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Disturbios mortales en el extremo oeste chino

Los uigures, entre modernidad y represión

Este viaje a los confines más occidentales de China comienza… en la estación de subterráneo Château de Vincennes, cerca de París, en el fondo de un bar común y corriente. Con la mirada asustada y las manos temblorosas, un uigur, flanqueado por un policía francés vestido de civil y encargado de su protección, mira a la persona que acaba de llegar para entrevistarlo y que, sospecha, podría pertenecer a la policía política china, disfrazada de periodista. El hombre, perteneciente al Congreso Mundial Uigur que agrupa a los disidentes del extranjero, acaba de obtener el estatuto de refugiado político en Francia.

Su historia es muy común: protesta contra una injusticia en su lugar de trabajo en Xinjiang, arresto, cárcel, huida… y no sabremos mucho más. Su miedo, en este lugar apacible, hasta podría despertar una sonrisa. Pero es representativo de la presión moral y física a la que están sometidos los opositores musulmanes turcófonos en China.

Unos días después, en Urumqi, capital de la región autónoma uigura de Xinjiang, a unos 4.000 kilómetros de Beijing, nada deja entrever ninguna tensión en estos días de mayo de 2009. Ni siquiera en el barrio uigur. Aquí conviven uzbekos, kazakos, kirguises (minorías musulmanas) y familias hans (etnia mayoritaria en China y en Urumqi, pero minoritaria en la provincia) instaladas, algunas de ellas, desde hace varias generaciones. La pequeña mezquita del sector está abierta a los visitantes. En las ruidosas callecitas bordeadas de puestos, cerca del gran bazar recién pintado, los comerciantes venden los objetos más improbables (peines, colorantes, plantas medicinales, tarjetas telefónicas, pañuelos), pero también brochetas de pollo y cordero acompañadas de tazones de fideos. Los uigures, en efecto, no comen cerdo ni arroz, base de la alimentación de los hans, y esa no es la menor de las diferencias entre ambas etnias.

Artículo completo: 334 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de agosto 2009
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Martine Bulard

Directora Adjunta de Le Monde Diplomatique, París.

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