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La república de las dos Floridas: Amelia. Por Patricio Núñez Henríquez

“Se nos plantean distintas alternativas en relación a Venezuela. Y debo decir que no excluyo la de una intervención militar.” (Donald Trump en conferencia de prensa internacional, 12-VIII-2017). Dictatoriales palabras que para América Hispana tienen una agresividad histórica y tradicional de 200 años.

Hace poco más de dos centurias, la América Hispana buscaba su independencia política y su identidad cultural en momentos que era vox populi, la pretensión del gobierno estadounidense de comprar La Florida. A comienzo de 1817, como una de las muchas actividades en pro de la emancipación, el revolucionario escocés y corsario Gregory Mac Gregor al servicio de Venezuela, se dirigió en misión oficial a los Estados Unidos de América.

Para esto contaba con la aprobación de Simón Bolívar y demás autoridades patriotas venezolanas. Mac Gregor, por lo tanto, era parte del plan bolivariano que se estaba preparando de control del área norte del golfo de México y La Florida, territorios que formaban parte del imperio español, cuyo primer objetivo era tener expedita la ruta a los Estados Unidos. Para tal operación, Mac Gregor tenía que conseguir fondos, soldados y equipamiento bélico para liberar La Florida.

Esta movilización sería una primera acción, en parte como respuesta a la indecisa y visible actitud del gobierno español frente al futuro de La Florida. En los mismos días que Mac Gregor navegaba rumbo a Estados Unidos, en Madrid y refiriéndose a aquella península cercana a la isla de Cuba, “El Secretario de Estado en su carta de 14 de Enero de 1,817 época posterior al plan por los Generales Mina y Toledo, expresamente manifiesta la negativa del Ministro español en acceder o haber accedido a ningún convenio por el que la España consintiese en la enagenación de sus derechos, y que por tanto era inoportuno insistir aun sobre los límites.” (Urrutia, J.F. 1918: 118).

Palabras que la historia se ha encargado de desmentir pues, autoridades norteamericanas y españolas desde mucho antes realizaban conversaciones sobre el tema.

Es por eso que, para ese momento del juego de política internacional, la historiadora Judith Ewell dice: “Con el afán de complacer al ministro español mientras se mantenían delicadas negociaciones sobre la Florida, el gobernador estadounidense tomó varias medidas para frenar a los corsarios. Una ley de 1817 prohibió la venta de buques de guerra a ellos.” (1999: 40). Ley que los florecientes estados del sur norteamericano con su actividad productiva y comercial no respetaban. Por lo que se ha dicho, la actividad corsaria durante l817 y años inmediatamente posteriores será gravitante en las pérdidas comerciales, principalmente de España y Portugal, lo cual hará sopesar los hechos a comerciantes y autoridades de otros países europeos. Estados Unidos, con su política de expansión territorial, comercial y desarrollo industrial, paulatinamente irá abandonando su posición americanista y de neutralidad en la medida que avanzaban sus ambiciones territoriales y comerciales. La ley tenía mayores alcances para las nuevas relaciones de poder.

En esta época de cambios fundamentales de la política internacional, además de espionajes, engaños, mentiras, intrigas y calumnias, el general patriota Gregory Mac Gregor viajó por ideales de cambios positivos a EE.UU. Procedimiento avalado por Venezuela, Nueva Granada, México y Río de la Plata, a través de sus representantes en Estados Unidos: el destacado militar Lino de Clemente, que actuaba como comisionado de Venezuela y Simón Bolívar, quien lo había nombrado representante del gobierno en Washington, cargo que no asumió; por el futuro canciller de la Gran Colombia, don Pedro Gual, comisionado por Nueva Granada y apoderado de F. de Zárate, comisionado de México; y por el comisionado de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el norteamericano Martín Thompson. Mac Gregor tuvo reuniones con ellos en la ciudad de Filadelfia, quienes aprobaron el plan presentado y “extendieron en Filadelfia el 15 de febrero de 1817 una carta poder a Gregory Mac Gregor para que tomara posesión de la Florida, y por tanto de la isla Amelia, ocupada ya por los Estados Unidos.” (Urrutia, F.J. 1917: 75).

Plan que significaba liberar la isla atacando dos frentes. Es por eso que, lo escrito por José Francisco Urrutia hace unos 100 años, sigue siendo valedero. Urrutia decía: “Probablemente lo que inducirá o indujo al Gobierno español a hablar sobre la referida cesión fue la traición del Gral. Toledo, este individuo siendo uno de los oficiales patriotas que debían cooperar en la ocupación de las Floridas estaba en posesión de todo el plan y sabia que debían ser incorporadas al fin a la unión de estos Estados como que era una de las bases del plan.” (1917: 92).

Si bien es cierto que se produjo mayor desconfianza entre las potencias, y Estados Unidos obtuvo importantes informaciones para utilizar en el momento oportuno.

“Así sucedió, según se advierte de sus conferencias y correspondencia oficial con el Secretario de Estado en aquella época: las cartas del último, fechas 6 y 10 de Enero de 1, 817 al Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, sobre la necesidad de una nueva ley para la mejor observancia de la neutralidad de los Estados Unidos y la ley que se sancionó el 3 de Marzo manifiestan que la variación de la política del Ministro español tuvo suceso.” (Urrutia, J.F. 1817: 86).

Según la historiadora Judith Ewell, los comisionados “sospecharon que la legislación de neutralidad estadounidense de marzo de 1817 había sido en pago inicial a España para la adquisición estadounidense de la Florida.” (1999: 41). Estados Unidos intentaba demostrar que mejoraba su observancia de la neutralidad, no obstante las deducciones que podían obtenerse demostraban que sus intenciones eran obtener Las dos Floridas.

Es por eso que tuvo que programarse de inmediato la intervención. Fue así que “…el 31 de marzo de 1,817 a Gregorio Mac Gregor, General de los Ejércitos de Venezuela y la Nueva Granada, para que sin violar la neutralidad de los Estados Unidos ocupase por via de las armas la Isla Amelia, dominio del Rey de España, en poder de las Autoridades españolas, a nombre de los nuevos Gobiernos independientes de la América del Sur y todas las Floridas si sus fuerzas y medios lo permitían.”(Urrutia, J.F. 1817: 87).

A la isla de Amelia ubicada en el noreste de La Florida, llegaban campesinos pobres y esclavos fugitivos de Georgia, donde también había espacio para contrabandistas en momentos que los corsarios patriotas surcaban los mares de la región, llegando hasta las cercanías de Cádiz. No obstante, Amelia constituía un punto estratégico fundamental para conectar la región del mar Caribe con el mundo y lograr la liberación de las Antillas, Centro América, como también facilitar la lucha independentista de México. Gual y sus colegas querían utilizar la isla Amelia (ubicada fuera de la costa oriental de la Florida) como una base estratégica del caribe norteño para hostigar el comercio marítimo español y proporcionar un asilo para los exiliados sudamericanos.” (Ewell, J. 1999: 41).

