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Tramitación del Código de Aguas en el Senado

Las reformas amenazadas

No fue fácil aprobar en la Cámara de Diputados las reformas al Código de Aguas que ponen fin al otorgamiento de derechos perpetuos y establecen limitaciones sociales y ambientales a los existentes, los que también podrán ser caducados o extintos.

El 22 de noviembre de 2016, tras cinco años de discusión, la sala dio su visto bueno a una iniciativa que, a la luz de la controversia gatillada, es batalla madre para cambiar el privatista modelo económico y social chileno. Junto al Código Minero (1983), la Ley Eléctrica (1982) y, por cierto, la Constitución (1980), nuestro Código de Aguas (1981) mercantiliza bienes comunes escasos y fundamentales. En este caso, para la vida.

Difícil no solo por la campaña del terror que impulsan los actuales controladores del agua: la Sociedad Nacional de Agricultura, la Sociedad Nacional de Minería, el Consejo Minero, la Asociación de Generadoras Eléctricas, apuntando a una supuesta expropiación e inconstitucionalidad. Tampoco por la oposición de legisladores alineados con la visión extractivista, tanto por ideología como por conflictos de interés. Ni siquiera por la colonización que el modelo neoliberal ha hecho de ciudadanos que, buscando mantener la propiedad particular de un bien esencial cada día más insuficiente, no reflexionan ni les interesa el perjuicio de tal acción en los demás, muchos de quienes no tienen agua siquiera para beber. Y qué decir de los ecosistemas...

Artículo completo: 247 palabras.

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Sara Larraín Ruiz-Tagle* y Patricio Segura Ortiz*

*Directora ejecutiva Chile Sustentable.
**Presidente Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén.

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