En Roma, policías con ropa de fajina evacúan los campamentos de nómades e impiden a los niños que allí viven asistir a la escuela. En Milán, un “Comisario extraordinario para la urgencia romaní”, designado por el gobierno de Silvio Berlusconi, impuso una cédula de identificación para quienes desean entrar en su propio campamento. En Nápoles, las fuerzas del orden, lanzando cócteles molotov, tomaron por asalto otro campamento, del que las familias debieron escapar en medio del pánico. Y, por una noche, los ojos aterrorizados de los niños irrumpieron, por medio de la televisión, en los hogares de la gente decente...
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