El 30 de septiembre pasado, al elegir una Asamblea Constituyente en la que Rafael Correa dispondrá de una amplia mayoría, los ecuatorianos habilitaron a su Presidente para cambiar las reglas del juego político-económico. De inmediato, la derecha se puso en pie de guerra para enfrentar el proyecto oficial: economía regulada, redistribución social, democracia participativa, integración regional, “socialismo del siglo XXI”… Pero los vientos de cambio soplan en toda la región.
“Ahora es cuando comienza el reto del cambio. Todas las condiciones están a favor, seremos los únicos culpables si esta vez fallamos”, dice Rocío Peralbo, periodista y reconocida militante por los derechos humanos.
Es que en la historia de Ecuador no se conocía un triunfo electoral tan arrollador como el obtenido por el movimiento Alianza País, el último 30 de septiembre. El 70% de los votantes depositó su confianza en los candidatos afines al presidente Rafael Correa Delgado. Con 80 representantes sobre 130, serán la mayoría absoluta en la Asamblea Constituyente (AC), con lo cual el jefe de Estado podrá “refundar la República”, y poner en marcha un modelo de desarrollo en ruptura con el neoliberalismo.
Una apuesta a la Constituyente
Alianza País comenzó apenas a fines de 2005. “No se trata de una agrupación de iluminados, sino de un movimiento que se fue nutriendo de las luchas y esfuerzos de muchos sectores sociales y políticos”, explica el ex ministro de Energía y Minas y futuro presidente de la Constituyente, Alberto Acosta. De ese movimiento surgió el candidato Correa –economista y catedrático–, ganador en las elecciones de noviembre de 2006. “Pasamos de ser especialistas en la protesta, a ejercitar la propuesta. Con la presidencia nos tocó empezar a construir”, prosigue Acosta...
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