El gobierno de Piñera juega con fuego, primero ignoró a los comuneros en huelga de hambre, luego los deslegitimó. El “sentido de urgencia” que suele proclamar para hacer frente a los problemas, esta vez estuvo ausente. Como si fuera poco, apostó a las medidas de distracción. Piñera no se la juega cuando no hay ganancia rápida y asegurada.
Ni toda la fanfarria que el gobierno puso en juego para conmemorar el bicentenario de Chile y que el presidente Sebastián Piñera celebró como si fuera su propio cumpleaños, pudo empujar bajo la alfombra la demanda de los 35 comuneros presos y en huelga de hambre por acceder a un debido proceso. El prolongado ayuno, primero ignorado y luego deslegitimado por las autoridades, obligó al gobierno a realizar una confusa maniobra que buscó descomprimir el conflicto -sin resultados- y otorgar a Piñera un puñado de medidas que “mostrar” ante la Asamblea General de la ONU.
Presionado por la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), el gobierno de Piñera y su ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, no abordaron a tiempo el problema y la rigidez con que hicieron frente a la crisis les fue cerrando los caminos...
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