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Las problemáticas tocopillanas. Por Damir Galaz-Mandakovic F.

Los problemas por los cuales atraviesa Tocopilla tienen que ver con tres grandes factores. El primero, con un tema de macroeconomía, el segundo con las problemáticas ambientales y un tercero que no ha sabido resolver el segundo, en cuanto a cómo se requiere una gestión que posibilite equipamientos y capital humano para mitigar el impacto ambiental.

Al momento del traspaso a la segunda mitad del siglo XX, los desequilibrios económicos conllevaron a una desestabilización de la economía local, en primer lugar por la mecanización de las faenas de embarque del salitre, en donde la tecnología reemplazó al hombre de modo feroz, dejando una estela de cesantía a contar del año 1961. Debemos sumar el cambio del modelo económico que consolidó una estructura de subdesarrollo, de asimetría de crecimiento, estancando la economía de Taltal y Tocopilla una vez instaurada la dictadura en 1973. A este último punto, agreguemos la gestión del Estado y las políticas de mercado liberales que han favorecido a los grandes intereses económicos en desmedro de los pequeños productores, los favoritismos a la gran empresa, por lo general foránea, facilitando el llamado vicio de la “concentración territorial” consistente en la acumulación de inversiones en una sola localización, generándose grandes polos de desarrollo desequilibrantes. Tocopilla, al estar al centro de tres grandes polos, Antofagasta, Calama e Iquique, sufre con la tendencia, persistente y generalizada de la aglomeración de actividades productivas y de la población ligada a ella en los polos de desarrollo mencionados. Lo cual ha dado origen a la conformación de estructuras desequilibradas en lo que respecta a la distribución espacial de las fuerzas productivas y al desarrollo diferenciado en distintas partes del espacio regional.

Todos estos fenómenos económicos, que estructuraron una crisis, han derivado que gran parte de la juventud de Tocopilla emigre en busca de trabajo y estudios superiores, generando un estancamiento, y de pronto, decrecimiento poblacional. Se observa un fenómeno de fuga. Las escasas ofertas laborales contribuyen a este abandono, o bien, impulsa a los jefes de hogar a trabajar en la gran minería con un sistema de turnos que los ausenta por largos periodos de su hogar. Ciudad de padres ausentes.

Por su parte, las mayores inversiones realizadas en la localidad han tenido que ver con las termoeléctricas (que están presentes en Tocopilla desde 1915) y las mejoras a sus procesos productivos. Estas compañías transnacionales determinadas en su existencia por la explotación minera, por su misma naturaleza de propiedad, poco y nada han tenido que ver con el desarrollo de la localidad. Ya que todas las ganancias, evidentemente, no quedan en Tocopilla. Incluso, ni tributan en Tocopilla, ya que lo hacen en las comunas en donde están las casas matrices, obviamente que en Santiago de Chile. Esta comuna pobre y económicamente marginal, es solamente utilizadas como lugar de emplazamiento de las instalaciones, con todo el costo ambiental que traen aparejado. Vergonzosas son las cifras que pagan por estar emplazadas en Tocopilla: la empresa Norgener, propiedad de AES Gener, paga apenas $19.800 pesos, menos que cualquier comerciante local. SQM, que exporta sus productos pasando por Tocopilla disponiendo para ello de un ferrocarril que transita por la ciudad, paga una patente comercial de $796 mil pesos, mientras que sus utilidades ascienden a US$649,2 millones, mientras que la Compañia Minera de Tocopilla aporta con solo $395 mil pesos por concepto de patentes. E-CL paga 130 millones.

