Rehenes de la extrema derecha

Más que los enemigos árabes externos, la verdadera “bestia negra” de la derecha y la ultraderecha israelíes es hoy el millón y medio de palestinos residentes en Israel. A ellos se les exige lealtad absoluta al Estado y a los símbolos patrios, que exaltan las tradiciones y “el alma” judías, y el cumplimiento del servicio militar, mientras se multiplican las presiones y las expresiones claramente racistas en boca de altos dirigentes nacionalistas, ya sean del Likud o de Israel Beiteinu. Más allá de sus diferencias políticas, todos estos sectores coinciden en defender la índole estrictamente judía del Estado y en considerar a los palestinos como su más peligroso enemigo interno.

Lealtad hacia el Estado: es su leitmotiv, pero nunca lo explicita. De manera que antes de irnos le preguntamos: “Imaginemos que usted se encuentra en la Alemania nazi. ¿Para quién sería su lealtad?” “Para el Estado”, replica sin pestañear. Esta respuesta, formulada en el Parlamento, en Jerusalén, nos deja atónitos. Tanto más porque nuestro interlocutor nos ha relatado cómo su padre abandonó el Reich después de la llegada de Hitler al poder. Que lo entienda quien pueda…

El abogado David Rotem, vicepresidente del Parlamento, alguien en quien se piensa para dirigir la nueva Comisión Legislativa, pasa por ser una persona cercana a Avigdor Lieberman, el líder del partido Israel Beiteinu, cuyos recientes discursos electorales Rotem machaca. “Ya sea judío, musulmán o cristiano, un ciudadano debe mostrarse leal con el Estado. Si no lo hace, no es un ciudadano.” Y al mismo tiempo ataca al rabino Meyer Hirsh, a quien considera culpable de haberse encontrado con el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, y a los diputados árabes que osaron manifestarse en contra de la masacre perpetrada en Gaza...