Pablo es conductor de camión y traslada cargamentos dentro y fuera de Chile. Las largas horas manejando, los trámites en la frontera, más la espera para la carga, hacen que no vea a su familia desde hace semanas.
Estaciona el camión al lado de la carretera y vigila la carga día y noche, porque hay una falta de lugares de descanso decentes. Duerme en la cabina. No tiene acceso a agua potable. No tiene acceso a preservativos. Nunca se hizo la prueba de sangre de VIH, y tampoco sabe dónde obtener información sobre cómo protegerse de infecciones de transmisión sexual (ITS)...
Pablo es un nombre ficticio, pero su historia no lo es. Es una amalgama de historias que la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) en Chile ha compilado en reuniones con camioneros sobre el impacto del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) -que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (Sida)- en el sector del transporte en Chile...
Texto completo en la edición impresa del mes de mayo 2011
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