“Los Agentes de las Repúblicas del Sur no podían dejar de anticipar las consecuencias de la deserción de Toledo; porque el Ministro español no podia menos que conocer que una expedición simultánea y combinada contra Pansacola y Amelia determinaría de la suerte de las Floridas en veinticuatro horas después de su aparición” (Urrutia, J.F. 1917: 92).

El documento oficial, y con todas las atribuciones concedidas a Mac Gregor, fue firmado en Filadelfia por los comisionados (31-III-1817), durante el gobierno de James Madison, un año antes que asumiera la presidencia de los Estados Unidos James Monroe (4-III-1818 / 4-III-1825). El documento comienza así: “Los Comisionados de la América Libre, residentes actualmente en los Estados Unidos de Norte América, á su compatriota Gregor Mac Gregor, General de Brigada al servicio de las Provincias Unidas de Nueva Granada y Venezuela.

Salud:

Siendo de la mayor importancia á los intereses de los países que tenemos el honor de representar, á sus instituciones políticas y á la seguridad de los derechos naturales del pueblo hispano-americano, que sin pérdida de tiempo se tome posesion de la parte oriental y occidental de la Florida, os autorizamos por la presente de acuerdo á las ordenes y deseos de nuestros respectivos gobiernos, para que lleveis á debida ejecucion sus propósitos políticos, cooperando de ese modo á la consolidacion de a gloriosa causa que sostenemos.” (Blanco, J.F. 1876: 563). Este hecho de hermandad americana ocurría a poco más de un mes que un ejército internacional integrado principalmente por chilenos, rioplatense y esclavos con promesa de libertad, invadieran el Reino de Chile por seis puntos a lo largo del país, provocando el levantamiento nacional en diferentes ciudades y en el campo y el triunfo en la batalla de Chacabuco. (12-II-1817).

En el documento de Filadelfia, se nombraba a Gregory Mac Gregor como Brigadier General y representante de los respectivos gobiernos firmantes, con autorización para armar barcos y otorgar rangos navales y militares a los oficiales en pos de la libertad de Las dos Floridas. Facultades que fueron otorgadas hasta que los gobiernos de estas provincias no se establecieran por libre voluntad de sus habitantes, tiempo que las tropas permanecerán allí.

El documento demuestra que Mac Gregor actuaba, como patriota que era, con poderes otorgados por autoridades legales y representativas, no como pirata ni comerciante de esclavos, como aseveraban las autoridades del esclavista estado norteamericano, especialmente a través de los periódicos al servicio de los intereses del emergente imperialismo y de España. Informaciones que quedaban en el imaginario social y que en la actualidad siguen utilizando algunos historiadores.

Prosiguiendo sus preparativos, Mac Gregor se dirigió a Charleston, puerto donde reclutó personal y consiguió fondos entre algunos comerciantes, sin gran apoyo por su posición antiesclavista. En Savannah, puerto de Georgia, pudo reclutar gente para la empresa, compradores de tierras en Florida que pagaron por adelantado, como también aportes de algunos negreros.

Después de estos logros, Mac Gregor instaló un campamento militar con 150 hombres en el sur de Georgia, cerca de la desembocadura del río Altahama. Desde ese lugar zarparon los expedicionarios en dos pequeñas goletas y unos barcos a vela y remos, todos al mando del Brigadier General de las Provincias Unidas de Nueva Granada y Venezuela y General en Jefe de los Ejércitos de las Dos Floridas, Gregory Mac Gregor.

El historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna escribía lo siguiente, años después: “Era en aquella epoca Presidente de la Unión el prudente Madison, discipulo de Jefferson, i heredero de la sabia aunque egoista política de conciliacion i neutralidad que habia planteado aquel eminente estadista. Su primer ministro, Monroe, aunque codicioso para su patria de una suma inmensa de poder i de grandeza, se contenia en ciertos limites para asegurar precisamente esta misma ambicion. Estaban en efecto abiertas, en aquella coyuntura, las negociaciones con la España para la compra de Ia Florida, territorio que la Union aspiraba a poseer con una impaciencia tanto mayor cuanto que en la última guerra habia visto a los ingleses organizar en su vecindad su mas formidable espedicion.” (1857: 47). El prudente James Madison había comenzado con su política de civilizar a los indígenas, lo cual significaba obligarlos a incorporarse a la nueva sociedad capitalista en el último escalafón social o sufrir las consecuencias al querer conservar su identidad cultural.

Durante el primer semestre de 1817, en España se sentía la pérdida del poder político, económico y militar al no disponer de recursos necesarios; en Hispanoamérica, la nueva situación hemisférica estaba favoreciendo a los revolucionarios en los diferentes frentes de batalla. Los corsarios artiguistas y de Buenos Aires lograban gran presencia en las Antillas e incursiones con bloqueos en Cádiz y Portugal, que paralizaban la actividad mercantil. En Chile, como se ha dicho, con la llegada de las tropas internacionalistas y el levantamiento nacional, el país se independizaba, iniciándose muy pronto la lucha corsaria de hostigamiento a puertos y barcos enemigos en el virreinato del Perú, mientras se preparaba la invasión del Perú con fuerzas internacionalistas. En México, el general republicano Xavier Mina, de nacionalidad española, iniciaba su invasión desembarcando con el apoyo del corsario Aury en la Barra del río Soto la Marina (15-IV-17), comenzando la construcción de un fuerte para los futuros desembarcos de combatientes. Mina desde este lugar lanzaba una proclama revolucionaria al pueblo mexicano (25-IV-1817).

La primera acción militar de Mac Gregor y su gente relacionada con la isla de Amelia, se efectuó frente a la isla de Cuba. Luego de esa intervención relámpago, que sorprendió a las guarniciones españolas el 25 de junio de 1817, Mac Gregor desembarcaba en la isla para tomar posesión de Amelia. En la localidad de Cow Ford, hoy Jacksonville, poco al sur de Fernandina, se reunía Mac Gregor en la plaza de ese poblado con sus habitantes de origen, principalmente de estados sureños de Estados Unidos, encontrando el apoyo para la causa libertadora de estos campesinos desplazados; y también con esclavos fugitivos de las grandes plantaciones de algodón de los estados sureños de la nación del norte.

Se daban las condiciones para pensar en las posibilidades para proseguir con la liberación de La Florida. “En efecto el Gral. Mac Gregor tomó la Isla de Amelia y Fernandina el 30 de Junio de 1,817 por capitulación del Comandante español, y las diversas proclamas de este Gral. claramente manifiestan los principios que reglaban su conducta, el buen orden que mantenían y su vigilancia en que no se violasen las Leyes de los Estados Unidos ni se tolerase el menor abuso que pudiese ocasionar …”(Urrutia, J.F. 1918: 113). Todo parece indicar que Mac Gregor cumplía con las normas más humanitarias de la época, respetando la vida de los vencidos.

