todo lo cual varía históricamente teniendo como telón de fondo la lucha socio-política de clases.

5) Matizamos el hipótesis planteada por Massardo, en el sentido de que creemos que el “Sentido común” impulsado por las clases políticas buscaba legitimar y naturalizar la forma cultura política que el desarrolla y que nosotros esbozamos. Por ello, la forma de hacer política funcional a la dominación de la clase política constaba de la exclusión de las decisiones del campo popular y de la idiotización de éste, como deja en claro. Veáse Massardo, Jaime. “A propósito de la significación del movimiento estudiantil” disponible en http://www.lemondediplomatique.cl/A-proposito-de-la-significacion.html, revisado el 03 de Julio de 2011.

6) Aquí coincidimos con el análisis que hace Pimentel Bravo, Felipe “Matte, Van Rysselberghe y Dos Décadas de Ausencia Política” disponible en http://www.lemondediplomatique.cl/Caso-de-HydroAysen-Mercado-versus.html, revisado el 04 de Julio del 2011.

7) Una mirada más detallada sobre la crisis del caso La Polar, veáse Cabrera Sanhueza, Andrés “¿Desajuste coyuntural-desafectado o Crisis estructural-concatenada? Algunas consideraciones acerca del caso La Polar” disponible en http://www.lemondediplomatique.cl/article1623,1623.html. Revisado el 04 de Julio del 2011.

8) Son interesantes los datos que entrega en una columna llamada “La agonía de la Concertación” el Diputado UDI Gonzalo Arenas, disponible en http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/01/06/la-agonia-de-la-concertacion/

9) Veáse, El Mostrador “Longueira a la moneda” 24 de Marzo del 2011, disponible en http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/03/24/longueira-a-la-moneda/ revisado el 03 de Julio del 2011.

10) El Mostrador “Coloma hombre muerto caminando” 21 de Marzo del 2011. disponible en http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/03/21/coloma-hombre-muerto-caminando/, revisado el 03 de Julio del 2011.

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