En Israel, Tzipi Livni, actual Ministra de Relaciones Exteriores y líder del partido Kadima, ha pedido la dimisión de Ehud Olmert al que debe reemplazar en el cargo de Primer Ministro. Las negociaciones israelo-palestinas están en un impasse, y la promesa de crear un Estado palestino antes de fin de año no será cumplida, sobre todo considerando que la división entre Gaza y Ramallah favorece la intransigencia israelí.
A comienzos de julio los habitantes de Cisjordania y de Gaza conocieron la buena nueva con alivio: los resultados del examen de bachillerato de los alumnos de las dos entidades palestinas ocupadas serían publicados simultáneamente. Corría el rumor de que el Ministerio de Educación de Gaza se aprestaba a anticipar un día su publicación. Este rumor refleja la inquietud ante la lógica que se desprende, desde junio de 2007, de la duplicación del “poder”: un gobierno dirigido por Al Fatah en Ramallah y otro por Hamas en Gaza. “Vean, se tranquilizaron rápidamente las personas alejadas de los círculos de decisión, la ruptura no llegó a los ministerios responsables de los servicios fundamentales (educación, salud y seguridad social).” La locura de la duplicación tiene sus límites.
“Todos saben que la ruptura no le sirve más que a la ocupación israelí, que esos ‘dos gobiernos’ sólo tienen responsabilidades restringidas y que el que tiene realmente el poder es el ocupante israelí”, se oye en todas partes. A fines de agosto cuando, con patrocinio egipcio, se iba a abrir un nuevo ciclo de discusiones con vistas a la reconciliación entre Al Fatah y Hamas, los sindicatos afiliados a Al Fatah en Ramallah llamaron a la huelga a los empleados del sector público de la Franja de Gaza...
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