El historiador José Félix Blanco escribe: “El General Gregor Mac Gregor, Comandante General de las fuerzas por mar y tierra destinadas á dar la Independencia á las Floridas como competentemente autorizado por los gobiernos que forman las repúblicas de México, Buenos Aires, La Nueva Granada y Venezuela, ofrecen al señor Comandante Francisco Morales Capitan del Reximiento de Cuba y Comandante militar y político de este pueblo, los siguientes artículos.” (1876: 558). El gobernador español de la isla Amelia, Francisco Morales, además jefe militar, firmaba la capitulación con las condiciones normales de la época.

Después de la derrota de las fuerzas españolas y la toma del fuerte de Fernandina, centro militar y capital, se declaraba a la isla Amelia territorio libre (29-VI-1817). Al día siguiente se publicaba un bando donde se manifestaba que México, Nueva Granada, Venezuela y Buenos Aires apoyaban el cambio de gobierno e incitaban los habitantes de Amelia a adherirse a la causa y no abandonar sus hogares. Fechas que hace confundir a muchos historiadores sobre el día de la capitulación y de la proclamación de independencia

“La proclama que Mac Gregor emitió al pueblo de esa isla el 30 de junio de 1817, como brigadier general de los Ejércitos de las Provincias Unidas de Nueva Granada y Venezuela, y general en jefe de los ejércitos destinados a las dos Floridas, comenzaba diciendo que “ --- vuestros hermanos de México, Buenos Ayres, Nueva Granada y Venezuela, que pelean gloriosamente por aquel inestimable beneficio que la naturaleza concedió a sus hijos y que todas las naciones cultas han procurado asegurar con convenciones sociales, deseosos que todos los hijos de Colombia participen en este inestimable derecho, me han confiado el comando de las fuerzas terrestres y marítimas …” (El Censor. Buenos Aires 6-XI-1817).

En Venezuela, Simón Bolívar celebraba la rebelión que había depuesto a los españoles y la declaración de independencia, mientras que los gobiernos de España como de Estados Unidos quedaron desconcertados y dispuestos a tomar drásticas medidas para terminar con los rebeldes republicanos.

El triunfo de las fuerzas de Mac Gregor estaba significando un duro revés para la política expansionista del presidente Monroe y de Estados Unidos, en momentos que la mayoría y los principales residentes de la isla eran norteamericanos que estaban colaborando con la causa independentista, cambiando el rumbo del destino de la isla. El gobierno norteamericano comienza con una mayor campaña de difamaciones contra el patriota Mac Gregor y su gente, proceder que perdura hasta el día de hoy en muchos escritos sobre del tema.

La importancia de la actividad corsaria en los puertos norteamericanos, especialmente en Baltimore, era ampliamente conocida en el mundo político. Sin embargo, el gobierno de Monroe sólo toma conciencia que las tropas y la logística para la expedición de Mac Gregor se habían realizado en territorio estadounidense, en momentos de conversaciones con el gobierno español relacionadas con la compra de La Florida, lo cual no parece cierto. Existía un servicio de espionaje, y el cónsul español Luis de Onís conocía muy bien los movimientos de los patriotas hispanoamericanos en Estados Unidos.

Lino de Clemente es nombrado representante diplomático de Amelia ante el gobierno de Washington. Su misión era dar a conocer las acciones de la nueva república, que Amelia no era una amenaza para los Estados Unidos y que la declaración independentista era el proceder conjunto de países como Buenos Aires, Venezuela, Nueva Granada y México en su lucha contra de Imperio español. Por la acción emancipadora había surgido la República de La Florida como nación libre e independiente.

Por su parte, el recién nombrado presidente James Monroe, entregaba al congreso de los Estados Unidos “todas las informaciones que posee el Ejecutivo Nacional relativamente á la guerra con los Seminolas y de las medidas que se ha considerado conveniente adoptar en favor de nuestros compatriotas de la frontera expuesto á las fechorías de los indígenas.” (Blanco, J.F.1876: 559).

Se evidenciará al día siguiente que las intenciones de Monroe eran de mayor envergadura y relacionadas con La Florida y su destino pues, en el discurso de ahora habló “de la ilegal ocupacion de la isla Amelia; y al hacerlo remite un Informe de su Secretario de Estado que adjunta al efecto varios documentos tratando del mismo asunto.” (Blanco, J.F.1876: 559). En la documentación presentada por el secretario de estado, fue de gran importancia el informe del ministro plenipotenciario español Luis de Onis, que favorecía la intervención extranjera y el arresto del patriota Mac Gregor por pirata y contratista de personal para sus actividades delictuales en Amelia.

Después de la aprobación del senado, Monroe dio la orden de captura al pirata Gregory Mac Gregor y, solicitó además al Congreso de Estados Unidos, autorización para intervenir militarmente en La Florida, inventando, como después se ha hecho tradicional, hechos engañosos y mentirosos relacionados con la intervención libertaria de los patriotas.

Monroe manifestó lo siguiente en el congreso: “Los fundadores de la nueva República son unos bandoleros, aventureros, fugitivos internacionales piratas y esclavos fugados, que no habían establecido un nuevo gobierno, sino un centro de piratería que propicia el contrabando y la rebelión de los indios Seminolas contra los Estados Unidos.”

El gran problema internacional que tenían las autoridades norteamericanas, era la movilidad de los seminolas que se desplazaban por su región, desconociendo las nuevas fronteras y, muchas veces, la propiedad privada de los nuevos colonos. Se comenzaban a conocer los verdaderos objetivos del gobierno norteamericano con la presencia militar al mando de un mariscal de campo como jefe del ejército meridional de la república. La lucha contra los indígenas era secundaria, como bien se sabe ahora, la guerra contra los indígenas sólo era un pretexto para una intervención militar ilegal en La Florida y derrocar un gobierno revolucionario heredero de la presencia hispana.

La pretensión principal del presidente Monroe estaba evidenciada. No obstante, Judith Ewell prefiere plantear como primordiales los problemas colaterales, al decir que: “Mac Gregor mantuvo posesión de la isla durante dos meses y medio en medio de algunos conflictos entre los aventureros y los comerciante de esclavos.” (1999: 41)[1]

Mac Gregor, conocedor de los problemas políticos internacionales que se estaban produciendo; de las infundadas, pero graves acusaciones del gobierno norteamericano; y la fuerte presión del grupo encabezado por el norteamericano Huban, decidió abandonar la república de Amelia con su escuadrilla (4-IX-1817). Se asegura que tomó rumbo al archipiélago de San Andrés y Providencia u otra isla cercana; para luego comprometerse en una empresa libertaria que se estaba gestando a Inglaterra,[2] país hacia donde levantó anclas.

Una interpretación de la decisión de Mac Gregor que se alejaría de la verdad al saberse de los movimientos de Aury, presenta David Bushnell “MacGrergor ocupó la isla Amelia en el extremo nororiental de la colonia, pero dentro de poco le cedió el terreno a otra expedición dirigida por el corsario francés Louis Aury …” (2002: 82).

