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Nanotecnologías, una industria a escala atómica

El vértigo de lo infinitamente pequeño

El prefijo “nano” está de moda, sin que se sepa exactamente qué delimita. ¿Designa a toda investigación y manipulación en la escala del nanómetro (mil millonésima parte de un metro)? ¿Es una operación de marketing para rebautizar, bajo la misteriosa insignia de las “fronteras de lo infinitamente pequeño”, la fisicoquímica de los materiales? Increíbles perspectivas y riesgos para la humanidad.

También puede que se trate de un proyecto que reúne tecnociencias de la materia, de la vida y de la información… Lo cierto es que los nanomateriales están aquí, entre nosotros, y ya se los comercializa bajo la forma de nanotubos de carbono, de nanoláseres en las lectoras de DVD, de nanochips para el diagnóstico biológico... Se empieza a pensar en “fábricas moleculares” con convoyes, brazos articulados, cintas transportadoras de un tamaño cien mil veces más pequeño que el diámetro de un cabello. Observar la materia y trabajarla a escala atómica constituye un horizonte fascinante de innovaciones prometedoras. El sueño es claramente “rehacer lo que la vida ha hecho, pero a nuestra manera”, según los términos del premio Nobel de Química Jean-Marie Lehn. Algunos llegan a anunciar la idea de que la técnica debe tomar la posta de la evolución darwiniana para hacerse cargo del destino de la humanidad... Pero el entusiasmo se tiñe de angustia cuando algunos científicos visionarios como Eric Drexler acaban temiendo lo peor: la pérdida del control de los humanos sobre nanorrobots capaces de reproducirse y ocupar el espacio.

¿Por qué semejante frenesí? Es que la idea de manipular los átomos, los elementos constitutivos de la materia, se ha vuelto realidad. El microscopio con efecto túnel, puesto a punto en 1982, permitió ese “zoom en el universo del átomo” y la “ingeniería liliputiense” que desplaza los átomos a voluntad. Las perspectivas de una “manufactura molecular” bosquejadas por Eric Drexler en Engines of creation (Máquinas de creación) están abiertas. Se empiezan a fabricar (…)

Artículo completo: 388 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de mayo 2006
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Dorothée Benoit-Browaeys

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