El final del gobierno de Sebastián Piñera se produjo en un momento de fuerte desaceleración de la actividad económica y de caída en el precio del cobre. El ex presidente reconoció que se había producido “una desaceleración que es evidente. Yo (…) lo atribuyo -agregó- a varios factores. Primero, a un ciclo de la economía mundial (…), el paro portuario (…) y obedece también a las expectativas que el futuro gobierno está transmitiendo”. Conviene detenernos en sus afirmaciones, colocándolas en una perspectiva más general.
Su referencia a la evolución del ciclo mundial llama la atención porque no la hacía cuando en los tres primeros años de su administración las tasas de crecimiento eran altas, promediando un 5,7%, y se presentaban como méritos básicamente de su gobierno. Sin duda, en una economía pequeña y unilateralmente abierta al mundo como la chilena, expresión de una de las formulaciones básicas en el modelo económico puesto en práctica en los años de dictadura y que en su mandato se impulsó preferentemente, los hechos externos tienen una repercusión muy grande…
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