En esos mismos meses el corsario patriota Aury, después del desembarco de la expedición Mina en la Barra del río Soto la Marina México (15-IV-1817), zarpaba con sus naves a su apostadero en Galvestón, pero durante su ausencia, el corsario Jean Lafitte, al servicio del cónsul español Luis de Onís en Estados Unidos, había ocupado dicho puerto. Los corsarios, hermanos Laffite, estaban al servicio de Onís; Pierre, el hermano mayor, había llegado a ciertos acuerdos con Onís a comienzos de 1816. Es por eso que Jean “a su regreso de Washington de solicitar el perdón presidencial en agradecimiento por su participación en la batalla de Nueva Orléans; aceptó y, desde ese momento se convirtieron en dos de los principales informadores de la red de espías españoles en los EE.UU.”(Gámez Duarte, F. 2006: 381). Son agentes de Onís con un radio de acción, principalmente, por los puertos que frecuentan patriotas hispanoamericanos.

Vicente Pasos en su exposición y protesta presentadas al Secretario de Estado de los Estados Unidos de América, el 7 de febrero de 1818, sobre la ocupación de la isla Amelia dice: “El Gral. Aury después de haber desembarcado la expedición de Mina volvió de allí a Matagorda, y en el mes de julio recibió aviso de la toma de Amelia por el Gral. Mac Gregor a donde se volvió inmediatamente para cooperar con el citado Gral. en la conquista de las Floridas, o en caso de que no hubiese sido ocupada tomarla él mismo con sus fuerzas.” (Urrutia, J.F. 1917: 88; 1918: 103).

Según la versión del historiador Sergio Elías Ortiz “… Aury preparaba el golpe contra la isla Amelia, llegó a incorporársele frente a la isla de Galveston el barco América Libre, bajo el mando del capitán Carlos Bernard quien traía a bordo a muchos extranjeros de todas las procedencias de Europa, entre ellos al entonces teniente Agustín Codazzi. El comodoro, gran conocedor de los hombres, encontró en este el tipo de militar que le gustaba por sus revelantes condiciones de espíritu, prendas personales y ánimo resuelto para empresas de peligro. A él le confió el asalto a Fernandina.” (1971: 200). Según Ortíz, Aury estaba en Galvestón, y Mac Gregor no se había tomado Fernandina, lo cual no parece haber sido así.

Aury, el gobernador patriota de Texas, llegaba a la isla de Amelia en su barco insigne “Congreso Mexicano” y su flota bajo bandera mexicana para cooperar con la nueva república, desgraciadamente esta acción americanista se produjo a los pocos días de la partida de Mac Gregor. Frente a la nueva realidad, Aury asumió la responsabilidad de tomar el poder contando con el apoyo de gran parte de la población hispana y de emigrantes de varias nacionalidades para continuar con el destino republicano de la isla de Amelia y Las dos Floridas.

En el periódico de Venezuela El Orinoco N° 26 se informaba de lo siguiente: “A Mac Gregor sucedió Aury en la empresa de emancipar aquellas Provincias; y siendo bien conocido este defensor de la causa de los Patriotas de la América del Sur y México, está muy léxos de las enormidades con que pretende el Mensage tiznar á los redentores de la Florida.” (Blanco, J.F.1876: 567).

El historiador Francisco José Urrutia en relación a la partida de Mac Gregor, dice: “Precisamente llegó a Amelia poco tiempo después de la salida de aquél Gral. y halló que Mr. Huban corifeo y caudillo de aquellos males y desordenes con otros aventureros y especuladores habian usurpado la autoridad y que los enemigos tenian vivamente atacado el pueblo y pronto a ser abandonado por carecer de todo auxilio. Los españoles fueron inmediatamente rechazados con los refuerzos de todas clases que llevó el Gral. Aury, los Patriotas triunfaron por la fuerza, la Isla quedó tranquila y el prudente Huban que se habia refugiado en Santa María volvió al instante del terreno de los Estados Unidos a Fernandina”. (1918: 114).

En los primeros días de noviembre, Aury con su flota toman Fernandina[3] asumiendo como autoridad civil y militar. El presidente de Estados Unidos, James Monroe, iniciaba su campaña política imperialista, arrogándose facultades intervencionista, al solicitar al Congreso que le permitiera luchar contra cualquier potencia extranjera asentada en La Florida y ordenar a su ejército ocupar la isla Amelia.

Las autoridades norteamericanas y el cónsul español en Estados Unidos, Luis de Onís, organizaban la intervención a la república de Las Dos Floridas; Aury mantenía el orden en Amelia y su comercio progresaba.

Aury convocaba a elecciones para formar un gobierno autónomo, con el asesoramiento de Gual y Vicente Pazos Kanki. Fue Vicente Pazos, un editor de Buenos Aires, y el Dr. Pedro Gual que, por esos días habían arribado en un barco venezolano, con los encargos de traducir los documentos de Aury y publicar uno de los primeros periódicos en castellano de La Florida. Diego Uribe Vargas dice que: “La República de Amelia, isla situada cerca de la Florida, fue proclamada por Aury, con autorización de Pedro Gual y Vicente Pazos Silva, ideólogos de la empresa político-militar de Aury.” (136: 2001). Con este apoyo, difícilmente se puede seguir considerando que Aury era un pirata: Aury era un verdadero revolucionario que trabajaba como corsario.

La actitud revolucionaria de Aury en Fernandina (17-IX), agudizó las diferencias con Huban, quien tenía otros planes para Florida, vinculados con los intereses de la política expansionista estadounidense: Mr. Huban era Ruggles Hubbard.

Ernesto Frers al referirse a Huban dice lo siguiente:“En realidad se trataba de un mercenario contratado por firmas financieras de Estados Unidos, cuyos representantes in situ eran Ruggles Hubbard. Antiguo ex sheriff de Nueva York y el ex congresista por Pennsylvania Jared Irwin.” (2008: 202).

“Precisamente llegó a Amelia poco tiempo después de la salida de aquél Gral. y halló que Mr. Huban corifeo y caudillo de aquellos males y desordenes con otros aventureros y especuladores se habian usurpado la autoridad y que los enemigos tenian vivamente atacado el pueblo y pronto a ser abandonado por carecer de todo auxilio.” (Urrutia, J.F. 1917: 88).

Refiriéndose a Mr. Huban, el mismo historiador José Francisco Urrutia escribía un año después: “La llegada del Gral. Aury desconcertó enteramente su plan y su partido porque tomó el mando militar y enarboló la bandera mejicana. Con todos estos miserables al verse contrariados en sus proyectos formaron el terrible plan de arrojar de la Isla al Gral. Aury del mismo modo que lo hicieron con Mac Gregor y robarle sus buques y presas.” (1918: 114).

