En el debate que está radicado en el Congreso la ciudadanía tiene algo que decir, para que la TV chilena sea más diversa, plural y de mejor calidad. No basta con ser parte de una audiencia pasiva, es la oportunidad de ponerle “pautas” a quienes dirigen esta industria. Y en eso, el Estado tiene una gran responsabilidad.
En memoria de Pamela Cantuarias Larrondo.
Escena 1: 27/2; 03.34 AM; 8,8º Richter. Colapso total de las comunicaciones, corte de energía eléctrica, suspensión de las transmisiones telefónicas, televisivas y radiales, caída de los principales servidores, ausencia de protocolos mínimos para enfrentar la emergencia de una catástrofe desde los medios. Según el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), en la oportunidad la radio fue altamente valorada y la TV recibió críticas, provenientes de instituciones vinculadas al periodismo y la ética, de comentaristas y también por parte de las audiencias. Otro dato duro que arroja el estudio de CNTV, es que el consumo televisivo subió casi un tercio como promedio en las horas y días siguientes al desastre. Es decir, en situaciones de catástrofe se agudiza la conflictiva relación entre audiencias y televisión: “No me gustas pero te veo”...
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