Un punto relevante a considerar en la existencia de estas compañías termoeléctricas ubicadas en Tocopilla, Norgener y E-CL (ex Codelco y ex Electroandina) es la formación de pequeñas castas bien remuneradas que contrastaban con la situación económica de la mayoría de la población local. Esa diferencia se evidenció mayormente cuando existía Codelco. Las expectativas económicas de sus herederos, incitaba a esta “elite” a desplazarse a las ciudades más grandes, creando un círculo vicioso de pobreza de acumulación en recursos humanos y materiales. Esa fragmentación se ha reflejado en la ocupación del espacio habitacional, ya que siempre en el sector sur de Tocopilla, vivieron los trabajadores de la compañía termoeléctrica, lo que a simple vista, ostentaban una mejor calidad de vida. “La villa” y “el pueblo”, el sur y el norte, los vinculados a la termoeléctrica y los no vinculados.

En los últimos años, a esta crisis estructurada de la localidad, se ha tenido que sumar otro problema: la alta contaminación ambiental, por efecto de estas mismas termoeléctricas. Siendo su impacto en la salud una materia preocupante. Desde el año 2001 hasta el año 2007 la utilización de petcoke generó que en el año 2006 Tocopilla fuese declarada Zona Saturada de Contaminación. Anterior a este desacierto con el ambiente, ya se había sufrido por décadas la polución generada por la Compañía Minera de Tocopilla, la cual vertía todos sus desechos en el mar, a escasos metros del centro comercial. Esto generó que las playas, en especial “El Salitre” sus arenas fuesen teñidas de negro. Paralelamente, en la década del 80, la contaminación del agua potable a través del arsénico marcaba la pauta.

La contaminación atmosférica generada por la termoeléctrica Norgener y E-CL se amplificó por causas de combustibles de escasa calidad usados como el petcoke, mayormente entre los años 2001 y 2007, el cual ha sido considerado fuertemente como un factor cancerígeno, estimulando un deterioro severo en la salud de los tocopillanos. Al mismo tiempo, el almacenamiento de carbón en la punta de la pequeña península Algodonales, permite que el viento traslade partículas de carboníferas que llegan a todos los puntos de la ciudad. Sumando a ello el traslado de cenizas por las principales calles de la ciudad con destino al cenicero ubicado en el sector norte. De hecho, no existe ninguna casa en Tocopilla que no tenga rastros de cenizas.

Si contemplamos nuestra realidad en cifras, veremos que las estadísticas oficiales revelan que Tocopilla tiene altos índices de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Ya lo mencionaba el Servicio de Salud de Antofagasta en el año 2011, entre 2003 y 2008, la tasa de mortalidad de la comuna se disparó, para llegar a ser la mayor de la región y una de las más altas del país. Incluso, en 2005, su índice dobló al promedio de la zona: alcanzó 8,8 contra 4,4. La cifra a nivel país fue de 5,3. Otro guarismo alarmante se direcciona a los datos que maneja el cementerio local, en el cual se sepultan entre 16 y 18 fallecidos. Marcando el año 2010 una consignación de 196 defunciones, es decir, uno de cada 120 tocopillanos. Por otro lado, en el 2008, la tasa de mortalidad infantil en la provincia de Tocopilla fue de 14,2. El promedio nacional se situó en cerca de la mitad: 7,8.

Los enfermos de cáncer que viven en Tocopilla, tienen que viajar a Antofagasta para largas sesiones de evaluación y tratamiento, porque no se cuentan con especialistas en la ciudad. Para muchos tocopillanos en esa condición, esos 186 kilómetros de ruta son totalmente traumáticos en el sentido de no saber si regresaran. Cabee decir que, la agrupación Adaec, organización de ayuda a los enfermos de cáncer en Tocopilla, en nueve años, ha ayudado a más de 400 personas. De ellos, a abril del 2011 sólo 66 estaban vivos. El jueves 4 de octubre de 2007, finalmente fue publicado en el Diario Oficial de la República, el esperado Decreto que oficializa a Tocopilla como una Zona Saturada de Contaminación con el propósito de iniciar un plan de descongestión ambiental y así poder disminuir las emanaciones de E-CL que aporta el 56% del material particulado de la ciudad, y Norgener el 38,9%. sumando entre ambas termoeléctricas un total de 94.8%.

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