La presencia de Mr. Huban estaba relacionada con la política del presidente Monroe y de las empresas norteamericanas. Con razón, el historiador Francisco José Urrutia dice: “Fácil era pronosticar que estos Piratas, por especulación, sus Agentes en estos estados y los del Gobierno español vociferarían las más inverosímiles calumnias contra el Gral. Aury y su gente atribuyéndoles sus mismos crímenes y la conducta que hubieran observado sino se les hubiese deshecho y cruzado el plan de piratería y de comercio de negros que habían combinado.” (1918: 115). El historiador Urrutia deja al descubierto la campaña de difamaciones que hasta el día de hoy, y formando parte del proceder ideológico imperialista, continúa contra los revolucionarios, en este caso específico, sobre Mc-Gregor y Aury.

La campaña del terror desatada contra Aury y su gente con los peores epítetos, tanto por el grupo de Huban en La Florida como por las altas autoridades de los Estados Unidos, comenzando con su presidente, y un periódico de Georgia que hizo notar la variedad de piratas de diferentes nacionalidades y la gran cantidad de negros de Santo Domingo, que habían participado en la sublevación de esclavos en ese país, atemorizando a la población blanca.

Monroe, mintiendo, argumentaba insistiendo que se trata de una acción destinada sólo a combatir y apresar bandoleros y piratas que habían invadido un área limítrofe, pidiendo al Congreso de Estados Unidos autorización para incursionar territorios de La Florida, y ordenar la ocupación de Amelia que estaba en poder de los mexicanos de Aury.

Por su parte, Luis de Onís González Vara, ministro plenipotenciario español en Washington, informaba a sus superiores (29-X-1817). Según Feliciano Gámez: “Onis proponía establecer aunque fuera de manera provisional un viceconsulado en el puerto de Santa María, próximo a la isla a fin de poder actuar con más rapidez y eficacia ante los continuos robos y descargas de botines que hacían en el puerto de Fernandina situado en la propia isla.” (2006: 121).

En la misma misiva, Onis daba cuenta de las instrucciones dadas al cónsul en Charleston para que enviara a su hijo a hacerse cargo del viceconsulado en Santa María, que adquirirá gran importancia meses después, mientras Luis de Onis en Washington reorganizaba su consulado para las conversaciones sobre el destino de La Florida.

José Miguel Carrera, durante su estadía en Washigton pudo percatarse de la virulencia del ministro español Onís. Benjamín Vicuña Mackenna escribe: “El gabinete se ocupaba del asunto espinoso de la Florida, i el Congreso debatia los reclamos de Onis sobre presas i armamento de corsarios. El mismo Carrera tuvo ocasion de presenciar una tumultuosa sesion sobre estas materias, en las que acaso el celoso ministro español iba a mezclar pronto su nombre, comprometiendo la realizacion de la empresa proyectada.” (1857: 47).

Entre las primeras medidas tomadas por el gobierno de Aury, fue respetar las vidas de los soldados realistas que se rindieran como prisioneros de guerra, para luego ser enviados a Cuba, si lo deseaban. Otra importante medida fue respetar también las vidas, y las propiedades de toda persona amiga o enemiga de la independencia, dando un tiempo de seis meses para aquellos que quisieran abandonar la isla y vender sus propiedades.

Los días 19 y 20 de noviembre se realizaron elecciones en Fernandina con la participación de los diversos grupos de colonos y corsarios para elegir tres “encargados de redactar el programa del “gobierno provisional de la república de las dos Floridas”, creándose tres poderes: el Ejecutivo, Legislativo y Judicial: los militares quedaron subordinados a las autoridades civiles electas democráticamente; se garantizaba la libertad de prensa, que pronto fue utilizada para imprimir una Gaceta.” (Vitale, L. 2001: 15). Era una actitud revolucionaria que incluso desconcertó positivamente a muchos patriotas del Caribe, fue un evento donde participaron más de 600 votantes, es decir, la totalidad de los corsarios y población de la isla; fue la participación más democrática conocida para el proceso de independencia de América de la época que favoreció el comercio.

En Proclama de Luis Aury, Comandante en Jefe de las Floridas, &c. se menciona que: “…resultaron nombrados para Representantes del pueblo, con el objeto de formar y constituir el Gobierno provisorio de la República, Pedro GUAL, Vicente PAZOS, Mr. MURDEN, Luis COMTE, coronel IRWIN, Mr, LAVIGNAC, Coronel FORBES, Miguel MABRITY y el Dr. CHAPRLLE”, los cuales fueron convocados a la sesión del 1° de diciembre.

Mientras Gual, Pazos y Murden redactaban una constitución moderna para la época y liberal para la isla, se evidenció la verdadera intención del gobierno de EE.UU.: invadir un territorio libre rompiendo su neutralidad e iniciando su política imperialista de América para los americanos.

Entre los planes de Aury y de los representantes del pueblo para Amelia, se consideraba la instalación en la isla de exiliados de Cartagena y Caracas; en ese momento, muchos de ellos se encontraban en malas condiciones en diversas islas antillanas no españolas, por los diversos reveses de las fuerzas patriotas.

Mientras tanto, la isla y su comercio progresaban y Aury convocaba a elecciones para formar un gobierno autónomo, para luego declarar su anexión a México (21-IX-1817). El manifiesto que se realiza (5-XI-1817) bajo la bandera mexicana en la isla liberada del dominio español, según Luis Vitale, al comenzar dice lo siguiente: “Hemos venido a sembrar al árbol de la libertad, a fomentar las instituciones libertad y a luchar contra el tirano español, opresor de América y enemigo de los derechos del hombre” (2001: 15), son palabras que corresponden a un libertario americano con principios de la revolución francesa y no a la de un pirata, como seguían acusando las fuentes oficiales de España y Estados Unidos.

El historiador Feliciano Gámez dice al respecto: “A partir de finales de 1817, amparándose en la vaguedad de las instrucciones recibidas para la persecución de los seminolas, el general Jackson, vencedor de la batalla de Nueva Orleáns, tomó varios fuertes españoles dentro de la Florida Oriental e incluso llegó a deponer al gobernador español. A pesar de las protestas de Clay y Calhoun, Jackson contó con la inestimable protección del Secretario de Estado, que veía en las acciones del general un medio de ejercer aun más presión en las negociaciones con España para la cesión definitiva de las Floridas. ” (2006: 71).

“El Bergantín de guerra El Saranad de los Estados Unidos ha interceptado, y represado, presas hechas en alta mar por los Corsarios independientes al acto de entrar o salir, no en la jurisdicción de los Estados Unidos, sino en las aguas de las Floridas dirigiéndose al ancladero, y por otro abuso estas presas han sido embargadas en los Estados Unidos o juzgadas ante sus Tribunales a pesar de su incompetencia. Por estos medios se podia haber experimentado la detención de cuantas presas hacen los Corsarios independientes en los mares.” (Urrutia, J.F. 1917: 94).

En esta situación, los marinos del barco de guerra “Saranad”, al mando de John Elton, abordaron e incendiaron el buque mercante venezolano “Tentativa”, en aguas territoriales de Amelia. Acto de provocación que anunciaba algo mayor.

