Mientras miles de haitianos son explotados en República Dominicana, el Parlamento de Puerto Príncipe ratificó la designación de Michèle Pierre-Louis como primera ministra del presidente Préval, quien deberá afrontar numerosos desafíos, en primer lugar la miseria que hunde a las tres cuartas partes de los haitianos. Pero el nombramiento todavía debe recibir el aval del Senado, disgustado por la elección de una mujer.
René Préval, reelegido como presidente de Haití en 2006, se define a sí mismo como un presidente de transición. Es un hombre modesto. Sencillo y honesto. ¡Cualidades tan poco frecuentes en sus antecesores! Si en el Palacio Nacional uno es el último interlocutor de su jornada, Préval puede incluso tomar el volante y llevarlo a su casa. Sin chofer ni acompañante… en un país donde florecen los guardias privados, las oficinas de seguridad y la paranoia del atentado.
La eficacia de los 9.000 hombres de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) que están allí desde 2004 parece ser escasa, aun cuando han garantizado el desarrollo de las últimas elecciones y eliminado parcialmente la violencia. Al Presidente le gustaría que se involucraran en la ingeniería civil, pero ésa no es su misión. Préval también quisiera que los ricos fueran menos arrogantes y los pobres menos miserables. Sueña con un país normal. ¿Es eso un desafío para Haití?
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