Europa, ¿muralla o prisión para la izquierda británica?

A algunas semanas del referéndum sobre la salida de la Unión europea, la vida política del Reino Unido se parece un poco a su gastronomía: se permiten los maridajes más inesperados. Comenzando por el que une al jefe del Laborismo, Jeremy Corbyn, surgido del ala izquierda de la formación laborista, y al primer ministro conservador David Cameron. Aunque en desacuerdo sobre todo (o casi todo), los dos hombres coinciden en su oposición al “Brexit”.

Junio de 2015. Tres meses antes de encabezar el Partido laborista, Jeremy Corbyn declara que una “Europa usurera que transforma a las pequeñas naciones en colonias sometidas bajo el peso de la deuda” no tiene “ningún porvenir”. La condena no sorprende mucho: en 1975, en el marco de un referéndum, Corbyn había votado por la salida del Reino Unido de lo que entonces se llamaba la Comunidad económica europea; en 1993 había rechazado el tratado de Maastricht, pronosticando que impediría a los Parlamentos nacionales “definir su propia política económica, en provecho de un puñado de banqueros que no fueron electos”. Giro de 180 grados inesperado: apoya el voto “Remain” (“permanencia” en el marco del referéndum del 23 de junio próximo...