James Monroe, presidente de Estados Unidos, daba la orden de la invasión encabezada por el general Andrew Jackson, mintiendo sobre ataques de indígenas seminolas del extremo noroeste de Florida a Georgia y tratando de piratas, fugitivos de la justicia, que cometen todo tipo de fraude y que comercian esclavos a los patriotas que habían reconquistado la isla de Amelia.

Es así que, el 22 de diciembre 1817, fuerzas norteamericanas al mando de Andrew Jackson, el Comodoro Henley y el Mayor Bankhead tomaban la isla Amelia. La república de las dos Floridas sucumbía y la política de agresión imperialista que con más vigor comenzaba con el presidente Monroe.

La armada de los Estados Unidos, con el apoyo de naves españolas procedentes de La Habana, comenzaban a expulsar a los republicanos. Los soldados negros haitianos fueron enviados a Santo Domingo mientras que, los blancos, pudieron permanecer durante dos meses como huéspedes indeseados, permitiéndoseles partir a comienzo de 1818. Todas las organizaciones libertarias desaparecieron.

Es en este momento que el enviado especial de Simón Bolívar, Clemente decide no presentar al presidente Monroe sus credenciales diplomáticas. El historiador José Francisco Urrutia dice al respecto: “Desgraciadamente entorpecieron la misión de Clemente los incidentes relacionados con la ocupación de la isla Amelia, situada al oriente de La Florida, y la actitud que Clemente se vio obligado a tomar, en vista de la ocupación norteamericana de esa isla, realizada el 22 de diciembre de 1817, después de que ella había sido ocupada por Mac Gregor en nombre de los patriotas suramericanos, reocupada por los realistas españoles, y tomada nuevamente por el aventurero patriota Luis Aury.” (1917: 75).

El historiador José Félix Blanco presenta un interesante fragmento de un artículo aparecido en El Correo del Orinoco, N° 24 que refleja el sentir de la causa emancipadora:“Erró el Presidente quando lanzó de Amelia al Comodoro Aury y demas Patriotas, sin haber recibido de ellos ninguna injuria, sin prévia declaratoria de guerra […] Erró el Presidente en toda la conducta que llevó contra los poseedores de Amelia, violó el derecho de las naciones, y despojó á los oprimidos floridanos de la senda que les abrió el general Mac-Gregor para su libertad” (Blanco, J.F.1876: 566).

Continúa el artículo diciendo: “Tan antigua como el hombre es la inclinacion de este á disculpar sus crímenes, y á persuadir que obra bien, quando su mal obrar es manifiesto. De esta proposición antiquísima nacen todas las calumnias de que abunda el mensaje del Presidente contra los libertadores de la Florida. Quanto mas denigrados en su pluma, tanto mas autorizado se imagina para haberlos despojado violentamente de la posesion de aquella isla.” (Blanco, J.F.1876: 566). De esta manera la emergente nueva potencia del norte, en forma ilegal, invade la República de las Dos Floridas, heredera legítima de la tradición hispanoamericana.

El historiador José Francisco Urrutia da gran importancia a la existencia de la República de Amelia. Al respecto dice: “Propiamente el mismo establecimiento de Amelía era un ensayo para el resto de las Colonias en que bajo la inmediata influencia de esta nación se repetian los heroicos experimentos hechos por ella cuarenta años hace. Sus habitantes eran republicanos como los ciudadanos de los Estados Unidos, dependian de otras Repúblicas de América, cuya existencia, engrandecimiento y amistad parece no serian indiferentes a este Gobierno léjos de serie perniciosos.” (Urrutia, J.F. 1918: 120).

Por su parte, la investigadora Judith Ewell refiriéndose a aspectos más ideológicos de Vicente Pozos, que reflejarían el pensamiento de los patriotas, dice: “Más específicamente con respecto a la incidente de la isla Amelia, Pozos señaló que los Estados Unidos, como potencia neutral, no tenían por qué meterse en la Florida, que era territorio español. Amelia se encontraba bajo un gobierno republicano, exactamente como el de los Estados Unidos y si los Estados Unidos hubieran tenido una queja, debieron apelar a las repúblicas latinoamericanas.” (1999: 42).

Hechos poco conocidos o mal interpretados por la historia oficial, para así borrar de la consciencia social hispanoamericana aspectos fundamentales que al conocerse, permiten conocer mejor nuestra historia, así como la política internacional de Estados Unidos: América para los americanos (entiéndase ahora, para la alta burguesía norteamericana).

Aury, seguramente en un momento, tuvo intensiones de resistir la agresión, pero decidió dejar la isla, no pudiendo hacerlo de inmediato debido a las averías de sus barcos, sufrida por los fuertes vientos con lluvia de la temporada. Quizás sirvió como un buen pretexto para quedarse en la isla para hacer algunas reflexiones.

En esos momentos críticos, Pedro Gual le sugirió olvidarse de sus rencillas con Bolívar y Brión, y concentrarse en otro lugar de la región, en la lucha por Nueva Granada comenzando por Panamá, idea que en Londres estaba trabajando la Agencia de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, donde había acudido el corsario patriota Mac Gregor después de su retirada de Amelia.

En este ambiente de reflexiones: “El 15 de enero de 1818 el mismo Clemente autorizó a Vicente Pasos para que protestara en nombre del Gobierno de Venezuela ante el Gobierno de Washington por la ocupación de la Amelia. La comunicación de Clemente a Pasos contenía apreciaciones duras contra el Gobierno norteamericano, y llegó a conocimiento de éste. (Urrutia, F.J. 1917: 75).

Los integrantes del gobierno de Amelia comenzaron a planificar el documento que finalmente redactó Vicente Pasos y entregó en Washington (7-II-1818). Documento que conocemos con el nombre de Exposición y protesta presentada por Vicente Pasos al Secretario de Estado de los Estados Unidos de América por la ocupación de la isla Amelia por esta nación, que comienza así:

“Don Vicente Pasos Comisionado por Don Luis Aury Capitán de Navío de los Estados Independientes de México y Nueva Granada, Jefe político y militar de la Isla de Amelía y General en Jefe de las fuerzas de mar y tierra destinadas á expeler de las Provincias de las Floridas á las autoridades del Rey de España, ante el primer Magistrado de la República de la América del Norte para exponer los fundamentos con que fue tomada aquella Isla por las armas de los Gobiernos independientes de la América del Sur y protestar a nombre de los mismos contra la ocupación de la misma Isla de Amelía por parte de los Estados Unidos por la fuerza de las armas y pedir su reparación para dejar ilesos y expeditos los derechos de las nuevas Repúblicas violadas por la invasión de una Nación neutral tiene el honor de hacer la siguiente exposición a S. E. James Monroe, Presidente de les Estados Unidos la América.” (Urrutia, J.F. 1917: 80)

Dicho documento que transcribe José Francisco Urrutia, es una larga y bien fundamentada exposición protesta con muchos antecedentes y datos históricos que, como era de suponer no tuvo respuesta satisfactoria.

