Las expectativas que pudo generar la llegada del líder del FSLN Daniel Ortega a la presidencia después de 16 años de neoliberalismo se esfumaron ante sus pactos espurios con la derecha política y eclesiástica. Éstos podrían erosionarse a su vez por las acusaciones de fraude y el estallido de violencia que generó la aplastante victoria oficial en las elecciones municipales del 9 de noviembre. Movimientos sociales y partidos de izquierda de origen sandinista, excluidos de las elecciones, intentan construir un alternativa, pero sufren un acoso creciente.
Ortega asumió la titularidad del Ejecutivo con apenas un 37,9% de los votos, la cifra más baja en toda la historia electoral del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), a pesar de todas las concesiones que hizo a la derecha y a la jerarquía católica encabezada por el cardenal Miguel Obando. Su campaña, carente de un programa de transformación social, se centró en rogar que le dieran una nueva oportunidad para gobernar el país, ya en paz. Con 38 escaños parlamentarios tampoco logró alcanzar la mayoría en la Asamblea Nacional, donde se requieren 47 votos para aprobar leyes ordinarias.
Las primeras medidas anunciadas por su gobierno fueron recibidas con beneplácito por la población: gratuidad en la educación y salud pública, decisión de retomar la alfabetización con el programa cubano “Yo sí puedo”, programa “Hambre Cero” (entrega de un “bono” consistente en una vaca, un cerdo, diez gallinas, un gallo y semillas a unas 15 mil familias por año), programa “Usura Cero” (entrega de microcréditos a intereses bajos a pequeñas comerciantes)…
Texto completo en la edición impresa del mes de diciembre 2008
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl