Las autopistas de la información bullen de sendas transversales, alternativas –a menudo para mejor–, facilmente accesibles para todos aquellos que deseen salir de los caminos trillados de lo “políticamente correcto” y del etnocentrismo. La difusión mediática del 11 de septiembre de 2001, por ejemplo, tuvo que arreglárselas con un recién llegado inesperado: internet. La Red: ¿nuevo medio, o “contra-medio”? La pregunta surge cuando vemos cuánto favoreció a la circulación de información distinta, mientras los grandes medios dictaminaban la versión unívoca, con las eternas imágenes de pesadilla, su vulgata institucional divulgadas por cohortes de pontificadores expertos.
Las “contra-informaciones digitales” que saturan en adelante la Red, constituyen la materialización de una Internacional de nuevo tipo, reuniendo a internautas que anhelan enterarse acerca de aquello que quieren constatar o sienten respecto a los atentados que golpearon a Washington y Nueva York en 2001. El modo de circulación viral propio de internet hace que la vieja fórmula del boca a boca haya encontrado aquí enseguida una caja de resonancia inédita. Los correos electrónicos hacen que los ficheros digitales den una vuelta completa, y lleguen a decenas y hasta a cientos de contactos con un simple clic.
Texto completo en la edición impresa del mes de octubre 2006
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