Mientras en Nueva York, en el Foro Económico Mundial, se juntaron tres mil representantes de las multinacionales, bancos y gobiernos, (los verdaderos dueños del mundo), en la ciudad brasileña de Porto Alegre se celebró el Segundo Foro Social Mundial con más de cincuenta mil personas, de 130 países, representando a 4.909 organizaciones de la sociedad civil.
Mientras en Nueva York se hablaba en el lenguaje del dinero, en Porto Alegre se hablaba en múltiples idiomas de pluralidad, solidaridad y esperanza.
En Porto Alegre se juntaron los que no aceptan como inevitable una globalización que sólo favorece a las grandes transnacionales y perjudica a la mayoría de los habitantes del planeta.
Pero no sólo se denunciaron esos hechos, con cifras tan dramáticas como que la mitad de los habitantes del planeta sobrevive con menos de dos dólares diarios, sino que los debates, en los cerca de novecientos talleres, se centraron en buscar alternativas para proponer cambios. El objetivo es que la globalización no sea sólo del gran capital, sino que beneficie a todos los habitantes del planeta, que la mundialización sea ciudadana, solidaria y justa.
Entre las proposiciones más importantes figura la Tasa Tobin, (un impuesto a las transacciones especulativas, principal bandera del movimiento ATTAC). También se exigió (y el juez Baltasar Garzón insistió fuertemente en ello) el término de los paraísos fiscales del que usufructúan la gran delincuencia, el crimen organizado, el narcotráfico y las multinacionales. Un Tribunal Internacional, presidido por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, declaró injusta e impagable la deuda externa de los países más pobres.
PARTICIPACION CIUDADANA
Pero la mayor cantidad de proposiciones tuvo relación con la participación ciudadana. Se estudió en detalle la experiencia de la propia ciudad de Porto Alegre, en que la población participa activamente en las decisiones fundamentales de su comuna, incluyendo el presupuesto.
Quizás lo más importante del Foro de Porto Alegre fue la masiva concurrencia de hombres y mujeres de todas las edades, nacionalidades, religiones, ideas políticas, que no sólo resisten a las injusticias del actual sistema, sino que están convencidos que se puede cambiar el rumbo de la globalización.
Verdadera emoción se siente el ver a tantas personas reunidas, debatiendo con pasión y sin cortapisas, a nombre personal o de sus asociaciones, en un Foro que en que los participantes lo hicieron o a título personal o representando a diversas asociaciones, sindicatos, federaciones, ONGs, (con excepción de partidos políticos los que no son acreditados como tales en el Foro). La sociedad civil, como lo ejemplifican las movilizaciones en Argentina, se ha puesto en marcha.
La prensa internacional cubrió ampliamente este gran evento, con excepción de los grandes medios de comunicación de Chile, los que, en su gran mayoría, cometieron una falta ética ante la población, a la que privó, de manera consciente, de una información (…)
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