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Consideraciones ideológicas en torno al giro a la derecha. Por Alex Ibarra

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Hace unos meses atrás hacíamos mención al nombramiento a cargo de ministro de Estado que hacía la presidenta Michelle Bachelet del señor Fernández conocido cercano al Opus Dei. Ahora nos vuelve a sorprender con el nombramiento al cargo de ministro de Andrés Rebolledo conocido defensor del cuestionado TPP. Como se sabe dicho tratado es una acuerdo de protección a las empresas transnacionales, cuestión que beneficia, sólo por mencionar dos temas complejos para el ciudadano, a empresas como las AFP y a la farmacéutica. Ambos ejemplos, sabemos que son complejos debido a que son claras estafas y robos que el Estado no controla. Algún servidor de estás feroces rapiñas, reclamara que no se puede atentar contra la libertad del mercado. ¿Por qué no? ¿Por qué no terminar con ese mercado que atenta y corrompe a políticos y funcionarios?

Este tipo de nombramientos políticos no son inocentes y por lo tanto consecuencias traen. De este modo queda en evidencia la línea ideológica dirigida por el gobierno, que sigue siendo un mero turno en la rotación del poder que sigue colaborando con los dueños de Chile. Son los mismos que toda esta semana nos llaman a votar por ellos. De hacerse esto evidente habrían razones suficientes para que la presidenta siga bajando en las encuestas. ¿Es normal que la presidenta insista en bajar su aprobación en vez de subirla? No sería normal si es que realmente estuviera preocupada en gobernar, pero la evidencia dice que no tiene interés en realizar un buen gobierno. Estos hechos son indicios de que la preocupación del actual gobierno es tratar de ayudar en la campaña presidencial de Ricardo Lagos, de hecho algunos de los ministros ya abandonan este barco y se embarcan en la empresa lagista. Siendo sinceros la empresa lagista no está haciendo una mala jugada, la derecha que bien sabe de la defensa del capital de los dueños de Chile, no se siente incómoda con la posibilidad de volver a gobernar con Lagos a la cabeza. Si habíamos visto ya a una autodenominada izquierda yendo hacia el centro, hoy vemos, con mayor claridad, como ese centro tiende a la derecha.

Esta soberbia política de los que podríamos llamar operadores cara duras, podríamos leerla como una provocación. Un pueblo como el nuestro obediente a las normas y fiel a las instituciones, no interviene de forma decidida en este abuso irresponsable que realizan los políticos. No creo que el pueblo quiera atentar contra sí mismo defendiendo este sistema político, simplemente el ciudadano está desactivado esto por múltiples razones, entre las que destacan con fuerza, la falta de una educación cívica-crítica y la estrategia represiva. Ambas cuestiones son características de la posdictadura de los últimos años. Los políticos del duopolio todavía se sienten tranquilos, de otra manera ni Piñera ni Lagos se atreverían a candidatearse. ¿Qué pasaría si no los votamos? Este domingo hay elecciones municipales y varios candidatos que compiten lo hacen como opciones alternativas a la mala y corrupta política. ¿Y si nuestro rechazo se manifiesta en votar por estos candidatos que no están comprometidos con las dos fuerzas políticas tradicionales herederas del pinochetismo?

Tuve un sueño ví que los chilenos querían votar en estas elecciones y que votaban castigando a los partidos políticos tradicionales eligiendo a los candidatos alternativos más cercanos a los movimientos sociales. El sueño escondía un símbolo, había un rechazo a la institucionalidad que se manifestaba sin temores. El sueño no terminaba ahí, veía que Lorenza Cayuhan, la mujer mapuche que fue vulnerada en su dignidad incluso en el momento en que paría y que hasta ahora ninguno de los “defensores” de la vida a defendido, decidía en libertad tener su hijo sin pasar por situaciones de maltrato. En el mismo sueño veía a los uniformados preocupados por brindar atención a esta mujer, lo cual era posible debido a que estos funcionarios habían recibido una educación democrática y no militarizada. Ví muchas cosas lindas en el sueño, pero sé que sólo son posibles cuando tengamos otra democracia y no ésta que nos imponen desde el mercado y desde fascismo. Quería despertarme y votar a favor de la transformación política, pero aún no sé si podré votar donde supuse que votaría y no creo que tenga sentido votar donde ni sé que candidatos compiten. Si bien se improvisa a ratos con la forma de gobierno, no pretendo improvisar con el voto, parece que una vez más no votaré, pero esta vez no es una decisión voluntaria.

Alex Ibarra Peña
Colectivo de Pensamiento Crítico palabra encapuchada

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