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Votar y callar por Juan G. Ayala

Vota, calla, cuenta...

“Votar y Callar” es la máxima de nuestro sistema político, la ha privilegiado la Alianza, la favoreció la Concertación, ambas transformaron el sufragio en una práctica similar a subirse a la micro. Un votante cautivo es un peatón esperando un bus que lo lleve a su destino, cuando éste se sube al vehículo y su moneda cae al monedero, cuando se escucha el tañir del metal, es el momento preciso para que el chofer acelere y si el votante-peatón se cae al suelo, ¡mala suerte, que aprenda a afirmarse mejor!.

De tantas caídas y atropellos los pasajeros del bus algo han aprendido, ahora quieren tomar el volante y dirigir ellos mismos la micro, pero el chofer de corta melena rubia no lo permite, dicen que su destino está en New York. Antes otro se había dado un gustito, pasó de empresario de la locomoción a chofer, por cierto ambos dicen que lo hacen por la gente, el problema es que los pasajeros no diferencian entre uno y otro, ambos los maltratan, aceleran, giran a contramano y no respetan las leyes del tránsito.

Y los choferes tienen “sapos” que le cuentan lo que pasa en la calle. Estos cuentan los minutos de tráfico, son el metrónomo, pero a diferencia del tiempo musical constructor de sentido creador, en las calles el sapo apunta al dato destructor del adversario. El chofer se dice a sí mismo: “debo correr para quitarle los clientes-votantes al de la otra micro”, concretamente la Campaña presidencial adelantada. Micreros son proclamados en sedes de partidos y los sapos cuentan cuentos de cuentera vieja y maledicente.

¡Que no dio la señal a tiempo!, ¡que le avisaron que venía el lobo, y no atinó a advertir a las ovejas que se ahogaron antes de tiempo!, ¡que ese lobo nunca come ovejas!. Con choferes y sapos así el país no va a ser mejor.

Mientras tanto los pasajeros se están peleando, ¡qué yo quiero el volante, qué yo manejo mejor!. La línea de buses CUT y la de los profesores dan el ejemplo, pero los otros los miran y tampoco les creen. Abajo en la vereda un sapo de anteojos mira preocupado y de soslayo, le dieron un dato equivocado, su amigo el sapo Peña le dijo que tenía tantos infractores, resulta que ahora a ninguno le pasaron un parte. El sapo ministro, el sapo fiscal, el sapo diputado no entienden nada, o lo entienden todo y callan, y arriba se sigue peleando. ¡Ay!, y pensar que en octubre debo subirme a la micro. Antes de hacerlo miraré si en algún garage están fabricando otro tipo de motores y también preguntaré si existen nuevas escuelas de conductores, pero en realidad debería exigir otra ley de tránsito y vigilar que se cumpla, baste demandar del chofer que use el tacómetro y que respete las paradas autorizadas.

La eliminación del recorrido “Binominal” es camino de solución.

Juan G. Ayala, Profesor Departamento de Estudios Humanísticos, Universidad Técnica Federico Santa María

18 de junio de 2012

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