Después de su ingreso a la Unión Europea en mayo de 2004, Letonia descubrió con frenesí las alegrías del consumo… a crédito. Pero el derrumbe de su economía a principios de 2009 condujo al pequeño país báltico a solicitar un préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI), que le impuso sus acostumbradas recetas de ajuste. Los síntomas de la crisis son hoy dramáticos: reducción de sueldos, jubilaciones de hambre, agravamiento de la desocupación y hasta disminución del número de escuelas.
Cualquiera sea la ruta por la que uno llegue, el paisaje es siempre el mismo: jardines de obreros flanqueados por pequeñas barracas de madera de todos los colores se disputan el espacio con campos o baldíos. Después aparecen las primeras siluetas industriales: inmensos talleres, chimeneas, hornos o cubas se confunden con una multitud de vías férreas que parten en todos los sentidos.
Lo que de lejos parecía ser una abigarrada zona de fabril actividad se revela, al acercarse, como un gigantesco conjunto de estructuras abandonadas, oxidadas, parcialmente destruidas. Este paisaje industrial devastado, tan frecuente en los países de la ex Unión Soviética, es testimonio de lo que fue el nivel de actividad de la ciudad durante el período comunista...
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