Proclamar que “la Tercera Guerra Mundial” ya comenzó, es una cosa; identificar al “nuevo Hitler”, es otra. Desde el 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush designó sucesivamente como adversario a Al-Qaeda; al “Eje del Mal”; a la proliferación de armas de destrucción masiva; al fascismo islámico y a veces a una mezcla de todos esos ingredientes. Actualmente, el papel central del “malo” le fue asignado a Irán, y está encarnado en el presidente Mahmud Ahmadinejad y sus provocadoras declaraciones.
“Nuestro problema con el gobierno iraní no concierne únicamente a Irán, sino a lo que ese país hace en el gran Medio Oriente”, explica Nicholas Burns, subsecretario de Estado de Estados Unidos. “Esa región –añade– ocupa la mayor parte del tiempo de nuestra administración y del Congreso (...) y debemos inscribir a Irán en el contexto de lo que nosotros hacemos en Medio Oriente y en el mundo. Creemos que Irán es un desafío para nuestra generación. No es un desafío episódico o pasajero, ese país estará en el centro de nuestra política exterior en 2010, en 2012, y probablemente en 2020.”
Texto completo en la edición impresa del mes de noviembre 2007
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