¿Una consigna o un motor de desarrollo económico?

Como líder estudiantil y economista, creo que el mejor camino para Chile y su gente, es la senda de los Estados de la Europa Nórdica. Como es sabido, ello implica disponer de una economía dinámica y competitiva, pero también de un Estado robusto que asegure, más allá de los mínimos necesarios para el buen vivir de una minoría de la población, derechos sociales garantizados que permitan consolidar un nivel de vida digno para todas y todos. Lo que otorga hoy en día el modelo de subsidiariedad, simplemente no basta para cumplir este objetivo.

En Chile, se han generado enormes progresos que han permitido convertirnos en una de las economías más sólidas de la región, sin embargo, el pequeño tamaño del Estado impide que se resguarden efectivamente las condiciones básicas para tal vida digna. Por ello, es importante entender que para que el Estado sea un ente garante de derechos, debe convertirse primero en promotor del desarrollo económico. El Estado posee la capacidad para convertirse en el impulsor de un modelo de desarrollo alternativo y transformador, en el cual las empresas dejen de ser explotadoras de recursos naturales y se conviertan en organismos innovadores, produciendo bienes y servicios en la vanguardia tecnológica...