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Los que se friegan con el quiebre de la Mesa del Sector Público por Carlos Arrué

El reajuste fiscal en trámite en el Parlamento es una iniciativa que, proyectado con la cifra oficial de IPC para el año 2012 de 2,8%, representa una variación real de 2,2%, situándose de este modo (1) en el promedio histórico, a diferencia de lo ocurrido el año pasado cuando se proyectaba un 3,3% y el reajuste fue de 4,2%.

Los reajustes se proyectan conforme al IPC del año siguiente y no se sabe el impacto real hasta que dicho año termina. Así, por ejemplo, el del año pasado, 4,2%, se proyectó con una inflación de 3,3% (2), cuya variación en los últimos doce meses ha sido de 3,9% (3) , Lo anterior demuestra que el reajuste real proyectado era de 0,9% por sobre el IPC y la variación real terminó siendo de 0,3% por encima, lo cual es prácticamente insignificante.

Sin embargo, somos partidarios de que este reajuste no debe ser únicamente teniendo en cuenta el IPC. Es necesario considerar el crecimiento de la economía pero en términos del per cápita. Varias son las consideraciones que sostienen esta afirmación. La primera y más importante dice relación con una mejor distribución de la riqueza, es decir, es un acto de igualdad real. En segundo lugar, si el IPC crece más que el PIB, sabemos que deben bajarse los salarios para controlar la inflación, en cambio subir los sueldos por debajo del crecimiento del PIB per cápita, no genera presión inflacionaria y provoca cambios positivos en el consumo. En efecto, ocurre esta situación.

En esa perspectiva, un 7,0% habría sido una cifra razonable para el año 2012 (4).

Sorprende en ese sentido, el accionar de la Mesa de Sector Público, de filiación sindical. En primer lugar porque lanza el 9,8% como guarismo del reajuste sin conocerse los argumentos. Luego, sin argumentos tampoco, decide concordar con el Ejecutivo un reajuste de 5,0%. Este acuerdo deviene en el quiebre de la Mesa producto de que las demandas de algunos gremios no son satisfechas, como es el caso de la ANEF, que no explicita su rechazo al 5%, sino más bien expresa su inquietud por la inestabilidad funcionaria.

Y aquí está el problema. Hay un estilo de conducción sindical en crisis, en sus aspectos técnicos, modelos de negociación y legitimidad política.

A mayor abundamiento sobre esto último, cabe consignar que la CUT pone una lápida sobre la idea de lucha de clases. Llega a un acuerdo -que en sí puede no ser malo- sin siquiera colocar una bandera y menos aún, un “miguelito”. Hace unos meses, adelantó su Paro Nacional para hacerlo coincidir con la movilización estudiantil que debió haber sido más bien en solidaridad con los estudiantes. Ahora, que era cuando le tocaba “a la clase” no salió ni una consigna. No se luchó y no se buscó la unidad, ni la ANEF ni la CUT ni la Mesa del Sector Público, con la honrosa excepción del Colegio de Profesores.

Por eso el gobierno puede hacer lo que quiere, porque la falta de claridad política, de precisión técnica y planificación de negociación de los trabajadores se lo permite. Con esto, la CUT pierde legitimidad y pierde, una vez más, la oportunidad de ser un actor social de cambio.

El reajuste -cuya discusión retoma esta semana en el Congreso-, hubiese sido mejor discutirlo en abril, antes de la discusión del salario mínimo. En segundo lugar, debió fijarse una cifra realista y no algo parecido a una sonoridad arbitrariamente creada. En tercer lugar, la oposición debió plantearse un objetivo con el rechazo inicial que logró aprobar.

Objetivos en dos aspectos. El primero, corregir el reajuste conforme la equivocada proyección del 2011 lo cual implica subirla en 0,6% y dejarla en 5,6%, por ejemplo, corrigiendo en las mismas proporciones los aguinaldos y aumentando el bono por efecto de pérdida de poder adquisitivo por la variación del IPC, 3,9%, lo cual implica dejarlo en $240.000. El segundo, el compromiso del Ejecutivo de enviar un proyecto de ley que dé estabilidad y protección laboral a la contrata.

¿Quién paga el pato de la oferta injusta y los errores sindicales? Nuevamente los trabajadores y ojo, no sólo los fiscales sino también los privados.

NOTAS:

[1] Ver www.ical.cl Estudio sobre Reajuste Fiscal

[2] Ver www.dipres.cl Presupuesto del 2011 y los supuestos macroeconómicos

[3] Ver www.bancocentral.cl

[4] Ver estudio sobre reajuste fiscal en www.ical.cl

11 de diciembre de 2011

Carlos Arrué, encargado del programa legislativo de Ical

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