“Probablemente lo que inducirá o indujo al Gobierno español a hablar sobre la referida cesión fue la traición del Gral. Toledo, este individuo siendo uno de los oficiales patriotas que debían cooperar en la ocupación de las Floridas estaba en posesión de todo el plan y sabia que debían ser incorporadas al fin a la unión de estos Estados como que era una de las bases del plan.” (Urrutia, J.F. 1917: 92).

“A estas violaciones agravios e injurias debo añadir el embargo y apoderamiento de las propiedades privadas de los ciudadanos de las Repúblicas del Sur que sin autoridad ninguna han sido apresadas en las aguas de las Floridas por el Bergantín de guerra Saranad…”(Urrutia, J.F. 1917: 98).

“Las noticias contenidas en dos Cartas del Ministro español D. Luis de Onis de 26 de Junio y 17 de Febrero y en la de D. José Fuertes de 27 de Abril, todas del presente año (1816) determinan claramente las miras de la Corte de España con respecto a la provincia de la Florida, y señalan la importancia de ocuparla a favor de los Estados que ahora están en guerra con España. Los desastres y sufrimientos de nuestros paisanos de la tierra firme, las familias desamparadas, y compelidas a abandonar sus casas y bienes y a buscar un refugio en Jamaica y otras de las Antillas: los millares de personas que están sufriendo la agravación de toda especie de privaciones y necesidades, llaman la atención de las autoridades de aquellos estados republicanos, para que busquen algunos medios de impedir la continuación y progreso de semejante calamidad, y de proveer de un asilo para aquellos infelices. En la provincia de la Florida se presenta el asilo y los recursos que deseamos. Aquellas desgraciadas familias de todas edades y sexos, a quienes la intrepidez, pericia y humanidad del Comandante Aury libró de las’ carniceras manos del monstruo Morillo cuando la evacuación de Cartagena, hallarán allí seguridad y un clima congenial al suyo. Por la ocupación de las Floridas al paso que llenaremos los deberes con que estamos ligados a nuestros hermanos, y los que nos impone la humanidad, también proveerémos de puertos cómodos para la recepción de nuestros buques nacionales, para nuestros corsarios y sus presas, y para el cambio y disposición de nuestras mercancías.” (Urrutia, J.F. 1917: 101).

“Vea aquí V. E. el verdadero punto bajo que ha debido considerarse el establecimiento de Amelia como un establecimiento formado a costa de los peligros de la guerra por las mismas Repúblicas del Sur y autorizado por el conducto de sus Ministros. Si era dado o admisible el reclamar todavía la sanción de aquellos gobiernos sobre la ocupación de las Floridas, podia hacerse por los medios establecidos por cuantos crean tener un derecho positivo y títulos de sucesión a la dominación española; pero debe a lo menos respetarse el testimonio de sus Agentes, que solamente aseguran haberlo autorizado, haberlo preparado y tenido por la fuerza de las armas, y por último séame licito ocurrir tan a menudo a la historia heroica de estos Estados Unidos, en el caso en que se hallaban algunas de sus Provincias.” (Urrutia, J.F. 1918: 122).

“Y como no puede mirarse sin el mayor escándalo la privación de propiedades de ciudadanos que no están en la jurisdicción de este Gobierno, y es altamente ofensivo del carácter nacional, reclamo que V. E. mande devolver todos los buques apresados desde la Goleta Tentativa, cuyas ocurrencias he acompañado, hasta las últimas presas que entraron al tiempo de la ocupación de la Isla por las armas de los Estados Unidos y porque la naturaleza de estos buques, es de calidad que pertenece a la propiedad. privada y como esta se ha exceptuado aun por los oficiales comisionados a ocupar la plaza, como consta de la intimación hecha de ella al Gral. Aury, es muy poco decoroso que no se hayan mandado devolver y reintegrar a sus propietarios.” (Urrutia, J.F. 1918: 126).

“Protesto contra la interrupción represa y detención de varios buques y sus cargamentos tomados del enemigo en alta mar por los Patriotas y contra la infracción de la neutralidad de estos Estados, y la libertad de las naves, por haberse apoderado de ellos, fuera de su juridición, las armas de este Gobierno y en las mismas aguas de las Floridas; y demando el resarcimiento de los daños y perjuicios, con el valor de las propiedades tomadas de tal manera.” (Urrutia, J.F. 1918: 126). Conrea a intervención

Washington, 7 de Febrero de 1,818. Es copia de la que queda en mi poder-Philadelphia.. Mayo 24 año 8° de la República A. D. l8l8-CLEMENTE.

De nada sirvieron las reclamaciones. No hubo respuesta de los neutrales estadounidenses, como tampoco ninguna reposición material o moral.

Washington, 7 de Febrero de 1,818. Es copia de la que queda en mi poder-Philadelphia.. Mayo 24 año 8° de la República A. D. l8l8-CLEMENTE.

La política exterior estadounidense ha cambiado definitivamente de rumbo. Es por eso que: “ …en la primavera de 1818, en plenas negociaciones con España, el general Jackson tomó por la fuerza las plazas de Panzacola y San Marcos en persecución de los indios seminolas.” (1997: 23). El futuro presidente de Estados Unidos Andrew Jackson era designado gobernador. El historiador F.Gámez Duarte que “Monroe le concedió un apoyo tácito [Jackson], pues conociendo por boca del propio general cuáles eran sus intenciones (actuar contra los españoles) no prohibió sus actos de manera específica. El 2 de junio de 1818 Jackson se dirigió por carta a Monroe solicitando una fragata para atacar Cuba, cuya posesión garantizaba en un breve plazo, fue en ese momento cuando el presidente se opuso a apoyar de modo explícito al general.” (2006: 71).

El periódico El Censor N° 160 (sábado 10-XII-1818) de Buenos Aires, en uno de sus artículos dice: “Mr. Clay nos dice que si la España nos declarase la guerra, correrían grandes riesgos sus posesiones, Cuba, Florida, México. No dudo que así habría de ser, porque la guerra de nuestra parte no habría de ser nominal; .pero en los mares le hiciéramos poco daño, porque su navegación mercantil es pequeña. Al contrario nuestro comercio se viera muy expuesto en el océano.” (1818-4)[…] “En compensación tomaríamos la Florida, podriamos atacar `a Cuba y llevar nuestras armas a México por medio de centenares millas de desiertos.” (1818: 5).

