En cualquier parte del mundo, el sector agrícola mantiene un vínculo muy débil con el derecho laboral: el carácter irregular y perecedero de la producción favoreció la inclusión de estatutos de excepción en la legislación de muchos Estados. En Francia se inventó en los años 60 la noción de “trabajo estacional” con el fin de obtener brazos de Marruecos, Túnez y Polonia para hacer funcionar las “fábricas de manzanas” de Provenza o para vendimiar las viñas del Languedoc. Temporarios por definición, los contratos de la Oficina de Migraciones Internacionales de Francia (OMI) o de la Agencia Nacional para la Acogida de Extranjeros y para las Migraciones (ANAEM) –que la remplazó en 2005– sólo dan derecho a un título jurídico amputado y a un estatuto cívico sometido a una fecha de expiración; la protección social se limita al título de estadía y a la duración del trabajo...
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