Rogun, la represa de la discordia

La construcción de la represa más alta del mundo, desafío técnico y financiero, que fue relanzada en octubre pasado, constituye una cuestión crucial para la idea nacional y el desarrollo de Tayikistán. Pero al amenazar la economía y el medio ambiente de la cuenca del Mar de Aral, la obra suscita tensiones geopolíticas en Asia Central.

Una cadena de cumbres nevadas hasta donde alcanza la vista. A más de siete mil metros de altura, las más elevadas parecen alcanzar las estrellas… Cuando se llega a Tayikistán en avión desde las planicies kazajas, las montañas cortan el horizonte: primero la cadena de las Tien Shan, luego las montañas Alai y por último la majestuosa cordillera de Pamir. En verano, las nubes se reflejan en pequeños lagos a los que el limo glaciario confiere un color azul turquesa. A veces los pliegues de los valles ocultan pueblos de casas de barro, dominados por los seracs [grandes bloques de hielo] amenazantes de los ríos de hielo, algunos de los cuales se extienden por varias decenas de kilómetros. Es ahí, en el corazón del continente eurasiático, donde se ubica Tayikistán, a una altura promedio de tres mil metros.

Pronto, las agujas blancas y los relieves escarpados dejan lugar a una meseta color pastel, verde y beige. La nave inicia su descenso hacia Dusambé, la capital, cuyo nombre, “lunes”, recuerda el día en el que se realizaba el mercado. Vistos desde el cielo, los techos de fibrocemento y el color óxido de las fábricas abandonadas revelan los primeros indicios: vamos a aterrizar en la más pobre de las ex repúblicas soviéticas. El producto interno bruto (PIB) por habitante se eleva a menos de 1.000 dólares (9.100 en Rusia, 36.200 en Francia) y es inferior en un tercio al de hace veinticinco años...