Ferrari alude a la acción en 1818 luego de su derrota por parte de la armada norteamericana en la isla Amelia, cuando, “Aury se dirigió con su escuadra de 14 naves a Barlovento en Venezuela con la intención de ayudar a Brion quien se veía atacado en la desembocadura del Orinoco por una fuerza muy superior venida de Cádiz para aplastar a la armada republicana. A pesar de la acción exitosa y salvadora de Aury el almirante no profiere ni una palabra de agradecimiento o reconocimiento lo cual lleva al francés, desilusionado, a dirigirse a las islas de San Andrés y Providencia, de habla inglesa y religión protestante, perteneciente a la Nueva Granada, pero abandonadas tiempo atrás por considerarlas heterogéneas. 400 hombres al mando de Agustín Codazzi toman posesión de Santa Catalina el 4 de Julio de 1818“ (Gómez Rodríguez, Blog, Frederic Beraud Dufour).

En Venezuela, el agente diplomático Bautista Irvine de Estados Unidos, fue enviado para rescatar las goletas corsarias La libertad y Tigre al servicio de España que fueron apresadas por transportar armas y municiones para el ejército español que se encontraba sitiado en Angostura por barcos venezolanos en la boca del Orinoco. En una de las cartas enviadas (7-X) por Bolívar a Irvine dice lo siguiente “Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra populación y el resto que queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende.”(Pereira, G. 2015: 132).

Según una versión el historiador Sergio Elías Ortiz: “La isla Amelia se convirtió así en asilo seguro de los corsarios, pero solo durante un año, pues tuvieron que abandonarla en virtud de haberla cedido España a la Unión Americana, mediante el tratado de Washington de 12 de febrero de 1819. (1971: 200). “El gobierno de Estados Unidos, por medio de la secretaría de estado hizo presente su protesta por la ocupación de la isla Amelia y haberla convertido en "una república de piratas o asilo de bandidos", con el aditamento de que se hacía responsables a los gobiernos de Venezuela y Nueva Granada, que no existían como tales sino en focos revolucionarios en las Antillas y en los Llanos de Casanare v del Orinoco, de haber autorizado, por medio del encargado de una misión en Washington, general Lino de Clemente, esa expedición para apoderarse de la isla Amelia.” (1971: 200). La Florida era vendida a los Estados Unidos en cinco millones de dólares que sirvieron para pagar deudas contraídas por comerciantes españoles. El tratado de Washington fue sellado y firmado por Luis de Onís por España y por John Quincy Adams en representación de Estados Unidos de América. España cedía definitivamente Luisiana, conservando Texas, reclamada también por Estados Unidos, que la consideraba parte de Luisiana.

Era el comienzo imperialista de un estado americano y la política de Estados Unidos será terminar con los corsarios, política que los ingleses ya habían asumido. El gobierno de los Estados Unidos envió “al comodoro Oliver Hazard Perry en junio de 1819 a trata de hacer entrar en razón tanto a los colombianos y venezolanos, como a los rioplatenses, sin embargo, la muerte de Perry en el Orinoco tras visitar Angostura hizo que esta misión fracasara y que, en el caso de Buenos Aires, esperara hasta 1822 para conseguir de esta república que cesase en el armamento de corsarios.” (Gámez Duarte, F. 2013: 78).

El historiador Cesáreo Fernández dice: “Su Majestad Católica le cedía en toda propiedad y soberanía los territorios de su pertenencia situados al Este del Misisipí, conocidos con los nombres de Florida Occidental Florida Oriental, con las islas adyacentes, terrenos, edificios, fortificaciones, archivos demás correspondiente; mas no por la concesión cambió su proceder hostil á la soberanía de España en América. La mayor parte de los corsarios que con bandera insurgente molestaban á nuestro comercio, de sus costas salian, ciencia paciencia de los gobernantes.” (1903: 170).

En 1815 se había comenzado a negociar la península de La Florida. España alargaba el proceso pasa desalentar el apoyo de Estados Unidos a los gobiernos rebeldes. Después de la compra de Florida el gobierno norteamericano cambia su posición oficial reconociendo la independencia de los países emergentes, basándose más bien en las necesidades comerciales que en posiciones políticas.

La política de Estados Unidos en 1818 era observar la más estricta neutralidad en la guerra civil entre España y las colonias Sudamericanas beneficiándose, entre otras cosas, del comercio libre. Postura que se mantuvo hasta el 7-V-1822, cuando el Congreso propuso al presidente James Monroe que firmara la ley de reconocimiento de la independencia y gobierno de Buenos Aires.

El comodoro David Porter y un destacamento de 200 soldados desembarco y atacó el pueblo de Fajardo en Puerto Rico, porque alojó “piratas” e insultó a sus oficiales navales (1824).

“ … para justificar la invasión a la Cuba revolucionaria (entre el 15 y 19 de abril de 1961)”, según planificación e inversión del gobierno de Estados Unidos, inicialmente a cargo del alto funcionario de la CIA, Richard M. Bisell, con tropas de exiliados y mercenarios, fue un acontecimiento que, en un discurso hizo recordar al secretario de Estado norteamericano Dean Rusk otra intervención: “Isla Amelia (territorio español de la Florida): por orden del presidente Monroe, tropas de Estados Unidos de América desembarcaron y expulsaron a un grupo de contrabandistas, aventureros y saqueadores…” (Pereira, G. 2015: 131)

Santa Fermina de Amelia, patrona de los navegantes. (del diminutivo latino firmina: firme, fuerte Gómez Rodríguez, Blog, FredericBeraudDufour).

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El Censor N° 160 (sábado 10-XII-1818) de Buenos Aires

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Nota: revisado y corregido por el Prof. Domingo Gómez Parra.

NOTAS:

1] Según Alfredo Castillero Calvo, Gregory Mac Gregor “captura el fuerte de San Carlos, en la isla Amelia, al noreste de Florida, con ayuda del corsario francés Luois Michel Aury, Agustín Codazzi y otros. Declara la independencia de la “República de las Floridas”, y se autoproclama "Brigadier general de las Provincias Unidas de la Nueva Granada y Venezuela y General en jefe de los ejércitos de las dos Floridas". Pero no pudo contar con respaldo financiero y se retira, dejando la improbable república a cargo del corsario Aury, que la declara parte de la República de México. Pero Aury es expulsado por la tropa que envió el presidente James Monroe en diciembre de 1817.” (2016: 151). Es poco probable la presencia de Aury.

2] En Londres, Mac Gregor tomará contacto con la Agencia de las Provincias Unidas de la Nueva Granada que, con el apoyo de comerciantes ingleses, estaban organizando una expedición con destino a Portobelo.

3] El historiador Sergio Elías Ortíz menciona una biografía de Agustín Codazzi escrita por Manuel Ancízar que desconocemos. Según ese estudio, Codazzi "con un puñado de hombres escogidos, logró introducirse con maña en el castillo, echarse de súbito sobre la guarnición rebelde y aprisionar a los que sobrevivieron a un combate de cuatro horas al arma blanca. Este hecho realizado en febrero de 1818, le valió a Codazzi el ascenso a capitán graduado y cuatro meses después a capitán efectivo de artillería por nuevos servicios prestados en la reorganización de las tropas de Aury" (1971: 200). Versión que no parece verosímil si consideramos otros escritos y la fecha tardía del hecho que menciona Ancízar.

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